Fue un domingo francamente emocionante. Todo empezó con la final de Balonmano. Uno, que recuerda cierto día de verano en el que se tragó un interminable encuentro frente a Alemania, después de no se cuántas prórrogas y tropecientos penaltis, y que vio como la decepción se apoderó totalmente de mí tras perder nuestro pase a semifinales, creo recordar, de las Olimpiadas, empezó dicha día precisamente viendo a dicha selección disputar la final de un campeonato del mundo.
Para colmo, aquél famoso día de verano justamente después ví el Atleti-Vila-Real de la final de Intertoto, y, como no podía ser de otra manera, y después de remontarle el 2-0 inicial y ver como con dicho resultado Jorge fallaba un penalti que nos hubiese dado el pase a Europa, rematé dicha noche de verano con otra tandita de penas máximas con la que un excepcional Reina se encargó de fulminarnos por completo.
Ayer tenía a los mismos protagonistas, pero esta vez era un rudo y frío día de invierno. Y lo que esperaba un partido de infarto por parte balomanística se convirtió en un auténtico paseo militar (supongo que el patrocinio del equipo algo tendrá que ver) frente a la todopoderosa Croacia. El triunfo de un equipo (un equipazo, el nuestro) pero, sobre todo, el logro de un entrenador, Juan Carlos Pastor, que consiguió, quizá con menos mimbres, lo que ningún otro había sabido inculcar: la mentalidad de campeones. ¡Enhorabuena, España!
De entrenador a entrenador. Hablamos de César Ferrando, que también ayer dio una auténtica y soberana lección a los que le han criticado con saña ym maldad (medios de incomunicación mesetarios, que diría mi hermano, que ni aún ayer tuvieron los santos cojones de reconocerle ningún mérito) y a los que lo hemos hecho igual con desconocimiento, como puede haber sido en alguna ocasión mi caso, eso si, siempre en acciones puntuales, jamás en plan genérico.
Porque ayer demostró que tenía al Barsa completamente empapado. Planteó el encuentro de forma magistral, taponó a su centro del campo y consiguió que, un equipazo con el potencial ofensivo que tienen los blaugranas, apenas crease alguna ocasión de gol en jugada. Si a esto añadimos que nada más empezar el encuentro, nuestra bala danesa ve la posición de Ibagaza, y éste, con la, para mi juicio, asistencia de este campeonato por excelencia, se saca un pase espuela sencillamente maravilloso sobre el Niño que, se va en velocidad de un tal Puyol, aguanta y controla el balón y bate, al fin, de tiro suave y colocado a Víctor Valdés (un porterazo como la copa de un pino), pues sirve para que todo te resulte más sencillo.
¡Al fin un encuentro por delante en el marcador! ¡Al fin Ibagaza (colosal encuentro el suyo, y lleva ya unos cuantos) está siendo el que era! ¡Al fin el Niño definió con tranquilidad y sin precipitación! (partidazo también el suyo).
Pero había que aguantar 90' más, y no iba a ser tarea sencilla. Sin embargo, basándose en un altísimo grado de concentración, en una perfecta colocación en el campo, y una defensa extraordinaria, se consiguió que el encuentro fuese en una auténtica demostración de quiero y no puedo del equipo blaugrana, hasta el punto de que, inclusive, las ocasiones más claras fueron nuestras, en las que Víctor Valdés resolvió con 2 paradones un remate cruzado del Niño y un duro disparo de Gronkjaer, ya en el segundo periodo.
Debimos de haber generado muchas más situaciones como estas, de hecho, aprovechando los espacios que dejaba el equipo culé. Pero este equipo lleva años con serios problemas en la construcción del juego, y ayer no iba a ser una excepción.
No obstante, si ayer tengo que destacar a alguien por encima del resto, fue al señor Perea. Ni "muros" ni pollas, señores. No creo que haya en el mundo un central como él. Que tenga su rapidez, su grado de concentración, su capacidad de cruce y anticipación. Marcar a Eto'o no es nada fácil. Él lo hizo sencillísimo. Si encima está acompañado de otro central de auténtica categoría mundial (¡jódete, Juve, ya vale 36 millones de euros, y un añito más colchonero!) que, además, por sus características, resulta perfectamente complementario con el colombiano (aguantó, Pablo, encima, todo el partido con una tarjeta sin hacer ni la más mínima falta y llevándose todo el juego aéreo) tenemos, probablemente, a la mejor pareja de centrales del mundo, pese a quién pese y joda a quién joda. Tienen colocación, saber estar, rapidez, anticipación, humildad, sacrificio, espíritu colectivo y derrochan juventud. ¿Qué más se puede pedir?
Hablando de todo un poco, ¿Jugadas polémicas? A barrullo, y en casi todas falló Mejuto, a saber:
- Se le reclama un penalti de Pablo a Eto'o. Es más bien el camerunés el que hace falta al rojiblanco. Aquí acertó.
- Falló lastimosamente en los penaltis que señaló. Ni fue el de Eto'o (claramente fuera del área) ni fue el de Víctor Valdés (toca balón aunque derribe al Niño).
- Se comió otros 2 que no pitó, uno de Sosa a Ronaldinho y otro de Belleti sobre Sosa.
- Masacró al Atleti a faltas muchas de ellas inexistentes (perdimos muy buenas ocasiones de contras por culpa de este motivo). Mención especial a una que le pitó a Antonio López al borde del área cuando despejó de forma clara y meridiana el balón.
¿La mejor noticia? Volvió el gran Atleti en su más puro estado. ¿Qué llevábamos 5 meses sin ganar fuera y solamente lo habíamos hecho una vez? ¿Qué el Barsa llevaba desde Diciembre del 2003 sin perder en el Camp Nou? ¿Qué resulta que va líder intratable? ¿Qué venía de meterle 4 al Sevilla en su casa? ¿Y el Atleti de empatar en el infierno de los Pajaritos? Efectivamente, se cumplían todos los condicionantes para que resultase un genuino producto made in Atleti. Ojito al partido con el Levante.
-- Un saludo.
Tomi. Frente Atlético. Sección Baramba.
SI EL ATLETI LO ES TODO, TODO ESTÁ JUSTIFICADO.