30 de octubre de 2016

Atleti 4 - Málaga 2. Carrasco vale por dos.


Partido un tanto extraño el disputado ayer en el Manzanares, con un Atlético que realizó un estupendo partido de fútbol hasta que al Cholo (esta vez vestido como Dios manda, menos mal) le dio un sorprendente ataque de pánico tras la pintoresca expulsión de Savic, frente a un Málaga que, a pesar de desarrollar un deplorable encuentro, sin embargo, entre dos acciones asiladas suyas que acabaron en tanto, aprovechando que no tenía su día el gran Oblak, y la absurda decisión del Cholo de dejar a su equipo sin referencias atacantes (se había quedado con un tío menos, no con quince, válgame Dios), hizo que los malacitanos no se terminasen de ir de un partido en el que realmente jamás estuvieron.

A los 6 minutos Carrasco ya empezó a hacer de las suyas en una gran internada al área que remató de forma cruzada, rasa e inapelable ante la presencia de Kameni, poniendo ya en ventaja a la escuadra colchonera. El fútbol del Atleti era coser y cantar: presión constante, Juanfran poseído en su banda, subiendo una y otra vez, excelentes combinaciones y no peores desmarques de Griezmann y Gameiro. El francés ya avisó en una ocasión que se plantó solo ante Kameni, pero que remató al primer palo en vez de cruzar, y el portero camerunés repelió sin mayores complicaciones, y en otra que se anticipó al guardameta camerunés pero que su cabezazo se marchó por encima del larguero.

En el 23, un tal Kone, que como defensa central tiene el mismo futuro que el Trump ese como pacificador mundial, tras un centro de Juanfran, decidió el iluminado de él cabecear hacia su área el balón, en vez de alejarlo de la misma (lección de primero de EGB, vamos). Camacho repelió como pudo, pero el esférico le terminó cayendo muerta a Gameiro, que fusiló el 2-0 sin piedad. El Calderón olía ya la sangre.

Sin embargo, siete minutos más tarde, en una falta lateral en la que nadie pensábamos que Sandro tendría la osadía de tirar a puerta (Oblak, el que menos) resulta que lo hizo y su obús besó las redes de la portería del glorioso Fondo Sur poniendo un marcador cantidad de injusto para lo que se estaba viendo.

Era, de hecho, tan injusto, que, al  borde del descanso, tras un gran pase de Saúl, quiero recordad, Griezmann deja de forma genial el balón con la cabeza a Gameiro, y éste entra, remata y define como lo gran delantero que es, poniendo el 3-1 en el marcador. Anden atentos, por cierto, a los números que empieza a tener Gameiro con el Atleti. Lo digo por su legión particular de “valdanitos” que tuvo antes de su aterrizaje en el Calderón por la siempre “sabia y comedida” hinchada colchonera. En fin.

La segunda parte andaba la mar tranquilona que era de estas segundas partes en los que uno se pone a comentar las visicitudes con su compañero de grada de la última semana: que si qué tal el currele, que si vaya con el final de la T2 de Mr. Robot, que si Champions el martes, que si vaya pedazo de día que hace, hasta que, empezó la exhibición de cables pelados. La primera, de Estrada Fernández, que se le peló el mismo al ver como un resbalón Savic sin mayor trascendencia lo transformó el visionador de él en una segunda tarjeta amarilla que le significaba la expulsión del serbio. Ver para creer. A partir de aquí, despropósito tras despropósito. Quedaban la friolera de 31 minutos y en tan solo 4, gol de Camacho encima de por medio (Oblak, esa sotana, colega), el Cholo decide quitar de un plumazo a ¡Griezmann y a Gameiro!(que encima, el hombre, había conseguido dos goles), dejando al equipo huérfano de referencia atacante (vamos, que si nos llegan a empatar, ya me cuentan ustedes otro día si eso el panorama). El menaje lo recibió todo el mundo. El Málaga, que por más que se empeñara, no había forma de que se fuese del partido. EL Atleti, que por quedarse con un jugador menos era como si se hubiese quedado con tres menos en realidad, y estuvo al borde del ataque de nervios hasta casi al final del encuentro.

Menos mal que, el Málaga, por su parte, aún jugó peor al fútbol si cabe, y que Carrasco, por la colchonera, se empeñó en demostrar que la cosa no era para tanto, avisando primero con una falta al estilo Sandro que repelió el larguero, y anotando a falta de 5 minutos la sentencia total, tras una galopada de las suyas que cuando se plantó, de nuevo, solo ante Kameni, lejos de perderse en absurdos regates y en dejar que ni defensa perseguidor ni portero se le eche encima, cruzó de nuevo el balón raso y ajustado al palo, dejando sin opción a nadie. Ahí radica su secreto: Carrasco lo tiene claro, encara, ve el hueco, cruza el esférico de un latigazo y eso resulta sencillamente letal para sus rivales. Y es que, amigos míos, este Carrasco vale por dos.

EL CRACK DEL ENCUENTRO: Nivelazo de Juanfran y Gameiro, pero partidazo total para, una vez más, Yannick Carrasco. Este muchacho es un auténtico torbellino.

LA DECEPCIÓN DEL PARTIDO: Oblak no tuvo su día (muy raro en él). Pero vamos, que metimos cuatro, osea que …

ÁRBITRO: Estrada Fernández. No estuvo mal pero la segunda tarjeta de Savic la interpretó con el culo, vamos. Dejar a un equipo con 10 por eso. Si es que …

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (- 3 GRADOS).

Victoria de obligadísimo cumplimiento. No quiero oír ni una puta mosca, vamos …

Y el Martes, Champions en el Coliseum Madrileño por Excelencia de nuevo. Cuanto antes sellemos nuestra clasificación, más tranquilos estaremos. “Muchas veces fui preso, muchas más veces, lloré por él” …


24 de octubre de 2016

Sevilla 1 - Atleti 0. Sin excusas.


El Atleti perdió en Sevilla porque, principalmente, su rival fue mejor (bastante mejor) en la segunda parte, y le sirvió para conseguir el tanto que le supuso la victoria. No hay más que hablar. Si. Ya sé que vinimos de Rusia, que los viajes siempre son complicados y demás. Pero para eso están las plantillas, y precisamente en estas circunstancias hay que tirar de ellas. Si no lo hacemos, asumimos que los que jueguen van a responder en plenitud de facultades. Así que eso no me sirve como excusa.

Y el caso es que en la primera parte el Atleti me gustó. Salió con mucha personalidad, dominador del cotarro, apenas pasó apuros en su área y, sin embargo, sí que dispuso de dos grandes ocasiones que, primero Gameiro (toda la puta noche empeñando en tirar al primer palo en vez de cruzar al segundo) y después, Correa (incomprensible su fallo, remató rematadamente mal cuando tenía todo a su favor) no lograron materializar. El Sevilla, por su parte, defendía bastante bien, tuvo sus instantes de aprieto, presionó bastante bien pero no generó excesivo peligro.

La segunda parte, sin embargo, yo vi a un Atleti cansado, muy cansado (físicamente y sobre todo, mental), frente a un Sevilla que empezó a apretarnos de verdad, comandados por un genial Nasri, que ya avisó en un primer remate al palo tras brillante acción individual tras irse de 15 jugadores del Atleti. El Cholo (vuelve al traje negro pero echando hostias, vamos) vio que eso se le iba de las manos, e, inteligentemente, quiso poblar y adueñarse del centro del campo. Tiago, es verdad, puso algo más de orden y pausa al tema. Gaitán, sin embargo, estuvo muy desafortunado, aunque, realmente, todo el equipo estuvo desastroso cada vez  que llegaba al área defendida por Rico. Se manejaba más o menos bien el balón, se intentaba profundizar, pero a la hora de dar el último pase, cada jugador rojiblanco participó en un concurso de a ver quién lo hacía peor. Y yo creo que ganaron todos: Griezmann, Gaitán, Filipe, Gabi, Juanfran …

Mientras tanto, el Sevilla dio su segundo aviso en un remate a bocajarro del artista dramático Vitolo, que Oblak respondió con una parada escalofriante. Y cuando la cosa parecía controlada, y olía a empate el tema por todos lados, llegó una contra del equipo local, faltando un cuarto de hora para el final: Vietto dio un fantástico pase en profundidad al gigantón de N’Zonzi (dueño y señor del centro del campo durante buena parte del encuentro) y éste, con su poderosa zancada se fue tranquilamente a la par de con una facilidad sorprendente de Gabi y Savic  (en esas acciones es cuando echo de menos a Lucas o a Giménez) y batió con suma tranquilidad ante la no tampoco muy afortunada salida de Oblak (dejó prácticamente libre más de media portería). Era el 1-0, y la cosa parecía medio hecha.

Eso sí, la muchachada lo siguió intentando (mal, pero lo siguió haciendo) salió Torres al campo (como si hubiese salido yo, desesperantemente inoperante, la verdad), para colmo, Koke recibió su primera expulsión (una canallada del árbitro, la segunda amarilla es de risa), Godín tuvo una opción final  en un cabezazo que atajó bien Rico, y poco más. El diluvio (magnífico el drenaje de Nervión, por cierto) se convirtió en agua bendita para los sevillanos, y en aceite hirviendo para el Atleti, que encajó su primera importante derrota de la temporada. Y sin excusas, señores. Fueron mejores y punto. Hay que seguir.

EL CRACK DEL ENCUENTRO: Se lo voy a dar a Godín, dentro del tono gris general del equipo. Por parte local me gustaron mucho Mariano (lateral muy bullicioso), N’Zonzi (el partido de su vida) y Nasri (tiene magia el pibe este).

LA DECEPCIÓN DEL PARTIDO: Sé que trabajó lo indecible, pero me desesperó Griezmann con sus pases finales. No dio ni uno bien. Tampoco me gustaron nada los minutos de Gaitán, y aún menos si caben los minutos del Niño.

ÁRBITRO: A pesar del insoportable histrionismo local, no lo hizo nada mal salvo en la expulsión de Koke. Digno de estudio son el arte dramático que posee el africanito del Vittolo, que se le ve plenamente identificado con los valores de su nuevo Club.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO ( - 3 GRADOS).

Primer disgusto, y muy gordo, de la temporada. Era un sitio para haber dado un  buen puñetazo en la mesa. Así que no quiero ni oír toser en la sala. Día de luto, silencio y reflexión. El termómetro no perdona.

Y el sábado, el Málaga. Rival que tampoco es que nos dé excesivamente bien. Esperemos que la semanita sin partidos entre semana nos sirva para cargar pilas, que ayer al equipo le vi fundidito (¿No podía haber jugado Saúl ya de titular, inquiero? Con la fuerza que tiene, y conforme estaba el campo … En fin). ¿Cómo te atreves a pensar, oh oh, que el Frente Atlético estaba muerto?

20 de octubre de 2016

Rostov 0 - Atleti 1. Un Líder con paso firme.


Seguimos primeros, seguimos sin encajar goles y contamos nuestros partidos, de momento, por victorias conseguidas, habiendo jugado ya la ida de esta liguilla frente a nuestros 3 rivales, 2 de dichos encuentros, además, habiéndolos disputados fuera. Mejor, imposible, la verdad. Aunque por pedir, ya se sabe … Yo, al menos, siempre quiero más. Me explico.

Ayer el Atleti salió decidido y sin contemplaciones a por el partido, sabedor de que cuantos más minutos pasasen más crecería el entusiasmo del equipo local, y más jodido sería terminar meterles mano (como así pasó, de hecho). Durante los primeros 15 minutos el Atleti jugó espléndidamente bien al fútbol, con un Koke imperial repartiendo a la velocidad de la luz juego a diestro y siniestro, con Luis Filipe y Juanfran desatados en sus respectivas bandas, y, obviamente, se empezaron a crear las primeras ocasiones. Dos especialmente destacables: una falta que lanzó Carrasco a los 2 minutos de juego, Dzhanaev (ya empezamos con los putos nombrecitos) que no ataja el balón (debimos de tirar más a puerta, de hecho, aprovechando dicha circunstancia), el balón le cae muerto a Correa dentro del área y completamente desmarcado, pero, incomprensiblemente, y cuando tenía todo a favor, cruza el balón en exceso. Hay que joderse.

Poco después, en una maravillosa combinación de medio equipo, Filipe finalmente pone el pase de la muerte y, de nuevo incomprensiblemente, nuestro Correíta manda el balón al limbo cuando lo tenía todo para marcar, allá en el segundo palo. Este dulce Correita, capaz de meter tantos con la precisión suiza con que los hizo al Barcelona y al Granada, a la par de desaprovechar dos ocasiones tan sumamente facilonas como las de ayer … Este muchacho …

En fin. De aquí al final de la primera parte, el Atleti fue ensuciando un poco su brillante juego inicial, y al final se llegó al descanso con el empate inicial.

En la Segunda parte, la muchachada del Cholo se armó aún más de paciencia si cabe, tocando más y más el balón, pero siempre con un objetivo, la portería rival. Por una banda, por otra … Mientras, entre Gabi y un imperial Savic (partidazo el suyo, madre) se encargaban entre los dos solitos de tapar cualquier mínimo intento de aventura atacante local. Torres tuvo otra gran ocasión en un perfecto centro de Juanfran (muy impreciso en la primera parte en esta faceta, por cierto) que el Niño cabeceó pero el balón se marchó por encima de la portería. También probó fortuna Don Fernando poco después en un fantástico zambombazo cruzado que salió lamiendo el larguero. Lástima, porque hubiese sido un golazo. Hasta que al fin tanto dominio tuvo su fruto, en un centro de Juanfran que Torres no termina de rematar bien (buen partido de nuestro Niño, de todas formas, muy activo y participativo), y que al final se le queda a huevo para que Carrasco, en el segundo palo, y a pesar de que ayer estuvo excesivamente individualista en alguna que otra buena contra, fusiló a placer al simpático guardameta local. Era el minuto 16 de  esta segunda parte, y lo más difícil se había conseguido. La racha del belga continua. 0-1.

Quedaba, pues, lo más fácil, rematar la faena. Pero una vez  más no supimos realizarlo. No sé a ustedes, pero esto a mi es algo que me enfada profundamente. Tuvimos 3 o 4 opciones de contra que, con gente con la calidad que tienen Griezmann, Torres, Carrasco, Gameiro (que suplió en la segunda parte a Correa) y demás deberían de saber manejar infinitamente mejor que lo que lo hicieron ayer (un calco, por cierto, a lo que pasó en Holanda contra el PSV). La única que se llevó medio decente acabó en un pase de cuchara de Yannick que Griezmann remató muy bien de cabeza y el portero realizó un paradón. Pero tuvimos más, y estuvieron a cual peor llevadas. Esto hay que trabajarlo, señores.

Y no digo nada de lo mal que se jugaron los últimos 5-7 minutos finales. Mal hasta decir basta. Afortunadamente el simpático equipo local no hizo más que alborotar el gallinero, por un lado, y que, reitero, tanto Gabi como Savic estuvieron soberbios durante toda la noche, por otro. Oblak, por su parte, paró la suya de rigor, y con eso terminó bastando. Pero este tipo de partidos hay que tenerlos cerrados desde mucho antes, entre otras cosas porque ayer, además, el Líder, lo mereció, y con creces, aunque no supo ejecutarlo. En fin. Tampoco era demasiado fácil el tema (frío, campo pequeño y demás). Y lo importante al final se consiguió: tres puntitos más en la buchaca, y la muchachada continua invicta. En definitiva, todo un Líder con paso firme.

16 de octubre de 2016

Atleti 7 - Granada 1. El Líder homenajea a sus Peñas.


Quién más, quién menos, siempre andamos con la mosca tras la oreja en este tipo de partidos erótico-festivos (conste que la idea me parece cojonuda, era un puntazo escuchar ayer las conversaciones del Calderón, gente de todos los puntos de España allí presentes, un gallego por allí, un extremeño por allá … se merecen lo mejor, y más, si es jodido ser del Atleti aquí, imagínense fuera) que disputa el Atleti (en adelante, El Líder) en su Templo. Quién más, quién menos, recuerda fantasmas pasados, situaciones parecidas: “Líder contra colista”, “Día de las Peñas (antiguamente más conocido como “de las penas”), mogollón de veteranos en el campo (honor y gloria a todos ellos), campo a reventar, ambientazo espectacular, tifo acorde al mismo … Si, encima, vemos con la caraja que empieza Godín, cometiendo casi consecutivamente tres fallos impropios de él (no pasa nada, Señor valladar), y que el Granada, allá por el minuto 20, nos enmudece a todos con un golazo de Cuenca, de volea, que entra por toda la escuadra, de esas que los que hemos jugado al fútbol sabemos que, si se engancha bien, nos sale el tiro de nuestra vida, da como resultado que algo olía a podrido en el Manzanares.

Pero no. Si algo merece precisamente la muchachada del Cholo es credibilidad, y si algo posee, es fiabilidad. No podía fallar ante tanta gente de fuera, frente a la inmensa guardería rojiblanca en que se convierte este estadio cuando juega a una hora decente. Y se puso, pues, a ello, comandados por un imperial Carrasco. Lo maravilloso jugador que es hace que cada día enganche a más adeptos a su causa (yo, en este caso, nunca he sido dudoso, los que tenéis la santa paciencia de seguirme bien sabéis que a mi es un tipo de jugador que me encanta). Pero ahora al Cholo se le ha metido en la cabeza que tiene que meter goles, y, ay, amigo, cuando a ese hombre se le mete en la cabeza algo …

Y ayer lo consiguió. Vaya si lo consiguió. Con tres chicharritos como tres soles. Los dos primeros, además, antes del descanso, para irnos al mismo con tranquilidad. El primero, tras aprovecharse de un mal despeje del cabaretero Ochoa y empalarla sin piedad, allá por el 33 de juego. El segundo, al borde del descanso, tras aprovecharse de un gran pase de Correa (cómo me gusta que se vaya haciendo con la titularidad), que remató de nuevo seco, rebotó en un defensa nazarí y Ochoa ni se enteró (“que lo vengan a ver …”).

Tras el mismo, llegó el huracán rojiblanco, que realizó un fútbol de altísimo nivel. Fuimos un ciclón: por bandas, por el centro, en largo, en corto, tras contras, con posesión del balón … El Granada fue un muñeco roto en manos del Líder. Y el festival brilló con todo su esplendor, que no es otra forma que consiguiendo goles, y cuantos más, mejor. Así se dignifica este deporte, siempre y cuando se respete al rival, tanto en el juego como con las posteriores celebraciones de los tantos, tal y como ayer ejemplarizó El Líder.

El tercero llegó obra de nuestro belga favorito, tras una acción en la que Griezmann persiguió un balón hasta la línea de fondo con la ilusión de un juvenil, y cedió atrás para que Yannick empalara con toda su alma hacia la portería visitante. Se fue como un poseso a dedicárselo al Cholo. Aquí no hay egos predominantes: aquí hay un equipo comandado por un Líder desde el banquillo. Un Líder que nos tiene a todos conquistados el corazón: se llama Diego Pablo, y se apellida Simeone.

A continuación, se cumplió otra de las máximas del Cholo: “lo importante no es la calidad de los minutos que sumes, sino la calidad de los mismos”. Y Gaitán, oyes, que se lo ha tomado al pie de la letra el tío. Y puso como quien no quiere la cosa el cuarto y el quinto tanto (minutos 62 y 81 de juego)).

Tres minutejos más tardes, Correa redondea su completísimo encuentro con un chicharrazo de disparo seco y ajustado al palo desde fuera del área. Y ya al borde del final, Carrasco se marca de nuevo un jugadón de la hostia en su banda derecha (suya, y de Juanfran, aunque, la verdad, ayer todo el Calderón tuvo un dueño, nuestro diez) y Tiago termina fusilando a placer el séptimo y último de la cuenta.

En definitiva, que este equipo es muy consciente de la importancia de su afición, y como tal, la homenajeó ayer. Se siente, señores. El Líder es así.

EL CRACK DEL PARTIDO: Yannick Ferreira Carrasco. Quién si no. Si a todo lo que encara, con todo lo bien que regatea, con todo lo vertical que es, con todo el trabajo que aporta (aunque esto es innegociable con nuestro Mister), con coda la velocidad que tiene, con la movilidad que posee, ya, encima, le dé también por meter goles … uffff …. Cuidadito con el pedazo de jugador que nos podemos empezar a encontrar de verdad. Y encima, recién renovadito. Y yo, el tío más contento del mundo, oiga, que ni sabía de la existencia de este descomunal pelotero. Nos queda tanto por aprender …

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Obviamente, el Granada. Aunque a mi en la primera media hora no me disgustó, pero para nada. Se topó con El Líder. Le mosqueó, y es lo que pacha …

ÁRBITRO: De Burgos Bengoetxea. Malo como la carne del pescuezo. Tiene un serio problema a la hora de conceder leyes de ventaja que luego benefician al contrario que, previamente, había cometido la falta. Ayer dio un auténtico recital.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO ( 0 GRADOS).

Seriedad, señores, por favor. Que jugábamos contra el colista, hombres de buena fe … Que nos les ciegue el número de goles. O el partidazo que hicimos (y ya me callo, que al final lo toco y no, joder, que no).

Y el miércoles, pardidito de Champions en Rusia. Ya saben … “NO PARAR, HASTA CONQUISTAR”.

7 de octubre de 2016

Recuerdos del Calderón.


Tengo 48 palos, y cincuenta cumple el Manzanares, primero, el Vicente Calderón, después (da igual el nombre, en este caso, los dos lo dignifican). Considerando que llevo yendo allí desde los 6 añitos, casi se puede decir que mi vida ha ido paralela a la suya. Por eso quiero escribir hoy estas líneas, para contaros lo que ha sido parte de mi existencia ligada a la que, sin lugar a dudas, es mi segundo hogar.

Mi primer partido.

Frente al Valencia, celebrando el título de Liga, allá por el año 1977. Recuerdo la banderita rojiblanca pequeñita que me dieron a la entrada, el llenazo total (de las pocas veces que llenaba en esa época, no se crean) y el 0-3 que nos endiño precisamente el Valencia. De primeras, ya empecé a comprender la mágica idiosincrasia de este Club.

Mis primeros años.

Como diría el Sabina, “con mi mamá (en mi caso) de la mano”. Partidos de domingos a las 16,30 h., de marcadores manuales con nombres de establecimientos que equivalían a los de los equipos que jugaban realmente, de “pipas, caramelos, copas de coñac”, de tener que entrar casi 2 h. antes para pillar sitio, de guardarnos los mismos unos a otros, de empezar a conocernos los que allí nos llamábamos entre nosotros “familia”, de botas de vino, de puros, de sol (ese córner del primer anfiteatro fondo norte es lo que tiene), de viseras realizadas de cartón grises, de banderones por todo el campo (pocos llevaban la rojiblanca puesta en aquella época, excepto un servidor, que de siempre la he portado, me siento muy orgulloso de haber sido uno de los pioneros de ello).

Partidos en los que mis hermanos no me querían llevar (Barsa y Madrid, principalmente, porque había demasiada gente, decían … ¿serán miserables? Para ver al Cádiz sí que no tenía problema). La cantidad de peña que, al llegar al estadio, escalera en mano, subían por la misma para, posteriormente, trepar por los cuadraditos que había hasta llegar arriba para colarse. ¿Vigilancia? Allí no había ni Dios. Una época sencillamente imborrable.

Partidos.

     Cualquier derbi que ganásemos, la caza del vikingo en la grada, las movis que habían en casi cualquier parte del campo cada vez que marcaban y alguno quedaba al descubierto, sus previas, la puta cartera de los cojones que siempre terminaba perdiendo en ellos, botellones, alcohol, enfrentamientos con los fuleros en la calle, cargas, alguna que otra buena hostia recibida, una casi detención. Siempre resonando en mi cabeza el estribillo de los Ilegales …”Tiempos nuevos, tiempos salvajes, toma un arma, eso te salvará, levántate y lucha, esta es tu pelea, levántate y lucha, no voy a luchar por ti”. Avalancha en la celebración de un gol de Sabas, todo el fondo que nos pasa por encima. Nos la suda. Ha marcado el Atleti.

        El día que le invitamos al puto Cristóbal Soria y su Sevilla a tomarse un Ballantines, suspensión del partido, el desequilibrado mental del Palop haciendo de las suyas, la que se montó. Muy guapa.

      El mítico 4-3 al Barsa. Ese partido fui con 2 colegas del Barsa (uno de ellos venido de la ciudad condal y todo). No me fui del campo precisamente porque estaban ellos y no me hubiese parecido un buen comportamiento de anfitrión (siempre les estaré agradecido, si me pierdo eso me tiro al río al día siguiente). Y sí, tampoco me fui en el 0-6, uno de los días que me fui llorando a casa en el metro completamente hundido, desamparado.

       Otro mítico, la remontada al Betis. 1-3 nos ganaban en la segunda parte. Dos golazos de Arteche en los últimos 5 minutos terminan volteando el partido. Él bravísimo Artechenbauer sale en camilla. Llueve a mares. El Calderón, a tope de aluminosis. Nuestro cemento, que termina por ceder y nos caemos por los botes en la celebración del cuarto gol. Por cierto, también contra el Betis, el partido del primer año en segunda. Jamás he visto en el Calderón un ambiente igual, ni un tifo tan sumamente bestial. No lo olvidaré nunca.
       
      De los más tristes, la final de la Intertontos contra el Vila-Real en el Calderón. Recuerdo que lo ví con Rafita. Ni eso logramos conseguir en aquella época tan negra. Putos penaltis (fallamos uno al final del partido que nos hubiese dado el “título” – por decir algo de eso, claro-) …

      
       El debut del Niño frente al Leganés. Teníamos tantas ganas de agarrarnos a algo en esos tiempos de Segunda, que fue un auténtico vuelco al corazón su debut, con Don Luis Aragonés en el banquillo.

      
      Un partido contra el Depor. Uno de Liga. Uno lamentable. Otro más. Uno en el que, seguramente, iríamos palmando. Uno en mitad de una temporada, en medio de la nada. Uno en el que estábamos tan hastiados de todo y de todos, que nos dio por cantar el himno a todo trapo en la grada. Y de ahí, hasta la fecha …


      Un partido frente al Espanyol, que íbamos palmando y logramos remontar con 9 jugadores. Creo que era de la época de Forlán y el Kun.

       Contra el Valencia, la puta imagen del imbécil integral del Leandro imitando al perrito meando hacia el Fondo Sur. Lo que hubiese dado porque me hubiese pillado en esa zona del campo aquel día …


      Frente a Osasuna tengo 2. Uno bueno, cuando falló un penalti Fernando Torres faltando apenas 5 minutos de juego (íbamos empatados, por cierto, creo que al final ganamos y todo) y todo el estadio se puso a corear su nombre. Daba igual el resultado. En negativo, el partidito que se marcaron los lindos muchachitos el día del Centenario. Uno, que fue voluntario llevando la banderola desde Atocha hasta el Calderón, que disfrutó de lo lindo de dicha celebración, no fue capaz ni de quedarse al final de los juegos artificiales del cabreo que tenía encima.


      El festejo del lunes posterior al día del doblete frente al Albacete. Después de haber estado todo el domingo de fiesta, y después de haberme quedado flipado viendo en directo a mi Sabina y su “Pongamos que hablo, del Atleti, del Atleti de Madrid”, recuerdo el fin del día tirado en el césped del Calderón completamente extasiado y viendo la brutal tirada de fuegos artificiales, cómo retumbaba en el campo que, por momentos, parecía que se iba a hundir completamente (de hecho, hubo denuncias de los vecinos por la brutalidad de los mismos, no me extraña).


      El partido del Zaragoza de la rotura de vallas debido al infausto arbitraje del malnacido de Álvarez Margüenda. La cera que dio esa gente, y la señora con los zapatos en la mano, descalza, andando por el césped en busca del árbitro. Como para olvidarla.

El Madrileño.

       Recuerdos de domingos por la mañana, de los bancos de madera, de los míticos yayo-ultras que iban a dichos partidos, de ver a cantidad de jugadores que llegaron al primer equipo, de vermuthito después en Marqués de Vadillo. Guardo con tanto o más cariño si cabe sus partidos tanto como los del primer equipo.

     Uno frente a Las Palmas sencillamente épico. Estábamos en 2ª, obviamente. Los canarios venían como líderes intratables. Y así lo demostraron marchándose al descanso ganando 1-3. Sin embargo, una segunda parte sencillamente maravillosa del Madrileño, comandado por el jugador que más me ha ilusionado en la historia de este Club (aunque luego se quedó en nada, una pena), el paraguayo González, hizo que diésemos la vuelta al partido y acabásemos el mismo con un espectacular 7-3 a nuestro favor (hat-trick del rojiguayo incluido). ¡Qué partido!

      Esos derbis frente al Castilla. En uno, mediada la segunda parte, tuvimos una visita inesperada en el fondo: una manada de Ultra-Full apareció por sorpresa. El factor sorpresa causa su efecto y mucha peña echa a correr. Sin embargo, yo estaba con mi colega el Rezzetas, y me dijo que permaneciese quieto con él, y que metiese la mano en el bolsillo simulando como si llevase algo. A continuación, uno de los antiguos líderes del grupo que nos ve y les dice al resto: “estos 2 al menos han tenido dos cojones y se han quedado, dejadles en paz”. Y así fue. Si sois fans de las pelis del Padrino, recordad la escena en la que Michael va a ver a su viejo en el hospital y descubre que está solo, no hay ni el tato en el hospi, a lo que aparece el hijo del pastelero para hacerle también una visita, y Michael le comenta que se quede en la puerta con él, y que se meta la mano en la solapa simulando que tiene una pistola. Michael era el Rezzetas, y yo el tembloroso pastelero.

Partidos europeos.

El Calderón siempre tiene un ambiente especial en este tipo de encuentros. Mítico aquel 3-0 al Manchester, con los dos golazos finales de Paolo Jorge Dos Santos Futre (el  tifo de  bengalas y botes de humo de aquel día, sencillamente inigualable). Otro partido frente al Brujas, que nos eliminaron al final en la vuelta, y que en la ida, en el Fondo Norte, la gentuza de seguidores que tiene ese equipo quemaron una  bufanda que tiró un chavalito del Atleti para intercambiarla con alguien. La que se montó al final, dándonos de hostias todo Dios cuando salían, teniendo los barrotes en medio que separaban ambos sectores, no tiene precio. Y, reitero, era el fondo norte. No quiero llegar a pensar lo que hubiese pasado en otra zona del campo.

Aunque para ambiente chungo, el que hubo el día de la Real Sociedad en la UEFA, cuando pasó lo del Zabaleta. Hacía un día gélido en Madrid, cierto, pero toda la peña iba en especial estado de alerta con sus caras tapadas. Se veía que algo gordo iba a pasar, como así, por desgracia, acabó ocurriendo. Era época de mucho azote terrorista en Madrid, y andábamos todos muy sensibilizados con el tema. Por decir algo a nivel deportivo, destacar también el golazo de Jugovic de chilena.


Pero el partido que más se me quedó grabado es el del Sion. No sé. Una sobredosis de peyote no creo que afecte tanto. Psicodelia en su más puro estado. Sentándome aún contemplo como, habiendo sacado nosotros de centro, una cesión de Marina hacia Pereira se convierte en una vaselina imposible que entra en nuestra portería sin remisión. Los pobrecitos del Sion no sabían ni cómo celebrarlo, porque ni siquiera habían tocado el balón. ¿A quién coño abrazaban? Pues bien, este equipo de electricistas, fontaneros y demás oficios de pornostars, al cuarto de hora ya nos iban ganando la friolera de 0-3. Mi hermano llegó tarde aquel día al campo (sobre el minuto 17 o por ahí) y cuando me vio me dijo: “¿Qué le pasa al marcador? Está estropeado, ¿No?”. “No, Manolo, no. No está estropeado. Vamos así” – le contesté-. No sé si articulamos ya más palabra alguna en toda la noche. 2-3 palmamos al final, y, creo recordar, el Hugo Tarugo Sánchez falló también un penalti y todo. Brutal hasta decir basta.

Jugadores.

       Ufff … Imposible citar a todos los buenos que he visto: la electricidad de Futre, la majestuosidad de Schuster, Bosanova Dirceu, la magia de Kiko, la técnica de Alemao, el brutal Falcao, el gran Forlán, la sonrisa de Luis Pereira, Artechenbauer … Me voy a quedar con dos: el mago Leivinha (mi auténtico favorito de todos), y Don Juan José Rubio, el tímido del Atlético de Madrid, ídolo de juventud ya que jugaba en el mismo puesto por el que yo deambulaba por el campo. Capaz de regatear a 3 tíos en una baldosa, llevando siempre el balón pegado a sus botas (solo a Paolo Jorge Dos Santos Futre le he visto conducir así el balón), y un auténtico especialista en provocar (no confundir con tirarse, no lo hacía nunca, de hecho) penaltis. Añádanle que fue el crack que me dio mi insignia de plata en el Calderón (otro momentazo inolvidable). Un sueño hecho realidad.

Gol.

      Mogollón de goles. De eso consiste este rollo. En el Calderón suenan a música celestial. Son mucho más bonitos con las mallas de las porterías en rojiblanco,  y puestas en forma de cuadrado. Dónde va a parar. Pero, fíjense ustedes, me voy a quedar con uno, que vi al “señor” Hugo Tarugo Sánchez frente al Oviedo, en un desangelado partido de Copa. Lo consiguió de chilena, sí … ¡¡pero desde el centro del campo!!, viendo la posición adelantada del guardameta visitante. Bueno, sí. Y con el de Vieri frente al Panathinaikos. Desde casi la esquina, de un toque, anticipándose al portero que parecía que  tenía la situación controlada, sin ángulo ninguno … Maravilloso es poco.

Ubicaciones.

Pues sí. Puedo decir sin miedo ninguno que me he recorrido el Calderón de fondo norte a sur, pasando por laterales, grada y tribunas, y en todas partes he visto el fútbol estupendamente. Mi sitio favorito es el Primer Anfiteatro, Fondo Norte, a la altura del córner … por ella. Sencillamente por ella.

Frente Atlético.

No se puede hablar del Calderón sin mentar al Frente Atlético. El auténtico corazón del estadio. Hubo un antes y un después en todo lo relacionado a este Club desde el momento de su existencia. Tuve, eso sí, que negociar con mi madre mi pertenencia al grupo (a ella no le hacía nada de gracia el tema). Al final llegamos al acuerdo de que yo podía ser miembro del Frente a condición de que en el Calderón siguiésemos estando siempre juntos. Y así lo cumplí hasta incluso cuando ya no podía ir (aunque haya visto muchos partidos también en el Fondo Sur después). Y me dejó total libertad para realizar los viajes con ellos, así que salí ganando y mucho con el trato. Porque gracias a dejarme la espalda en esos autobuses de Dios recorriendo toda España he conocido a la gente que ahora es mi amiga del alma. Fui de los fundadores de los Devils, estuve también con los Red Star, disfruté como un enano con los viajes de la Vieri … Las cosas del Frente merecían no un post, sino un libro entero aparte. Quizás, algún día …

Conciertos.

También, gracias a nuestro templo, guardaré hasta el día en que me muera el conciertazo de Pink Floyd en el Calderón. La imagen del cerdo sobrevolando el cielo de nuestro estadio de lado a lado, con sus ojos iluminados, imposible de olvidar. ¡Qué noche tan mágica!

Así que nada. Aquí queda mi ladrillo-homenaje al Calderón. Darle las gracias de todo corazón a Don Vicente, por construir una casa con los Atléticos y para los Atléticos. Cualquier parecido con la realidad actual, es pura coincidencia.

3 de octubre de 2016

Valencia 0 - Atleti 2. ¡¡Líderes!!


Caprichoso que es este deporte, madre. Tras nuestro segundo partido de liga, parecía que nuestros rivales se nos escapaban sin  remisión y que nos costaría volver a engancharles de nuevo. Sin embargo, cuando nuestro calendario se endureció y el de nuestros rivales parecía mucho más cómodo,  resulta que hoy nos acostamos líderes (con toda justicia, por cierto) del presente campeonato liguero. ¿Qué quiere decir esto? De momento, probablemente nada. O sí. Porque, a 3-10-16, probablemente el Atleti sea el mejor equipo de los que hasta la fecha están disputando el campeonato. Y su estado de forma no es casual, tal y como demuestra también su liderato en Europa. Este equipo hoy en día es una perfecta máquina engrasada de hacer fútbol (lo de tirar penaltis ya lo dejamos para más adelante) y, por supuesto, ayer en Mestalla lo demostró.

Siempre que va uno a Valencia es un encuentro especial. Eso es lo que tienen los equipos con historia, que su sola presencia, por muy mal que esté, siempre impone respeto y expectación. A pesar de los alocados bandazos del Trinchard de turno, esa sensación jamás abandonará a los visitantes de ese estadio.

Dicho esto, ayer el Valencia me pareció el equipo más ramplón y vulgar que he visto en las últimas temporadas. Es cierto que con la llegada de Voro parecen que han pillado un cierto orden defensivo y, desde luego, pelotas no se puede negar que también le echaron. Ahí no se les puede reprochar nada. Pero para poder jugar al fútbol hace falta más, mucho más. Y para poder vencernos, hoy  en día, ni te cuento. Porque ayer el único que realmente les mantuvo en el partido fue su portero. Si no hubiese sido por él (que para eso está, por otro lado) la cosa podía haber acabado con un marcador en contra ciertamente escandaloso. Y es que, reitero, hoy por hoy, las distancias entre ambas escuadras es sideral.

Por supuesto, el Atleti jugó un muy potable partido de fútbol. La primera parte fue un monólogo total rojiblanco, de hecho (me niego en rotundo a aceptar como equipación colchonera esa aberración que llevamos de disfraz de segunda equipación, en la que ni siquiera el escudo es como Dios manda, ando indignado con este tema, no me hablen). Comandados desde atrás por el siempre espectacular Lucas (otra nueva exhibición del chaval, y van), con Gabi y Koke omnipresentes, y con la movilidad de Griezmann, Correa y Gameiro la cosa empezaba a rular de verdad. A los 25 empezó a avisar Griezmann con un disparo desde fuera del área.

De todo ese dominio vino nuestra gran primera ocasión de gol. Justo de ese dominio, y de Clos Gómez, claro está, que decidió pitarnos un penaltito al borde del descanso para que nos pudiésemos adelantarnos en el marcador. Era lo suyo. Sin embargo, Antoine, generoso él, decidió que así no, lanzó un perfumadito penalti de los suyos, y Alves hizo el resto. Pues nada, habrá que seguir intentándolo tras el descanso.

En la segunda parte el Atleti aún fue mejor, aunque, obviamente por su afán de conseguir vencer en la batalla, hizo que el Valencia también tuviera sus opciones, como una del alborotador venido a menos Mina que le quitó magistralmente Lucas cuando todo Mestalla se disponía a celebrar su gol. El corte que hace el chaval, en velocidad, viniendo desde atrás, es para enseñar en las mejores escuelas de centrales del mundo. Una auténtica delicia.

Así que al Cholo no le quedó otro remedio que tirar de arsenal, sacó al terreno de juego al temido Carrasco junto con el temible Torres, y entre ambos se apañaron para que en su primera acción del encuentro acabase en tanto. Combinación entre el belga y el madrileño (que no madridista) internada y disparo posterior del Niño, Alves que despeja pero no bloca, el rechace le cae a Gameiro, éste se revuelve  hasta ver la posición desmarcada de Antoine, y nuestro crack se reivindica fusilando prácticamente a placer el 0-1 en el marcador. ¡Al fin, joder, al fin!

A partir de ese momento, el equipo olió a sangre. Gameiro se plantó solo ante Alves, pero nada. Después, nuestro Mariete decide regalarnos un penalti a nuestro favor (otro penalti). “¡Qué lo tire Gabi!”, imploré desde mi casa. Al canterano le puse como ejemplo en mi anterior crónica como excelente lanzador de penas máximas. Como no podía ser de otra forma, lo “lanzó” el propio Gabi … a las manitas del puto Alves. Aquí, el caso es que la peña no se corta un puto pelo en dejarme en bragas, hay que joderse. Así que nada, no pienso mentar a ni Dios más cómo puto lanzador de penaltis. Que los tire Oblak, si eso …

Un partido que debería de estar sentenciado, no hubo forma de hacerlo hasta bien entrado el final, ya que Alves se emperró en que así no fuese. Y no es cabezota el menda ni ná. Menos mal que para el resto está Oblak, que, a diferencia de muchos otros, tiene la sabia costumbre de que todo lo que le rematan lo ataja, haciendo fácil lo difícil, y no concediendo jamás una segunda oportunidad, tal y como así demostró en un cabezazo de Mangala que paró con sus guantes impregnados de Loctite. Ahí prácticamente ya murió el equipo che. Nosotros no, ya que Gameiro estaba enfadado con el mundo tras ver como antes mandaba Gabi un nuevo balón al palo, y el propio jugador francés remataba a las nubes otra buena ocasión. Y, esta vez sí, realizó él una estupenda contra de “yo me lo guiso, yo me lo como” y ya en el noventaitantos, logró, por fin, de nuevo batir a Alves, poniendo el 0-2 en el marcador, y demostrando, una vez  más, que la distancia que hay hoy en día entre ambas escuadras es sideral (esto ya lo he dicho, ¿No? Pues sus jodéis…)Y es que para frenar al líder con buena voluntad y entusiasmo no basta. Se siente, señores. El Líder es así.

EL CRACK DEL PARTIDO: Obviamente, por parte local Alves, claro. Y por nuestra parte, la gran aportación de Carrasco, individuo en hacer siempre lo que le pone en gana con cualquier valencianista que le aparece en su espacio, y Don Fernando Torres, nuestro Niño, que dibujó unos estupendos minutos de juego también. Añádanle la seguridad de Oblak y nos sale que el crack del encuentro fue Lucas. Lo del futuro de este chaval no tiene nombre, definitivamente.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Los dichosos penaltis. Tras mi gran éxito conseguido recomendando a Gabi, no se preocupen, que meto mi lengua en remojo con lejía mezclada con granizado de hígado, pero por favor, que alguien solucione este tema. No sé. Si Gameiro tiró el primero y entró, pues que siga él, ¿No?

ÁRBITRO: Clos Gómez. Se inventa el primer penalti en el marcador (que no el segundo, ese nos los regala nuestro eterno colchonero Mariete), pero por lo demás, bien en líneas generales.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 0 GRADOS).

Empiezan a retumbar las primeras voces en mi contra. Se siente, pero era partido de obligado cumplimiento, así que, por mucho liderato que se haya conseguido, la cosa se mantiene en los cero grados. Ya les tengo dicho en millones de ocasiones que esto del termómetro es una cosa muy seria, Borjita. Aquí las euforias mañaneras no sirven de nada.

Y ahora, un delicioso parón de las Selecciones para saborear y relamerse, aún más si cabe, de tan privilegiada posición. “Jamás, jamás, te dejará esta hinchada” …

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