Toda la ilusión que tenía yo de que me coincidiesen mis vacaciones con mi regreso a las gradas de un campo de fútbol, tiradas por la borda, debido, por un lado, a las caprichosas medidas Covid que, como suele ser costumbre en este estúpido país, golpean más al mundo del fútbol que al de otros sectores (en España, que en el resto de Europa parece que lo tienen muchísimo más claro el tema), y, por otro, al encima más reducido aún aforo normal de Balaídos debido a las interminables obras con las que el señor Caballero castiga sin piedad al Club vigués aunque sea en plena temporada, consiguieron que evitaran mi ansiado regreso a una grada de fútbol, por más que lo intenté por activa y por pasiva. Eso sí, a un cine pude ir. Pude beber, pude papear y, obviamente, sin la mascarilla puesta. Un cine, reitero. Un sitio cerrado a cal y canto. En el fútbol no. Los afortunados que puedan ir, tienen que entrar a una hora determinada, no te puedes levantar, el bozal puesto a cal y canto, no puedes animar, no puedes fumar, no puedes comer, no puedes beber, y casi ni respirar. ¡Qué tiempos más excelsos nos está tocando vivir, madre mía!
Ya saben que Vigo es una sitio que me encandila, me parece salvajemente maravillosa. Dicho esto, no habrá momento en su vida (y miren que yo llevo viniendo unos cuantos años ya, pero muchos) en el que la visiten, y dicha ciudad ande patas arriba metida en interminables obras de aquí para allá. Que si el parking de Urzáiz, que si las escaleritas mecánicas de Gran Vía, que si remodelar por completo la Puerta del Sol, que si quiere también hacer lo mismo con la Plaza Elíptica … Es algo tan inaudito como difícil de entender, al menos para que esto les escribe. ¿Buscará tesoros ocultos el ínclito Caballero?
El problema principal que tiene el Celta es que juega en campo municipal, y ay, amigo, si resulta que el presidente de turno no resulta de la cuerda del alcalde, o viceversa, que tanto montan, montan tanto, el que paga finalmente el plato es el de siempre, el puñetero aficionado de a pie. Nada nuevo en este país. Desde luego, y hoy en día, al menos, es fundamental tener cada uno su propia casita en propiedad, y explotarla a su uso y antojo. Lo demás es aguantar cacicadas de unos y caprichos del otro.
Soltado el primer rollamen inicial que no sé si viene tampoco mucho al cuento o no, vayamos al partido. El campeón se presentaba en Vigo con una pintoresca equipación, similar la pretemporada que realizaron los del Cholo, a mitad con la muchachada del Madrileño, mientras que los vigueses venían con unos antecedentes de otra pretemporada bastante más cabal y coherente. Menos mal que el Atleti que empezó la liga fue la prolongación casi exacta del Atleti que terminó Campeón. Frente a un cuadro local duro, entusiasta e intenso y que intentó no perder la cara al encuentro en ningún momento (vamos, como debe de ser, que los Atléticos somos muy de caza de brujas y ya he empezado a oír eso de “a ver si con otros juega el Celta así”, se ve que no tenemos bastante con lo nuestro, y vamos a empezar también analizar a nuestros rivales para indicarles cómo deben y no deben de jugar contra nosotros, ayy, señor, señor), se encontró con otro que no solamente es otro rival con todas las armas ya mencionadas celestes, sino que resulta ser una versión mucho más mejorada, eficaz y perfeccionada en todos sus automatismos tanto ofensivos como defensivos, resultando, por momentos, hasta en algo insultante sobre el terreno de juego dicha superioridad. Si. Les estoy hablando del Atleti. Como debe de ser.
Así que, tras un intercambio inicial de golpes en los primeros 10 minutos de juego, el Atleti tomó el mando, y se hizo amo y señor del juego, hasta el punto de que a los 19 minutos de juego, una excelente internada del gran Lemar, que cintó contrarios en plan slalom como si de un esquiador noruego se tratase, dejó finalmente el balón muerto sobre el borde del área para la llegada desde atrás de Angelito Correa, y el argentino, con ese estilo potrero tan característico que tiene, fusiló de fenomenal remate sin que nada pudiese hacer el bueno de un tal Dituro. Un remate tan duro, seco y letal, que hasta el mismísimo Torpedo Müller hubiese firmado sin pestañear (descanse en paz este aterrador delantero). Dicen por ahí que se ha ido el diez de la liga. Yo digo que no, que, encima, sigue siendo también argentino, y le tenemos nosotros. Llámenme loco, sí. Total, una vez más …
El resto del primer tiempo, dominado a nuestro antojo sin pasar apenas apuros, salvo una cabalgada de Aspas que terminó con un remate inocente a las manos del bueno de Jan.
El comienzo del segundo, prolongación del primero. El Atleti en plan mandón y con una personalidad insultante sobre el terreno de juego, y el Celta que lo intentaba todo, pero que no lograba superarnos casi en ningún instante. Parecía que el partido estaba sumamente controlado y atado, pero hete aquí que Munuera decidió hacer de las suyas y convirtió una falta por juego peligroso de Aspas dentro del área nuestra en un grotesco penalti en contra colchonera por mano claramente involuntaria de nuestro Lechuguito Llorente. Y claro, Aspas aprovechó la ocasión y empató el encuentro, a los 10 minutos de este segundo periodo.
Pero ser Campeón te da un empaque y una seguridad en ti mismo que suele resultar determinante. Qué es este empate tras las remontadas pasadas frente a Osasuna, Valladolid, etc. cuando nos andábamos jugando la vida y se nos salía el corazón por la garganta a borbotones. Nada de nada, hombre. El Atleti tiró de manual en una contra, en la que Saúl se disfrazó de Chus Landáburu y lanzo un pase de esos cruzados, rasos y precisos de escuadra y cartabón sobre el desmarque de Torpedito Müller Correa, y nuestro diez remató cruzado y ajustado, como mandan los cánones, ante la salida del tal Dituro ese. Golazo inapelable y el Atleti golpea con más fuerza si cabe.
Después vinieron los cambios (entiendo que pactados por nuestro lado), que descontrolaron por momentos a nuestro equipo, y también Coudet movió ficha por parte de la Celeste, y los locales, con más fe que cabeza, empezaron a intentar embotellarnos en nuestra área. Hablando de cambios, empiezo con mi cruzada particular sobra la dichosa sustitución “obligada” de Lemar. Por favor, Don Diego Pablo, ¿Ya volvemos este año a las andadas? Déjemele un solo partido completo, hombre. Aunque solo uno sea.
Y así fue transcurriendo ya la tarde, hasta que en el descuento, Carrasco tuvo la sentencia tras una muy meritoria galopada en solitario, pero respondió bien el guardameta local, reivindicando, al menos, que sí que parece un portero de fútbol de verdad. Después vino el gran error del Celta, al provocar el retrasado de Mallo una espectacular tangana cuando era precisamente lo que menos necesitaba su equipo (este tipo, ojito, es el Capitán de dicho Club, reitero, Capitán, ojo avizor al dato, un pibe que es capaz de organizar ese pollo en el descuento cuando su equipo palma por la mínima, la ración de cerebro el día de su nacimiento andaba más cara que el kilo de percebes en Nochevieja, vamos) y acabó con la expulsión del vigués junto con la de Hermoso, al cual, por cierto, también se le fue la pinza cantidad. El único que se rió de todos ellos en el suelo, fue el bueno de Luisito Suárez. Su plan funcionó a la perfección. Tal y como lo hizo su equipo, que no sigue siendo otro que, efectivamente, el Campeón. Que ya anda de vuelta por esos campos de Dios …
EL CRACK DEL PARTIDO:
Muy buen Saúl (¿Ves como si que cuentan contigo, machote?), bien también Lemar, maravilloso Correita, que ha empezado igual que acabó, repartiendo felicidad a diestro y siniestro, pero el premio final se lo lleva Kondogbia, que estuvo descomunal tanto en la recuperación del balón como en la distribución final del mismo. Ha empezado como un auténtico ciclón el costamarfileño. En plan amo y señor.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
No diría decepción, ojo, pero sí que vi un poquito atolondrado a De Paul en su debut liguero. Bien es cierto que jugó muy poco y acaba de aterrizar, así que hay que darle tiempo. Y el Cholo se lo dará, y si no que se lo cuenten a Lemar, a ver qué opina del asunto.
ÁRBITRO: Munuera.
Sin lugar a dudas, el mejor jugador local a la hora, especialmente, de mantener esa durísima presión sobre nuestros jugadores que hacía el equipo vigués. Fue director de orquesta, vamos. Permitió todo lo que le dio en gana y más, nos frío a amarillas, por momentos, insultantes, marcó sus diferentes claros baremos de medición según fueses celeste o colchonera (si es que a la equipación de ayer se la puede decir colchonera. Claro) y se sacó de la manga un penalti que hasta el bueno de Aspas dijo no saber por qué lo había pitado. Excelente refuerzo el tal Munuera este para las huestes de nuestros rivales. Ya lo demostró en temporadas pasadas, pero, téngalo muy presente en esta para futuras confrontaciones, porque el pájaro anda en un momento de forma descomunal. En resumidas cuentas, un malparido como otro cualquiera.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (+ 3 GRADOS).
Ante la insoportable tensión recibida durante la temporada pasada por parte de determinados energúmenos que me acechaban sin parar a mi a mi familia, y tras extraordinaria reunión de tan magnánimo y Excelentísimo Comité Termometril, hemos considerado tener a bien ser más benévolos en la ejecución del mismo durante la presente temporada, y puesto que, al fin y al cabo el año anterior se fue Campeón, es decir, se consiguió la perfección divina, vamos a mantener otro criterio de puntuación en el presente año, así que, y como quiero tener el veranito tranquilito, empezamos dando nada más y nada menos que 3 gradazos para empezar así, sin pan ni ná. Gracias, muchachada, muchas gracias. El populacho quiere grados, pues grados ahí tiene. Y no se hable más.
Y el domingo que viene, el Elche de Escrivá. Ojito a los mal llamados “pequeños” en los principios de temporada, que no tienen nada que perder, y andan sin presión alguna y con ganas de demostrar al mundo lo buenos que son. Ni confianzas, ni leches, máxime, encima, que es en otro partido que no voy a poder ver in situ debido a la continuación de mis más que merecidas vacaciones. Da igual. Les sigo vigilando. “Eso que dice la gente, que somos borrachos, vagos, delincuentes” …
5 comentarios:
El robo de Hermoso en el primer gol, el saber estar ante un rival duro y difícil (esto es fútbol, el problema fue el árbitro) demuestra que seguimos donde debemos estar. De verdad que lamento que no pudieras estar en el campo. Disfruta de Vigo socio
Coño, se ha pasado usted con el termómetro esta vez 😉
Grande Atleti!! a pesar de "saca ojos" Aspas
������������ lo del cerebro de Hugo Mallo, insuperable
Muy buenas, Maestro y comentaristas.
Buen partido en líneas generales. Casi sin pretemporada, el Atlético ganó con relativa facilidad, que pudo ser mayor de no jugar, por momentos, con cierta suficiencia. La importancia de la victoria es mayor si se tiene en cuenta que la mitad del equipo está prácticamente en pretemporada (ver a Koke y Giménez, por ejemplo, no llegar a balones fáciles resultaba conmovedor). Aun sin gasolina, el esfuerzo y disciplina del Equipo son de alabar.
Muy bien Saúl, Correa, Carrasco y Savić. Enorme Kondogbia, motor y sustento del centro del campo.
Arbitraje sibilino el del demente Munuera. Permitió al Celta dar patadas a mansalva. Pitó el par de “no faltas” que siempre nos pitan en la lateral del área. Señala penalti cuando era juego peligroso de Aspas (independientemente de que sea sancionable o no, que lo de las manos va a volver a ser surrealista). En fin, un despropósito con un propósito muy claro: machacar al Atlético.
Muchas gracias por la crónica, don Tomi.
ELCHE.
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