Que se acabó rompiendo. La verdad es que este infame horario de las 14 h. de un sábado es de lo más cruel que te puedas echar a la cara. No termina uno de desayunar bien, ni de comer, ni de merendar, ni de cenar, sobre todo si ha perdido tu equipo. Nada de nada. Por más que quieras conseguirlo, no hay forma. Uno se tiene que conformar con lo que vaya picoteando con lo que vaya cayendo con los aperitivos de los cañotes de aquí para allá, y poco más.
Después del encuentro, uno intenta seguir con los Hermanos de marcha, pero ya no es lo mismo. Te aparece otra vez ese dichoso cansancio que te hace pensar en volverte a tu casa (lo cual, tampoco es una solución extraordinaria, ni mucho menos). Porque uno lo hace, intenta poner la tele y ver cualquier otro partido, y enseguida lo quitas como si de un nervioso resorte automático tuvieses en tu mano moviendo de canal el mando impunemente. ¿lo intentamos con una serie? Por más que me ande entusiasmando “Vivir sin permiso”, que es con la que estoy a tope últimamente, te cuesta un enorme esfuerzo el concentrarte en la misma. Ni que decir tiene de una película. Tampoco la música me termina de llenar, con lo que empiezo a empezar a desear que sea una hora medio decente para acostarme, y a ver qué tal mañana … “Las 10,16 h… Maldita sea. ¿A dónde diablos voy ahora?” A lo que, languideciendo con el mando en la mano y tirado en el sofá, y entre tuit va y viene, termino de finiquitar este maldito sábado del orto.
El domingo no es mucho mejor, no se me vayan a pensar. Aún se levanta uno más seriote, más enfadado, con más pocas ganas de hacer nada (de escribir una maldita crónica del orto ni les cuento, si no fuese por unos que yo me sé …). Pero somos Atléticos y tenemos la obligación de ejercer como tal. Y debemos de empezar a buscar argumentos más o menos sólidos para ir recargando pilas para la semana que nos espera.
Y empezamos a soñar. Vamos a ver, qué tenemos el mejor portero del mundo, y es así. Y que el año pasado estuvimos 3-4 meses sin Trippier, y lo sacamos adelante, que es como más o menos estamos ahora. No queremos pensar en que Savic vuelva a retomar a ser el Señor de la Uña, sino que volverá a ejercer de ese central potente, imperial y poderoso que todos sabemos que tenemos. De Felipe conocemos que todos los años le cuesta ir pillando la forma, no deberíamos de preocuparnos tanto. Hermoso, más o menos, anda en su línea, confianza ciega en él.
¿Llorente? Estoy preocupado con Llorente, cierto es. Empiezo a vislumbrar un nuevo caso “Saúl” en él. Lo siento, Don Diego Pablo, pero no me convence en absoluto la barra libre continua que hay con él ocupando puestos diferentes en el campo a diestro y siniestro. No le veo centrado. Pero su potencial es extraordinario. A ver si vamos acabando ya con tanto experimento. Kondogbia, sin embargo, empieza a ser la confirmación de que, ahora mismo, es nuestro mejor centrocampista, junto con mi añorado Koke, que, probablemente, es la clave de todos los males actuales de este equipo (estamos tan hechos a él, a que nos marque el ritmo, a sus ayudas continuas en todo el campo, a su velocidad mental con la que nos maneja, a su omnipresencia en todas partes, que sin él, hoy por hoy, no somos nada, la cruda realidad así lo confirma). Creemos que De Paul tiene que ir poquito a poquito ir destapando el tarro de sus esencias, y no fallar pases tan triviales como los que erró ayer. Carrasco parece que se empieza a cansar de intentarlo, pero lo del belga es una cuestión del coco, y en eso sabemos que el Cholo es el Maestro de Maestros, se recuperará.
Pensamos que el dorsal número 8 ya no puede ir a peor, con lo que, probablemente, empiece a ser el comienzo de la presencia real que esperamos de él porque ojo, que lo hemos visto, que lo hemos disfrutado, que no ha sido un sueño de una noche de verano. Y, desde luego, no cuenten conmigo para que sea el muñeco de pin-pan-pun en el que voy a cargar ahora toda mi ira culpándole de todos los males del equipo. Odio los linchamientos personales, me resulta nauseabundo el culpar a un individuo de forma tan personalizada y cruel como andan haciendo ahora mi gente. Entiendo la frustración, el cabreo, el mal rollo, el que nos ha jodido todo el puto finde la derrota de ayer. Pero de eso a cargar con él toda mi ira de forma tan indiscriminada como caprichosa, no. No cuenten conmigo. Yo tampoco quería que viniera, pero como sigan así, van a conseguir hasta que vuelva a nombrarle en cualquier triste crónica de las que me queden por hacer. Determinados grupos de Atléticos somos de una generación que, como veamos a uno con la rojiblanca puesta despedazado sin piedad por la masa social colchonera, nos rebelamos sin piedad. Por mucho que se lo merezca. Y paso de centrarme más en este objetivo.
Por último, tenemos la fe ciega de que Suárez está para lo que está, y si no se generan ocasiones de gol, no podemos esperar ya gran cosa de él (que no es poca por otro lado, ojito). Ahora queremos que Correa lo juegue todo, claro. Ahora. Si tiro de hemeroteca de comentarios leídos vs. escuchados de mucha de la afición rojiblanca, hace apenas unos meses, antes debería de haber estado enterrado vivo. Pero claro, ahora … Pues ahora, señores, es nuestro mejor activo en el campo, no tengo ni la más mínima duda al respecto (junto con el mencionado Koke y Oblak), pero no puede jugarlo todo. Tenemos un calendario infernal, para colmo él es internacional argentino, se tiene que cruzar el charco cada “x” tiempo por ese calendario demencial impuesto por la FIFA, jugó Copa América, y, aunque no lo crean, andamos solo en la jornada 7 de liga, a 3 puntos del primero, y con toda la Champions y la Copa por disputar. Así que, mi cuchilla de cortarme las venas, aunque ande siempre afilada, sigue en el cajón más escondido y recóndito de mi habitación. Y la pienso dejar olvidada todo lo que mi corto entender me de por desarrollar.
Tenemos un montón de cosas que mejorar. Fíjense lo que es la vida, una de las que ha sido de siempre nuestras mejores armas, se ha convertido en nuestra peor pesadilla: el balón parado. El puto balón parado. Ese que hace que nos saquen un córner a los 3 minutos del partido de ayer, y La Guardia cabecee prácticamente a bocajarro cuando aún apenas me había acomodado en mi silla del Despacho. Y es que, ahora mismo, ni salimos tensos, ni concentrados, ni vivos, ni activos, ni con el cuchillo en los dientes. Y, por mucho Campeón que seamos, sin esto, que suele ser nuestro dogma de fe habitual, lo abandonamos, nos convertimos en un simple equipo más. Timorato, simplón, aburrido y que deja de ser eléctrico para ir con las pilas puestas de los chinos.
¿Dónde quedó aquél Atlético Aviación, tan temido en los tiempos de Godín, el propio Giménez, Gabi, Raúl García y compañía? Pues si alguien lo encuentra, razón aquí: en el Metropolitano. Porque esto ha llegado a ser tan sumamente infumable, que ya ni conseguimos rematar jugada alguna. Nos despejan todas, se anticipan a todas, llegamos tarde, estamos fondones, sin chispa, sin energía, sin movilidad y sin vitalidad. Y, este tipo de partidos que se nos pone cuesta arriba por lo que sea, se convierten en una absurda ceremonia de la mediocridad.
Debemos de volver a ser lo que fuimos. No podemos dar la imagen de impotencia y mediocridad ofrecida ayer, en la que solamente supimos llegar a 3 cuartas partes de nuestro ataque, y liarnos a quitarnos el balón de encima, sin saber muy bien a dónde ni cómo lo dirigimos, por qué lo hacemos y qué es realmente lo que intentamos conseguir. Ni una pared, ni una combinación en profundidad, ni una internada en banda, ni un desmarque … Así es imposible.
Por último, debemos de empezar a tener más imaginación para doblegar a nuestros rivales, porque ahora ellos ya no estudian a un simple Atlético de Madrid.Qué va. Ahora se empapan de ver cómo contrarrestar a todo un Campeón. Y ayer, sin ir más lejos, el Alavés dio una hermosa lección de cómo conseguirlo a base de orden, tesón, buen hacer en el campo, perfecta ocupación de todos nuestros espacios en acciones ofensivas, y cuidado, que aún nos pudo clavar un par de chicharos sin despeinarse.
En los tiempos que hoy corren, en el que este tipo de equipos, como se te pongan por delante, se dedican luego todas las segundas partes a marrullear, a perder tiempo, a cada jugador darle un síncope de sinvergonzonería cada vez que cae al suelo, y a dejar pasar el partido impunemente de forma grotescamente insultante y soez, es un placer sorprendente ver ayer como los alavesistas, a pesar de no tener ni una triste victoria en su casillero, con el agua al cuello, fueron un equipo noble, peleón, sin ninguna sola mala acción, sin protestas absurdas, sin dejarse caer antideportivamente, sin hacer el mamarracho como hace la mayoría de casi cualquier otro equipo en cualquier otro partido de la Liga Española. Por eso su triunfo es tan justo, tan logrado y tan aplaudible. Y yo les doy mi enhorabuena por ello. No hay más.
Así que es una derrota. Solo una derrota. Ya sé que la vida es muy puñetera. Cuando más nos creemos que somos los reyes del mambo, más cara de gilipollas se nos queda. Pero es que la puta vida es así. Y se veía venir, no me nieguen que no. Tanto iba el cántaro a la fuente que se terminó rompiendo … Pero solo eso: un simple cántaro. Así que, dejemos de levitar todos en nuestros aires de grandeza, afinemos nuestras gargantas, volvamos a confiar a muerte en la gente que nos ha llevado posible a la gloria, y no nos confundamos, somos el Atlético de Madrid. Para lo grande, y para lo más grande. Nuestra fuerza reside en nuestro tesón, en nuestro convencimiento, en nuestra fe ciega e infinita. Nuestros valores están tan fuertemente edificados que se basan, precisamente, en el que somos conscientes de todo lo que nos cuesta siempre conseguir algo. Nosotros no ganamos ni con árbitros, ni con el poder del escudo, ni con la fuerza de nuestra camiseta, valga lo que valga. Nosotros vencemos cuando demostramos realmente lo que somos, hinchas del Atlético de Madrid. Por favor, comportémonos como tal, que hay mucha gente allá en el tercer anfiteatro que se les fue la vida en ello por inculcarnos estos valores. Prohibido rendirse, pena de muerte por bajada de brazos. Puede haber un pequeño espacio de tiempo para el descorazonamiento, pero nunca para la depresión. Adelante, Atleti, ¡Aplasta con todo y contra todos! Y recuerden a Don Juan Carlos …“Nada ni nadie conseguirá que deje de ser Atlético”.
EL CRACK DEL PARTIDO:
Básicamente, el de siempre, Correa, pero vamos, sin inaugurar las fiestas del barrio tampoco. Y el Deportivo Alavés. Cuando un equipo te gana estando tan sumamente jodidos como estaban, y emplean la honradez y respeto con que lo hicieron, pues chico, que en esta vida ningún equipo gana todo (ni siquiera los que roban) así que, se les aplaude, y cabeza alta, que queda mucho tour todavía.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
No personalizo, todos. Absolutamente todo el resto del Universo Rojiblanco.
ÁRBITRO: Mateu.
Sin complicaciones.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO (- 1 GRADO).
¡En Negativo! Ya saben cómo funciona esto. El amo de este bloq se guía muchas veces por su desangelado corazón, pero este organismo es fiel redactor de la cruda realidad que hay, con lo que tiene la obligación moral de aportar sensatez y realidad ante tanto desatino expuesto por el imberbe escritor carabanchelero. Imperdonable caer en la casa del colista, sean ustedes serios, consecuentes, veraces e independientes. Y si no lo son, tranquilos, este Termómetro siempre les aportará fiabilidad, sabiduría, saber estar y racionalidad. Debemos de empezar a espabilar, señores, y más pronto que tarde.
Y el martes, la Champions, en Milán. Otra competición, gran rival, mucho en juego (más para la entidad que para nosotros mismos, aunque en el fondo todos vayamos en el mismo barco). De aquí al martes, como motos, ¿me entienden? Como si no hubiese un mañana … “Cantando y animando a su equipo hasta la muerte” …
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