Dicen que con el paso de los años uno va perdiendo ilusión por las cosas que siendo más joven le entusiasmaban, y, obviamente, algo de verdad es, pero hay algo que con el paso del tiempo no puede, y es el amor y la ilusión del bufandero descerebrado por su equipo. Repasemos, ¿Cuántas finales de Copa he visto ya (estando presente, of course)? Así, a vuela pluma, Mallorca, Madrid, Real Sociedad, Barcelona, Espanyol, Valencia, Sevilla, Athletic … Joder, que son unas cuantas. Pues nada. Ayer me levanté con esa cosa que se nos pone a todos en el estómago, y estuve todo el día con la mente más puesta en Sevilla que otra cosa, imaginándome el partido, joder, que no nos metan rápido un gol, ojito con el Navas … bah, tranki … si Diego Costa está que se sale … y Falcao moja fijo … Joder, a ver el Cata con Negredo … y menuda encerrona nos espera … Bah … Al Atleti le va la marcha, y cuánta más presión tenga, mejor para nosotros ....
La verdad es que durante esas horas previas por la mente de uno pasa absolutamente de todo: hay fases en que te ves eliminado, y otras en las que estás en la final con la gorra. Sinceramente, y sin ánimo de menospreciar al Sevilla, yo tuve más sensaciones del segundo pensamiento que del primero.
Al llegar a casa, dispuesto a mi rutina de hacer la comida para el día siguiente, escucho en la radio que 10-12 Biris apalearon a un pobre desgraciado que salía con la camiseta del Atleti puesta de la estación de San Justo. Son cosas que me encienden, aunque, conociendo las artes de ese grupo Ultra, francamente, no me extrañan en absoluto. De hecho, es su forma más común de actuar. Su hábitat natural. En fin.
A continuación, me centro en lo puramente deportivo, y mi siguiente objetivo es saber la alineación que sacaría el Cholo. Tenía el firme presentimiento que iba a poner a Raúl García. Era un encuentro para él, y como dijo en la previa Simeone que quería fortalecer el centro del campo, el navarrico (uno de mis ojitos derechos, ya saben) tenía que ser el elegido. Efectivamente, acerté de pleno (y dos besicos que me doy, ay qué niño más listo soy, madree).
Después, escucho toda la parafernalia montada por el Sevilla para el partido. Que sí corteo a los jugadores cuando salgan del hotel, que si cancioncita del Arrebato ese, que si Nervión iba a reventar … Al final, mucho ruido y pocas nueces, ya que ni se llenó el campo, ni los del Arrebato castigaron nuestros oídos (los de los Atléticos, entiéndase) con karaokes previos, ya que, como bien se dice, la lluvia, en Sevilla, es una maravilla.
El escenario, pues, era ideal de la muerte para el Atleti. Saltamos al terreno de juego vestidos de negro malote, presionando bien arriba, y a los 5 minutos, Diego Costa le explicó la lección a Botía y a Fazio, les robó la cartera, las cadenas y las empanadillas, y de soberbio tiro cruzado y ajustado, batió a Beto y enmudeció el Sánchez Pitzjuán, aunque no del todo, que a los 1000 desplazados bien que se les oyó lo suyo. La cosa estaba encarrilada, y el primer objetivo cumplido: el primer golpe, nuestro.
El Sevilla, por su parte, con más corazón que cabeza, solamente inquietaba por el chaval que creo, debutaba de la cantera, Alberto Moreno, pero era más bien arreones que otra cosa, comandados al son de ese individuo denominado Medel. Su juego, pues, no podía ser de otra forma. Así les iba, claro, y así le fue al pobre Tiago, que una terrible coz del homínido en cuestión le rompió el brazo casi de cuajo. Así se las gasta el animalito, compréndanle, si bien es cierto que la gran primera ocasión local vino también por parte de él, que se lanzó como un borrico a un remate de cabeza que casi nos cuesta un disgusto, ya que Courtois, siguiendo con la línea que tuvo el día del Espanyol, continuó un tanto vendimiador en sus salidas. A ver si se recoge de una puta vez la dichosa cosecha, joder.
Sin embargo, una contra iniciada por Falcao, que pone un pase semibombeado y algo lejano sobre Diego Costa, el brasileiro por arte de magia lo convierte en un balón fácilmente controlable, reta a Fazio, se va de él en velocidad, Radamel lo observa, ve que Diego le va a centrar a él, se anticipa el colombiano al pobre Botía, y bate sin remisión de nuevo a Beto. 0-2, minuto 29, golazo total y el Atleti golpea de nuevo, y ya de forma mortal de necesidad. Porque, entiéndanme, meterle al Atleti 4 goles en ya poco más de 60 minutos, hoy en día, por mucho Pitzjúan y mucha presión que se precie, es una auténtica utopía, permítanme la inmodestia, pero es así.
Una genialidad de Navas, sin embargo, hizo que el Sevilla no se marchase del partido del todo, y con un tanto espléndido puso el 1-2 en el marcador a falta de 6 minutos para el descanso. Y con este resultado nos fuimos al mismo.
La segunda parte se convirtió en un carrusel de oportunidades para uno y otro equipo. Negredo falló un cabezazo increíble desde casi el área pequeña. Falcao desperdició el suyo, tras un pasote de pase de Raúl García. Diego Costa tuvo el 1-3 en sus botas, tras una genial asistencia de Fazio, que era ver el careto suyo o el del Falcao cerca, y temblaba sudoroso como si de un preso en el corredor de la muerte se tratase. Rakitic, por su parte, también tuvo la suya, y así fueron pasando los minutos, hasta que al final de los locales se terminó apoderando la impotencia y cayeron las expulsiones, cómo no, del gran Medel (obligado cumplimiento) y de Kondogbia, que centraron el punto de mira de sus iras en, cómo no también, el genuino e inefable Diego Costa, no te marches nunca de aquí, por favor.
Y colorín, colorado, a otra final más hemos llegado. Pasó el que, hoy por hoy, es mucho mejor, y terminó cada uno en el sitio que le corresponde. Como debe de ser.
Ahora, la final contra el Madrid. Casi nada al aparato. Ya empieza el follón de que si la sede (que sea el Bernabéu, por todos los clavos de Cristo), que si el Calderón (¡ni hablar!) que si el Camp Nou, que si Valencia, que si la Cartuja, que si las entradas, que si me puedes conseguir una, que si mira que yo soy Atlético de toda de la vida, de los buenos, ¿Eh? De los genuinos, de los que nunca abandona, que si Ronaldo, que si os vamos a machachar, que si otro derbi más, que si … En fin. Bendita confusión nos de Dios. Ya tendremos tiempo de hablar de todo lo habido y por haber, pero, mientras tanto, nos toca disfrutar, una vez más (sé que jode mucho por ahí, lo siento, qué le vamos a hacer, así es la vida, chavales). ¡Aúpa Atleti!