5,39 de la mañana. Suena el despertador. Hoy me cuesta menos levantarme que en anteriores días, porque presiento que algo grande va a pasar, que puede ser un gran día. Me desayuno con la resaca de la eliminación del Barsa. Una pena, porque me hacía ilusión verles en el Cuerna. Demasiada presión se metieron ellos solos, sin venir mucho a cuento. El Campeón no tiene por qué invocar a ningún espíritu, ni a la épica. El Campeón tiene que demostrar que es el Campeón, así de simple. Que manera de complicarse la vida más estúpida, oyes.
Voy camino al trabajo. Me asomo al kiosko, a echar un vistazo a las portadas. Que si gente en la Cibeles, que si aspersores … Los periolistos, en su mundo. Mejor que mejor. Nada nuevo sobre el horizonte. Todo la peña, en el fondo, queda perfectamente retratada.
En el trabajo, todo el mundo está contento. Los Atléticos, porque llevamos esperando 12 años un día así. Esa tensión en el estomaguillo. Ese desear que vayan pasando las horas para que se acerque el momento. Ese sentirse por un día el centro del Universo, y saber que los ojos de millones de personas van a estar pendientes de ti. Unos, por pasión. Otros, porque les gusta el fútbol. Una semifinal europea casi nadie se la pierde. Por su lado, los de la acera de enfrente, porque se han quitado un peso de encima como el mismísimo Bernabéu de grande. Era superior a sus fuerzas, no lo podían evitar. Se comenta ya el partido por todos los rincones de la oficina. Los del Madrid, en su línea “El Liverpool está chupado”, “vais a ganar de sobra”, “El Liverpool sin Torres no es nadie”. Yo contratacaba: “el año pasado os metieron cuatro”, “tienen 5 Copas de Europa”, “confío en el Atleti, pero no será nada fácil”.
Termina mi jornada de curro. Voy en el coche con mi compañero (vikinguillo él) Juanma, que me deja todos los días, curiosamente, en Pirámides, en el Calderón (él vive en Puerta de Toledo). En mi vida, como es fácilmente comprobable, todos mis caminos confluyen en un mismo punto. El imperial Calderón, el cual me emboba siempre como si fuese la primera vez en mi vida que viese un estadio de fútbol. Es un momento mágico, mi momento mágico de todos los días, no lo puedo evitar.
Pillo el 17. Observo a la gente. Hay ambiente festivo en mi barrio. Gente con camisetas del Atleti cruzan por uno y otro lado. Yo podía haber quedado con mis colegas para ver el fútbol. Pero, mi amor por mi madre directamente proporcional a mis 345 supersticiones me impiden el querer quedar con ellos. Con ella he visto a España hacer algo que yo siempre había soñado, y, desde entonces, no quiero perder esa magia que tengo en ese cuarto de estar con ella por nada del mundo. A veces, hasta me planteo si me merece la pena irme a ver las dos finales y perder mi embrujo secreto. Bah, ya pensaré en ello.
18,15 de la tarde. Llego ya a casa. Los peores momentos. El reloj va despacio, muy despacio. Los nervios ya afloran en mi cuerpo. Intento relajarme, me pongo un capítulo de Los Soprano. No hay forma humana de concentrarme. Me llama mi hermano Juan, el de Vigo. Que prefiere llamarme ahora, que luego después del partido es un follón hablar conmigo. Como me va conociendo. Comentamos. Que si la portada del Kun, que si es gilipollas, que de qué va. Mi hermano es un ingenuo. Le digo que no pique, que se olvide de manipulaciones. Que hoy es día para otra cosa, hombre.
Después, el gran dilema de jugarse un partido a las 21 h. ¿Ceno antes? No tengo hambre. ¿Ceno en el descanso? No me da tiempo. ¿Ceno después? ¿Después de qué? ¿Y si hay prórroga? Demasiado tarde. ¿Y si palma? Fijo que no ceno. ¿Y si gana? Fijo que tampoco. A la mierda. A las 20 h. a cenar. Qué bueno está el filete con patatas, mi madre. Y me lo quería perder.
20,50 h. Al fin llega el momento. Ya no puedo aguantar más. Enfocan Anfield. Como siempre, impresionante. Cantan el You’ll Never Walk Alone. Como siempre, lo cortan. El primer cabreo de la noche. De verdad, hay cosas que jamás entenderé. Inútiles. Comienza el partido.
Joder. Paradón de Gea. 11 segundos. Mi madre, 3 córners ya llevan. 3 minutos. El agobio es total. El balón nos dura menos que un tirito en la casa del Pocholo. ¿No hay nadie que ponga orden ahí? Kuyt casi marca. El Kun al fin aparece. Se escora demasiado. Dudó y no la picó. Como suele pasar en estos casos, al final todo queda en nada. Bueno. Al menos, nos vamos desperezando. Tirazo de Raúl García, paradón de Reina. Hay vida al otro lado del centro del campo de Anfield. Se aguanta el temporal. De Gea está seguro. No estuvo espectacular, vale. Pero estuvo seguro. Y prefiero tener esa sensación con un portero, aunque no me logre sacar alguna de las imprevisibles. Parece que nos vamos al descanso. Horror, nos marca Aquilani. Es bueno el jodido italiano este. Me recordó bastante a Tiago. Y terminé acordándome demasiado de él. No me gusta la cosa.
Descanso. Salgo al balcón, a intentar ponerme la mente en blanco. ¿He dicho blanco? Qué horror. Borrar esa palabra inmediatamente de mi crónica. Cigarro va, cigarro viene. Zu, con tanto partido del Atleti y tan tenso, no hay forma humana de que los cartones que me traes de Rusia me duren demasiado. Gracias de nuevo, amigo.
Comienza la segunda parte. Dominamos, pero no mordemos. Macherano se come al Kun. En realidad, el argentino (el primero de los que miento) se come a todo el ataque colchonero. Y al centro del campo casi. El tal Mascherano no es un jugador de fútbol. Es un auténtico doberman. Partidazo el suyo, si señor. De todas formas, dato para la ilusión: veo al Atleti mejor físicamente. No sé cómo (los cambios de entrenadores suele matar a los jugadores), no sé por qué (Quique no rota, y llevamos más partidos que nadie), no tiene lógica. Entonces encaja. La lógica de la ilógica. Product Atleti en su más puro estado.
Y llegamos a la prórroga. Algo me dice que sí. Algo me dice que no. Benayoum es el que me dice que no. Gol del Liverpool, joder. Mi madre no aguanta más, no quiere ver perder a su Atleti, tira la toalla y dice que se va a acostar. Yo intento convencerme de que no, de que esto tiene solución. Jurado fue una fantástica solución. El gaditano si juega ayer de principio el Macherano se hace un llaverito con él. Pero saliendo con los ingleses fundidos, la cosa cambia, vaya si cambia. Reyes roba el balón, qué pase sobre Forlán … Gol … Gol … Gol … GOL … GOL … GOL … Mi garganta se destroza. Mi madre vuelve con el pijama a medio poner. Ya se queda conmigo, ya no se mueve más. Nos quedan 15 minutos, esto lo vamos a sacar adelante. No sé cómo, pero saldrá.
El Liverpool achucha. Mucho corazón, pocas ideas, menos fuerzas. El Atleti puede sentenciar. Simao, por un pelo. Desaprovechamos contras en superioridad. Ya no queda nada. Perea, el mejor. Te perdono hasta “cuando te lías”. Eres, sencillamente, el mejor. Dominguez, crack. Tu partido es la confirmación de todo. Antonio López, sensacional. Ha vuelto tu mejor versión. Esto no se acaba. Damos una auténtica exhibición de cómo no matar un encuentro y no jugar como Dios manda unos minutos finales. Si lo han visto algún italiano fijo a que no daba crédito. Final, joder, final. Estamos en la final. Hemos sido mejores que el Liverpool. Nos lo merecemos. No me corto, me lo merezco. 24 años hace que estuve en Lyon, y ahora toca Hamburgo. Ya pensaré en si voy, a cuál voy, en qué voy … Hoy me toca disfrutar. Hoy me toca ser feliz. Hoy me toca emocionarme cada vez que pienso en lo que disfruté ayer. Aún saboreo el Gin-Tonic que me preparé al acabar el encuentro. El gin-tonic de la tranquilidad. El gin-tonic del éxtasis. El Gin-Tonic de la felicidad. Gracias, Dios, por haberme hecho del Atleti. Ayer estuvimos en nuestro más puro estado. Clasificados, empatados, eliminados ... No conozco un equipo igual que te pueda transmitir tantas sensaciones en tan pocos instantes. Te quiero, Atleti. No cambies nunca.
Qué gusto daba ver ayer el Calderón repleto de niños con sus camisetas rojiblancas puestas, y, esta vez sí, nada les defraudó en su día. Ni el ambiente (excepcional), ni el tiempo (maravilloso), ni el juego desplegado por el equipo (brillante en la primera parte, resolutivo en la segunda), ni el rival (de los que dejan jugar e intentar manejar el balón con criterio), ni nuestro crack (precioso el tercer tanto del Kun), ni nuestro nuevo flamante fichaje, Salvio, que estrenó, al fin, titularidad, consiguiendo dos tantos y siendo un incordio continuo para el equipo rival, ni el árbitro, que no hizo de las suyas, y, para colmo, se consiguió el “objetivo” de la permanencia, que habrá que darlo por “bueno” aunque lleve un transfondo entre lamentable y patético. Pero bueno, no es tiempo de reproches, sino de ilusión ante lo que se nos avecina.
El Atleti se debió de ir al descanso con un 4-0 sin mayores dificultades, tanto por juego, por ocasiones, por ganas como por predisposición táctica. Pero Jurado no tuvo su día de cara a la meta contraria, y Salvio y el propio Kun desaprovecharon buenas ocasiones también.
En la segunda el equipo salió con insolación, probablemente por lo poco acostumbrado que está a jugar con el Rey Sol presidiendo la jornada, y esta circunstancia nos costó el tanto que hacía presuponer que la tranquilidad es esa extraña desconocida por la senda del Manzanares.
Sin embargo, al final todo resultó feliz, el Kun resolvió con maestría y clase por doquier y se comprobó que tenemos futuro tanto en las gradas como sobre el terreno de juego. Así que esta crónica se la dedico a todos aquellos chavalines que hoy habrán ido al colegio con su rojiblanca puesta superfelices de ser uno de los nuestros, uno del Atleti, casi nada al aparato … Lo dicho: el futuro ya está aquí.
EL CRACK DEL PARTIDO: Salvio.Demostró que tiene gol, llegada desde segunda línea, velocidad y, especialmente, toneladas de ganas y de ilusión. Esperemos que en este final de liga él sea uno de los principales protagonistas junto con Camacho, que también rayó a muy buen nivel, y algún que otro chaval de la cantera más que pueda tener su oportunidad. De momento, muy bien el Toto Salvio.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:Pues nada. Al fin hasta podemos hacer fiestecillas de las nuestras y hasta el equipo no palma y todo. Este tipo de iniciativas que tiene mi Club tienen mi aplauso y mi reconocimiento. Cuando algo se hace bien también hay que alabarlo. Desde aquí mi 10 para la Presidencia por este tipo de iniciativas.
ÁRBITRO: Mateu Lahoz.Si no se tuerce, el futuro es suyo. Parece un árbitro inglés. Me encanta. Con él arbitrando se puede ver jugar al fútbol, y eso es siempre de agradecer.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: ( - 20 GRADOS).
No lo subo, porque si no ganamos este tipo de encuentros, pues ya me contarán ustedes.
Y el jueves, Anfield nos espera. Sé de la dificultad de la empresa, pero el próximo viernes todos esos niños que ayer alborotaron el Calderón con su inocencia y su frescura, estoy convencido de que el viernes volverán a enfundarse su rojiblanca inmaculada con su “Kun Agüero” serigrafiado y serán la envidia, de nuevo, de todo Madrid. Y así, de paso, irán aprendiendo otra lección: el dinero no lo es todo en esta vida. Hay cosas mucho más grandes y poderosas. Y la mayor de todas es ser del Atléti. ¡Aúpa Atleti!
Y, de momento, apago el cántico, porque aquí somos muy dados a absurdas euforias que luego llevan a terribles decepciones, y no es una cosa ni es otra. Porque, una vez más, no me han gustado las portadas de los diarios madridistas: “Huele a Campeón” (no estamos ni en la final), “La final ya está aquí” (queda Anfield). Con nosotros no va este estilo, precisamente porque es el estilo de ellos, y miren por dónde anda su equipo entre semana, miren.
La verdad es que ayer el Atleti se quitó el disfraz del Atleti. Lejos de ser ese equipo capaz de enamorar/exasperar en tan solo tres simples minutos, se puso el traje de equipo serio, fuerte, concentrado y duro, que no cerdo. Porque no nos fuimos del encuentro en ningún momento (cosa rara en nosotros), la defensa estuvo excepcional (frótense los ojos hasta decir basta, pero os juro que es cierto lo que os indico), el centro del campo, trabajador y participativo (vi a Jurado, oigan, durante bastantes minutos del encuentro, les prometo que fue así), y el ataque, tuvo tres, metió una. Un extraño gol al poco de comenzar el encuentro que, sin haber visto la tele, me cuesta un mundo el poderles describir. No sé si fue fallo de Forlán, de Carragher, de Reina, de los tres … El caso es que entró llorando, como diciendo el balón a los tres jugadores: “joder, ya que ninguno de vosotros queréis hacer nada conmigo, pues me voy yo a mi puta bola, hala”, y, afortunadamente, decidió que el camino más correcto era el traspasar la línea de fondo de la portería.
Y el Calderón explotó. De alegría, de emoción, de éxtasis. Porque, al igual que el día del Valencia, el Calderón fue el mejor de los escenarios posibles para la disputa de un partido de fútbol. Lo dije en su día y lo mantengo: yo estoy muy orgulloso de pertenecer a este grupo de locos que amamos al Atleti y de ser uno de ellos, independientemente de fobias, fibias y demás. Y esta satisfacción que siento hoy no me la va a quitar nadie nunca. Ni siquiera Cerezo ni Gil Marín.
¿El Liverpool? Pues para mí que se solidarizó con los seguidores ingleses que no pudieron venir al final al Calderón (una lástima, pero bueno, ya saben ustedes en dónde tienen su casa, puta nube del orto). Si me llegan a decir que en vez del Liverpool era de Deportivo de la Coruña que pasó y se paseó (en el más puro sentido literal de la palabra) en nuestro estadio en la presente temporada, me lo hubiese creído a pies puntillas, y no solamente por la segunda equipación que lucieron (que también). Uno sabe que De Gea jugó, sí, pero más por ese traje naranja naranjón que lucía el mozalbete, que por sus paradas, que fueron nulas o inexistentes. Y no. No es que le chaval estuviera mal. Ni bien. Es que es como si no hubiese jugado.
Y ahora es cuando me acuerdo de un tal Fernando Torres. Para bien. Al igual que los seguidores ingleses. Para mal. Son cosas del fútbol. Nosotros también jugamos sin el Kun. En la vuelta será otro cantar. Tiene que ser su partido. Y lo será, convencido estoy de ello. Al igual que de nuestro De Gea, vilipendiando ya caprichosamente por seguidores de equipos rivales. Tranki, David. Eso es una buena señal. La envidia es muy mala. Mucha veces dicho, pero no deja de ser toda una gran verdad.
Y sí. El partido no fue bueno. El encuentro fue serio. Fue de oficio. Fue digno de una semifinal europea, en la que ahí llega peña porque es consciente de lo que se juega y se muestra confiado porque sabe que hasta ese punto ya no llega cualquiera. Aquí no se pueden permitir licencias gratuitas. Eso sí, queda la segunda parte del match. Y, ahí sí, espero y deseo completarles la canción con la que abrí esta crónica. ¡Forza Atleti!
EL CRACK DEL PARTIDO: Perea estuvo como el Perea de la primera temporada que vino al Atleti. Gerrard aún se está preguntando quién coño es el pibe este. Por parte visitante, Reina demostró que si tiene plaza fija en la lista de Del Bosque es por algo más que porque cuente buenos chistes (que fijo que los cuenta).
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Ninguno por nuestra parte, aunque me resulta un tanto decepcionante el comprobar cómo Forlán es incapaz de tener un mínimo detalle de agradecimiento cada vez que consigue un puñetero tanto en nuestra casa. Parece como si solo hubiese una persona en el Calderón, y esto no es así. Los demás también merecemos nuestros minutos de gloria. Pero vamos, que esto es secundario. Lo principal es que lo sigas marcando, Uruguayo.
ÁRBITRO: Ni idea de quién era, pero vamos, estuvo bien en líneas generales.
¿Y la vuelta? Promete emociones fuertes, como no puede ser de otra forma. Sé que me van a llamar loco, pero, conociéndome el percal como me lo conozco, prefiero el 1-0 que el 2-0. Este 1-0 nos obliga a salir superconcentrados y con una idea muy clara: hay que marcar como sea. Con más ventaja en el marcador sé positivamente a lo que salimos: a hacer el gilipollas (especialidad de la casa, vamos). Y los equipos ingleses continúan sin saber lo que es ganar in the Calderón. La leyenda sigue viva. Kun, esta vez sí o sí, es tu momento. No nos puedes fallar. Volveremos otra vez …
O más bien claro, porque si a la liga le quedasen 4 jornadas más, seríamos un firme candidato al descenso. El segundo gol que encajamos define a la perfección el estado de despiste colectivo que vive hoy en día el Atleti: entra un delantero local dentro del área, los jugadores se piensan que ha pitado penalti, se quedan parados, el árbitro no pita nada, el juego sigue (para los de amarillo, se entiende), remate a bocajarro, paradón de Gea, y los nuestros, a lo suyo, que no pasa nada, que nos ha pitado penalti, ¿Verdad, Ufaljusi? Segundo remate a bocajarro de Rossi, y tanto final. Y yo me pregunto: si Domínguez fue sustituido a los 20 minutos por una supuesta ley impuesta por Quique, que dice que el que la hace, la paga, ¿Por qué no hizo lo mismo con el checo? La respuesta es sencilla: qué fácil es hacer “justicia” con un canterano, ¿Eh, Quique? Desde luego, así no vamos absolutamente a ningún lado.
Como siempre, en los 10 primeros minutos ya íbamos palmando, en un extraño remate-churrigol del tal Godín (el mismísimo Raúl hubiese firmado dicho tanto), que se comieron al unísono Domínguez y De Gea. Antes, había desaprovechado el Kun un buen pase de Reyes por su manía de rematar de manera sutil cualquier balón que le aparezca. Pero el primer tiempo fue una auténtica colección de despropósitos, empezando por nuestro entrenador, desquiciado y desquiciante a más no poder. Sus alineaciones y sus no rotaciones son un auténtico desbarajuste, y crean un estado de desorden mental y de alboroto que terminan en un profundo caos.
No tenemos claro en lo que tenemos que estar centrados, sencillamente, porque Quique no sabe transmitirlo. Y el equipo da una imagen que termina a uno poniéndole de muy mala leche, la verdad. Aunque, sinceramente, uno antes de empezar un partido del Atleti ya empieza de mal genio de por sí. Joder, que uno podía ver una película tranquilamente, pero hay que ver al Atleti. Uno podía irse a cenar por ahí, pero no, hay que ver al Atleti. Uno se podía ir hasta de putas, pero no, hay que ver al puto Atleti. Y como, por desgracia, uno sabe lo que le espera, pues eso, que refunfuña, balbucea, apura hasta casi comenzar el encuentro para poner la tele, no le interesa nada ni nadie del rival, ni tan siquiera tampoco en exceso nuestra alineación, porque sabe que contemplará la impotencia de Simao, las ridículas conducciones de Reyes, el esperpento que es sobre un terreno de juego Jurado, el bajón alarmante que ya dado Tiago, la pandilla chupi-ridi que son en defensa, ver fallar uno y otro y otro gol al Kun ... Y uno ya está muy cansado de todo esto, la verdad, y no termina de ver muy claro el por qué se tiene que autofustigar sin compasión pasando estos malos ratos.
Y sí, el Atleti mejoró algo tras el descanso, pero más probablemente porque hacerlo peor que en el primer tiempo es más bien imposible. Un remate con el pecho de Antonio López, el buen tanto que, al fin, consiguió Agüero, y poco más, Nicolás, que tampoco es que los locales pasaran mayores apuros. Es muy aburrido todo esto. Y así un día, y otro, y otro, y otro más.
Así que, señores, uno, a estas alturas de la temporada tengo que reconocerles que me encuentro cansado, muy cansado. Esperaré al partido del jueves, porque, seguramente, será mi último partido “serio” en el Calderón, y estoy deseando que se eche el telón y que se acabe todo esto de una santa vez, porque me produce un agotamiento mental del que ya no sé ni por donde salir.
Es un empacho el que tengo de fútbol brutal, y como quiero volver a pillar con ilusión el Mundial, que es la competición que más me gusta del mundo entero, pues eso, no me pidan que vea partidos de la liga inglesa, de la alemana, de Champions y demás, porque no puedo. El Atleti me tiene completamente desbordado, así que, cuanto menos fútbol vea de aquí a Junio, mejor que mejor. Claro que, algunos de ustedes me apuntarán que ver al Atleti no es ver fútbol en realidad. Y, lo más probable es que lleven toda la razón.
El pasado sábado nos ganó una mierda de equipo (otra más), dirigidos por un histérico entrenador digno de ser el fundador del movimiento garrulista en su más puro estado. Todo me desespera, todo me exaspera. Fallos, falta de concentración, despistes, desgana, desilusión. Lo dicho. El futuro es incierto, muy incierto.
EL CRACK DEL PARTIDO: Los que nos tragamos este bodrio aún con la esperanza no Aguirre de intentar ver algo a lo que agarrarse, mantener viva una mínima llama de ilusión.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Nuestro entrenador con el disfraz puesto de Charles Bronson en “Yo soy la justicia”. Si eso es justicia, que venga Dios y que lo vea. La atrocidad que hizo el pasado sábado con Domínguez no creo que se la pueda perdonar, señor Flores. De hecho, no se la pienso perdonar.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: ( - 20 GRADOS).
Objetivo cumplido. ¿Qué? ¿Vamos a por los 25, chavales? Recordad que el ridículo puede llegar a no tener fronteras …
En fin. De aquí al Jueves, tengo que cambiar el chip como sea, poner el contador a cero y olvidarme de esta calamitosa temporada. Quizás sea que hoy es lunes, y de siempre, los que me conocéis bien, no es un día que se me de especialmente potable. Putada sentimental que no venga el Niño, que no deportiva, obviamente. Mejor así. A ver si logramos darle de nuevo el aplauso y el reconocimiento que se merece por parte de todos nosotros con la rojiblanca puesta. Mira, parece ya me estoy empezando a animar …
Os lo vengo diciendo hasta quedarme afónico: lo que nos queda es un suplicio durante estos (¿seis? ¿todavía seis?) partidos que restan, ya veréis. Lo que pasa es que yo me conozco bien el percal y a éstos golfos, y se perfectamente por donde nos estamos moviendo. Ojito que la supuesta gloria puede acabar en bilis maloliente. Veremos, que dijo un ciego.
Tengo una compañera de curro, pucelana ella (la cual, por cierto, está como un puto queso de gruyere, vamos, de encargarte tu mismo de hacer los agujeritos a bocados por todos lados), y me advirtió ayer que no podíamos dejar de ganar, que después de que su Valladolid había vencido al Sevilla, nosotros no la podíamos fAllar ahora. Ya le advertí del peligro del partido de ayer. Ahora quiere echar el próximo fin de semana una quiniela conmigo a medias. La putada es que yo solo intuyo lo que hacen los míos, de los demás ni guarra. Aquí iba a estar yo como un gilipollas si no …
Y buena culpa de todo este homenaje al despropósito la tiene el señor Quique Sánchez Flores, del cual sigo admirando su trabajo con el equipo, pero a partes iguales sigo detestando las alineaciones que hace y sus cambios. Este último punto de ayer fue de juzgado de guardia. Luego me explayo, va.
El partido empezó entretenidillo. El Xerez, consciente de lo que se jugaba, empezó fuerte, pero , sorprendentemente para la posición que ocupa (no os la voy a decir, no quiero hacerme más el hara-kiri de lo estrictamente necesario), jugando al fútbol con sentido, verticalidad y cuidando el trato del balón. Así, una buena combinación entre Orellana (una pesadilla toda la tarde-noche), fantástico centro de Casado (Valera, aprende, Pernía, tu ni mires, pa qué), y no menos espectacular remate semi en vaselina de Bermejo ante el cual De Gea nada pudo hacer. La defensa ayer era la siguiente, por si no lo saben: Valera – Perea – Domínguez – Pernía. Ya tengo, pues, mi ansiado mote para Domínguez. A partir de ahora, será Gary Cooper. Gary Cooper Domínguez, en homenaje a ese peliculón denominado “Solo ante el Peligro”.
A los dos minutos, sin embargo, empatamos, obra de un derechazo de los suyos de Forlán, tras una sorprendente buena asistencia de Valera. Fue otro golazo, cierto, pero lo más parecido a un espejismo que yo jamás haya contemplado.
Para que se hagan una idea, en el primer tiempo la posesión de balón fue superior del Xerez a la nuestra. Si. Del Xerez. No del Bayer, no del Milán, no del Liverpool. Del Xerez. Y sí. En nuestra casa. ¿Eso qué implica? Pues sin quitar mérito a los andaluces, desgana, apatía, hastiamiento, desesperación, y cabreo final. Lo he dicho muchas veces: una de las peores cosas que han conseguido ahora nuestros delincuentes-dirigentes es el poco valor que representa el escudo que portan en su camiseta, el poco respeto que se tiene por la misma, y la facilidad con la que se pisotea, año sí, año también, nuestra rica historia. Pero, desgraciadamente, el baremo de exigencia no lo pongo yo, lo ponen otros, y poco o nada puedo hacer ya, más que pasar de ellos como de la mierda cuando algo no me interese. Lo que estoy haciendo con este glorioso final de temporada liguera, vamos. No quiero engañar a nadie.
Así que, visto el panorama, nos podíamos haber tirado 3 días jugando este partido. Con ese ritmo, hasta Don Pin-pón lo hubiese podido aguantar sin mayor complicación. Claro que, si la alineación fue un homenaje a la absurdez de Don Quiqueeerequerre, sus cambios ya fueron la apoteosis final. El Apocalypsys se aproxima, vamos. Porque sacar a Reyes es ridículo (aparte de que el sevillano entró en el terreno de juego como el “bisagra” que está haciendo la mili y le dicen que le toca esta semana limpiar las letrinas, “¿Yo tengo que solucionar esto? Amos, hombre”), teniendo apenas sin desembalar a Salvio, que sí, que lo terminó sacando, pero bastante más tarde. Pero el sumun de los sumun es sacar en casa, jugando contra el Xerez, con el partido empatado a uno, a Assunsao y quitar a Raúl García. Si esa es la decisión más solvente e imaginativa que es usted capaz de engendrar para arreglar el desaguisado de partido que estábamos jugando, le aconsejo que se dedique usted a partir de ahora al noble arte de escardar cebollinos, señor Flores Silvestres. Las palabras “variantes tácticas”, “motivación”, “rotaciones” y demás, esas extrañas desconocidas para usted. Decididamente, algo raro le pasaba ayer a nuestro entrenador, casi siempre impecablemente peinado, y ayer, sin embargo, parecía recién rescatado de un After un sábado a las 12 de la mañana. Quién sabe, oiga.
Y así llego lo lógico dentro de la ilógica. Y me atrevería a decir que lo justo. Me da igual que el tanto fuese en fuera de juego (que lo fue) del tal Armenteros, yonquis y chaperos. Se hizo justicia en el marcador. Se demostró que cuando uno quiere, puede llegar a poder. Y también que cuando uno pasa, le puede pasar de todo. ¿Seguro que todavía quedan 6 partidos, señores? Me quiero morir.
EL CRACK DEL PARTIDO: Orellana. El chileno fue lo mejor o lo único destacable del encuentro.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Todo aquello que portara un escudo rojiblanco en su pecho ayer sobre el terreno de juego. De lo malo, lo peor.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (- 19 GRADOS).
Ya os dije que pillábamos los 20 bajo cero, y estamos a un solo paso para conseguirlo. Mayor ridículo y bochorno no se puede estar realizando en el presente campeonato liguero. Danzad, malditos, danzad. No os cortéis ni un puto pelo.
Después del partido, me dio ayer por escuchar algo de música. Iba a ver al Barsa, pero para qué. En esta pseudoliga escocesa que tenemos, ver sus encuentros o los de la otra gran morsa babosa es una auténtica pérdida de tiempo, así que me puse un poco ñoño, recordé viejos tiempos, desempolvé el “Más que una intención” de los Asfalto y me lo devoré enterito. Y se me ha quedado una estrofa de una canción metida entre ceja y ceja: “Qué confusión … Qué descontrol … Dónde irán esos que no son, y que ESTÁN … Lo dijo John … La vida es … lo que te pasa, mientras tu … sigues ocupado … en otros planes … en otros planes … Tenías razón … MI viejo John … Tenías razón … Volemos juntos … HACIA LA ILUSIÓN”. No encuentro palabras mejores para describir nuestra situación actual, la verdad. Buenas noches a todos.
Por desgracia, a mi poco, la verdad, aunque me hubiese gustado que el Atleti, en un campo tan coqueto y precioso como le han construido al Espanyol, hubiese conseguido algo positivo. Y el caso es que la imagen en la primera parte no fue tan mala, ni muchísimo menos. Eso sí, sigo pensando que Quique está perdiendo un montón de interesantes partidos para ir viendo a gente de la cantera, pero ya saben, Don Quiqueeerrequeerre es inagotable al desaliento, así que, pues al equipo, mientras las fuerzas le duran, da el tipo, juega bien, crea peligro y da la sensación de que nuestra situación no es ningún espejismo, pero cuando el grifo deja de echar agua ...
Ocurre lo que pasó en la segunda parte, que como no se haya adelantado nuestro Atleti en el marcador, los rivales pasan por encima sin piedad, tal y como sucedió ayer. Yo con el 2-0 dejé de ver el encuentro. Preferí quedarme con el buen sabor de boca inicial, con los paradones de De Gea, con lo bien que estuvo Antonio López, y con algún que otro detallito de Reyes, aunque su actitud sobre el terreno de juego ayer dejase mucho que desear. Una cosa es ser un crack y otra ir de crack. José Antonio, para ser lo primero, hay que pasar de hacer lo segundo. No vuelvas por callejones obscuros, por favor.
Sé que no hago bien en conformarme con las semis de Uefa y la Final de Copa, pero como estoy convencido de que ahí vamos a seguir dando el callo, lamentablemente, les paso todo lo que hagan ya en Liga. O casi todo.
Y si les emborrono un poco estas líneas, es para continuar con el seguimiento del termómetro rojiblanco, y a ver si tenemos bemoles de clavarlo en los 20 grados bajo cero. Camino llevamos, señores. El problema es sencillo: los jugadores no tienen la motivación que deberían, andan fundidos de fuerza, y los que sí que poseen ambas cosas, nuestro entrenador pasa de ponerles. Así que esto es cíclico para las jornadas que quedan, témome mucho.
En casa darán el callo porque para eso estamos nosotros en el campo, y merecemos un respeto. Fuera, es otro cantar. O, más bien, otro bostezar. Qué sueño que tengo hoy, madre.
¿El Espanyol? Muy bien. Cuando un equipo es consciente de lo que se juega y pone toda la carne en el asador, y encima se encuentran apoyados por el fantástico ayer ambiente que había en Cornella, lo normal es que el éxito les sonría. Ojito, Barsa, no se confíen.
EL CRACK DEL PARTIDO: La afición que estuvo el pasado jueves en el Calderón. Asombró a propios y extraños. Cuando mi gente aprieta las filas, es todo un auténtico espectáculo el simplemente estar allí, independientemente de lo que pase en el terreno de juego. Fue sencillamente emocionante ver cómo sostuvimos al equipo cuando el Valencia se nos subió a la chepa los últimos 10 minutos y nos apretó hasta decir basta. Pero ahí estábamos nosotros, para desaflojar la soga. Un 11 sobre 10. No tengo palabras.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Determinados estamentos valencianistas que escudan en una circunstancia de un solo minuto lo que no han conseguido durante 119 restantes. Afortunadamente, no es mi problema.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (- 16 grados).
Lo bajo otros tres grados, ya que era un partido que deberíamos de haber conseguido traernos los tres puntos. Así que ya saben. ¿Llegaremos a los 20 bajo cero? Se admiten apuestas …
Y el miércoles, el Xerez. Otro partido-bodrio de esta lamentable cuenta atrás que nos queda, de este camino a ninguna parte que está siendo nuestro Campeonato Liguero. Qué pena de no poder a un Rubén Pérez, a un Salvio, a Ibra, a Molino, a algún lateral de la cantera. Don Quiquerrequerre se ha empeñado en que los bostezos se conviertan en nuestra señal de identidad en Liga. Una pena. Y una putada.
Con el fin de dar, desde este humilde rincón, la mayor de la difusión posible al último partido de Liga que va a disputar nuestra gloriosa sección de Rubgy Atleti, jugándose nada más y nada menos que todo un segundo puesto, animo a que todo aquel que quiera disfrutar del más puro Atleti en vena, a que acuda este próximo sábado 10 a las 18:00 h. a Orlittlehouse (Orcasitas, para los amigos, Avenida Rafaela Ibarra), a animar sin parar a esos espíritus salvajes colchoneros, disfrutar de un placentero día y hacernos a la idea del subidón de adrenalina que debe de dar contemplar a esos mocetones defendiendo ese escudo que tanto amamos y que tan dentro llevamos en pos de la victoria final.
Ni un solo Atlético puede fallar. La hora es perfecta, el escenario, ideal, y la causa, la más grande de todas: el engrandecimiento de nuestro Atleti y de ese escudo. ¡Larga vida al Rubgy-Atleti!
Todo un placer para los ojos contemplar en tu equipo nada más y nada menos que a seis canteranos jugando en él, a saber: De Gea, Antonio López, Domínguez, Camacho, Ibra, Molino. De esta guisa acabó el Atleti en el partido más cómodo que yo le recuerdo en años, frente a un Deportivo que sigue con la tendencia a terminar sus temporadas antes de tiempo. Ellos sabrán el por qué.
Quique siguió sin rotar a nuestros puntas, emperrado en que en esta liga todavía tenemos algo que decir. Craso error, en mi opinión. En lo que queda de temporada, hay que sacar los puntos de casa por respeto a la gente que acude el campo, y centrar todas nuestras fuerzas en la Europa League y en la final de Copa. Ayer sacó a Juanito en defensa, y le salió bien la jugada, ya que el sevillano fue el autor del primer tanto colchonero, tras un buen centro de Simao, paradón inclusive del pobre Aranzubía en el posterior remate a bocajarro de nuestro central, y el extraño rebote lo aprovecha Juanito para batirle de espadas. Un tanto extraño, como no podía ser de otra forma, vamos.
Durante este primer periodo, el Deportivo toca, y toca, y toca sin cesar el balón, como un quinceañero mete mano a su pibita en el cine viendo qué más da de película, pero sin terminar de consumar nada. Con este resultado se llegó al descanso.
En la reanudación, el Atleti salió desmelenado, clase magistral de Tiago incluida, y con un Ufaljusi que cada día nos sigue deleitando más juegue en el puesto que juegue. Una fenomenal internada del checo sirvió para que el portugués fusilase el tercer tanto. Antes, Aranzubía demostró de nuevo por dos veces consecutivas lo buen portero que es, al sacarle a bocajarro un remate del Kun y un posterior rechace suyo que remató Simao. El tercer rechace del riojano cayó en la cabeza del dorsal número siete. Palabras mayores, el uruguayo remachó prácticamente a puerta vacía, y se llevó la ovación del respetable al ser sustituido. Una pena, ahora no pía nada. Dichosos mercenarios caprichosos.
Y colorín colorado, este partido se ha acabado. Hoy me ha quedado corta la crónica, pero, ¿Para qué más? Emociones más fuertes nos esperan. Abróchense el cinturón.
EL CRACK DEL PARTIDO: Se lo doy a Camacho, que realizó un encuentro completísimo, demostrando a Quique que puede contar con él sin problema alguno. Pero tanto Tiago como Ufaljusi también podrían entrar en el podio.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: El Deportivo. Con una media de edad de 3 lustros en su medio del campo, fue un equipo sin alma. Ni siquiera vistiendo de blanco inmaculado logró imponer ningún miedo al respetable. De Gea hizo un paradón, y no se supo más de él.
ÁRBITRO: Pérez Lasa. Pasó desapercibido, y para que le pase esto a este pájaro, imaginaros la intensidad del choque.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: ( - 13 grados).
Partido de obligado cumplimiento, no se sube. Y menos frente al Deportivo que nos encontramos ayer. Eso sí, es bueno, muy bueno, sumar puntos, mientras uno sigue ocupado en otros planes …
Y el jueves, el partidazo de la temporada, esperando a que no sea el último que nos queda. Sería una estupenda señal. Ayer escuché a Morata (fanático comentarista del Valencia en la Cadena Ser) decir que la Uefa League no les interesa, y que lo importante es la Liga. Pues que se lo explique a Emery, que reservó a Silva y Villa en Zaragoza. O a los 50.000 que abarrotaron el pasado jueves Mestalla en plena Semana Santa. Eso sí, fijo que si nos eliminan, volverá a ser el torneo de los torneos. Para mi que el tal Morata este, en el fondo, tiene algo de vikingo, ¿Qué no?