Lo siento por ustedes, pero el miércoles me vine arriba tras el partido y me comprometí a juntar unas líneas con don Dueño. Así que las broncas a él.
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La Champions es una competición que me da infinita pereza, ya lo saben ustedes. Básicamente, sabedor que no la vamos a ganar nunca, lo único que me interesa es intentar robar a los organizadores lo máximo posible y pasar un par de noches grandes por temporada. Quizá por eso me tomo con algo más de calma los partidos. Eso sí, cuando la cosa va igualada me pongo a sufrir como siempre. Y lo sé por el número de pitillos. En un partido normal me fumo cinco: uno cinco minutos antes del encuentro, otro en el 22’30’’, uno más en el descanso, el penúltimo en el 67’30’’ y el último al finalizar. En un partido tenso llego a ocho: el anterior, el del 22’30’’, dos en el descanso, el del 67’30’’, dos en los últimos diez minutos y el del final. Reconozco que soy un puto coñazo para el que me tiene que sufrir al lado. Pero así somos. Y el miércoles tocó sufrir (viendo el partido repetido, no tanto como pareció). Obviamente, no fue como aquella noche en el Allianz Arena, pero hubo algún momento apurado.
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Manchester es una ciudad horrorosa, como casi todas las de la zona. Poco ayuda ese clima hereje, donde el sol, cuando sale, no calienta y la lluvia es casi perenne. Pero hay que reconocer que es una ciudad muy futbolera (dividida en azul cielo y rojo infierno) y musiquera. Madchester ¿Quién no ha soñado con La Haçienda? ¿Quién no tiene a Joy Division, Stone Roses u Oasis como grupos de cabecera? ¿Quién? Pero poco más tienen los pobrecillos míos.
Los hijos de mil Drakes habían sacado un empate injusto en la ida y se les notaba como muy creciditos. No sé por qué, la verdad; porque están haciendo una campaña horrible (como casi siempre últimamente). ¡Ojo!, tampoco es que nosotros lo estemos haciendo demasiado bien; pero estamos en ascenso, especialmente en resultados. Habría que hacer pagar esa soberbia innata a los piratas de la isla. Y a eso su puso el Atlético.
Old Trafford se vistió de gala con la FAncarta del Grupo y 3.000 soldados rojiblancos. En Madrid, Old Clandestinord también presentó su mejor aspecto. Nervios. Dudas. Tensión. Comienza el partido.
No apretaron los herejes de inicio (con el cambio del valor de los goles, parece que la cosa es menos dramática), pero nosotros estuvimos muy espesos en la salida de balón (muy mal Koke y Herrera en el principio). Un balón salvado con la cara, por la cara, por Oblak pareció despertar al Equipo. Tanto el Capitán como el mejicano, bien ayudados por De Paul, comenzaron a tranquilizar el partido y, con ello, llegaron las primeras ocasiones. Un jugadón rematado por João terminó en gol, pero fue anulado por fuera de juego de Ojos Bonitos. Poco después, el argentino se encontró con el portero robadonuts en un disparo a la escuadra. En el 40, por fin, llegó el premio a estos buenos minutos. Una muy buena jugada entre De Paul, João y el Marido de Erika (partidazo el suyo) terminó en un cabezazo a las mallas de Lodi.
Tampoco salió excesivamente volcado el club de fútbol más rico del planeta. Me cuentan que hubo una ocasión nada más empezar (estaba fumando todavía), pero poco peligro sufrimos. Nuestros centrales, ¡por fin!, estuvieron imperiales, ayudados por el Oblak de siempre. Bravos Lodi y Ojos Bonitos en banda. Junto y firme nuestro centro del campo. Peleones y solidarios los de arriba. Un cabezazo con paradón de Oblak y un remate cruzado fueron las dos más claras del rival. Tras sus cambios, que fueron de risa (la entrada de un tal Pogba, que hace anuncios y todo, supone un insulto al césped), ya sólo quedó aguantar, casi con placidez, hasta el final. Con éste llegó el momento de celebrar. Cuando no puedes viajar, te alegras mucho más por los que han viajado, coraje y corazón. HONOR A LOS 3.000.
Mientas, veíamos aquí la deportiva despedida que brindaba el entendido público local a nuestro Entrenador. Y luego se permiten, los hijos de la gran Maggie, de criticar que no nos guste el buenismo ese, tan practicado allí, de, por ejemplo, hacer el idiota arrodillándose antes del partido. Ellos son los buenos; es lo que ha vendido siempre el establishment británico y, lo que es peor, se lo hemos comprado.
Como siempre, parece que no le gustó mucho el juego del Atlético al rival eliminado (rival que fue superado con bastante claridad en la eliminatoria, por cierto). Mejor. El partido nos hizo recordar al Equipo sólido de tiempo atrás. ¡Ojalá sigamos el Camino!
No sé qué nos deparará el futuro. Lo único que tengo claro es que si recuperamos el rigor atrás, plantaremos cara a quién sea. Y eso me vale.
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Decía la sin par Almudena que su Abuelo (Atlético fetén por lo que comentó) le había enseñado a diferenciar triunfalistas y triunfadores. Los primeros sólo se reafirman con la victoria. El triunfador es el que afronta cada mañana, cada día, cada proyecto, cada partido, como un triunfo. Luego, quizá, salga mal; pero en ello ponemos nuestro empeño, nuestra vida. Dios nos hizo triunfadores de la Vida, Dios nos hizo del Atlético. Gracias, Dios mío.
FORZA ATLETI SIEMPRE.
1 comentario:
Os quiero, cabrones. Pero no os vengáis arriba, porque no os deseo.
¡ AÚPA !
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