22 de mayo de 2023

Atleti 3 - Osasuna 0. Hermoso día de los Niños.

Ambiente erótico festivo más que otra cosa. Ojo, yo me alegro y aplaudo al Club para que siga teniendo este tipo de iniciativas. Sinceramente, es emocionante ver el Metropolitano lleno de niños por todos lados, saltando, cantando, gritando y disfrutando del Atleti. También me moló mucho que desde el Frente se les dejase el megáfono a los peques para que animasen desde el Fondo Sur (por cierto, animación bajo mínimos durante prácticamente todo el encuentro, son las cosas de tener, probablemente, todo el pescado ya vendido). Porque faltaba ayer la salsa principal de todo esto: el jugarse algo importante realmente. No hubo esa tensión necesaria, imprescindible para seguir con la intensidad que merece este deporte. El fútbol no es un deporte exhibición, es un juego de emociones, de jugarte la vida en lo que sea, es tensión, sufrimiento, pasión, intensidad, y ayer, no era el día para casi nada de eso. Sé que hemos conseguido ya matemáticamente la clasificación para la próxima edición de la CHL, pero no me parece un proeza tal como para brindar con champán o dejarme ayer la vida animando sin parar. Es un objetivo mínimo cumplido, sin más, aunque, y visto como estaba el percal al final de la primera vuelta, agradezco el esfuerzo del equipo y al Cholo el cómo ha enderezad la nave finalmente. Dicho esto, lo mejor de ayer, eso sí, fue el peque que me tocó a mi lado derecho. Era uno de los hijos de los Gallagher (apelativo que les he dado a dos socios pata negra que tengo del Atleti a mi lado derecho, y cuya indumentaria y forma de ser me  recuerdan un montón a los míticos líderes de los estupendos Oasis). De ellos me separa una cristalera pequeña, delimitando ambos sectores. Pues bien, al peque le debí caer en gracia (cosa extraña donde las haya, la mayoría de los críos me odian, sentimiento no muy lejanamente recíproco con algunos otros especímenes en cuestión), porque no paró de intentar saltar dicha cristalera para ponerse conmigo, mientras se descojonaba vivamente. Me lo pasé muy bien con él, lo reconozco, a pesar de que el pobre padre debió de acabar más cansado que habiendo sobrevivido a una cacería de los fuleros y los Boixos juntos, persiguiéndole sin piedad por todas partes. Ese chavalín, promete, y mucho.

 

Mientras tanto, pues la gente en la previa, habla ya de sus vacaciones, de si la despedida del próximo y último partido, de celebraciones de aniversarios de peñas y demás. Del partido en sí, entre poco, y más bien nada. Seguramente, ahora mismo tiene mucho más aliciente la fase de ascenso del Madrileño, que los partidos que nos quedan por disputar del primer equipo (y sin el seguramente, también).

 

La primera parte comenzó con un Atlético eléctrico, presionante, decidido, “Soberano … Y a por todas”. Ya a los dos minutos un centro chut de Diosito se estrelló en el larguero. Poco después, Saúl hizo un despliegue físico de lo gran todocampista que es, y en una poderosa conducción de las suyas remató al palo, cuyo posterior remate Don Álvaro convirtió en tanto … Pero, mala leche, ¿A qué no saben en qué posición se encontraba? Por supuesto, en fuera de juego. Mecachis ... (está la cosa muy malita para poner otro tipo de expresión para expresar mi malestar, que ya saben que luego si racista, y bla bla bla, Don Pablo, no me regañe en exceso).

 

Carrasco, por su parte, atacaba desatado por su banda, como siempre. Ayer vimos a un Carrasco en todo su esplendor, para lo bueno, y para lo menos bueno. Técnicamente exquisito, sublimes controles, gran conducción de balón, pero  tiende al embolicamiento final, termina desesperando al más pintado y es una auténtica lástima. ¿Conclusión? Este jugador es como es, y ya está. No le demos más vueltas al tema.

 

Al grano, marrano. Allá por el 16, esta vez fue Grizzi el que imitó a Saúl con una conducción de balón muy parecida, pero su certero disparo también repelió el palo. A partir de ese instante, Osasuna intentó desesperezarse, y el Atleti optó por una parte anodina, aburrida y simplona del juego, simple control del mismo sin más,  hasta el punto de empezar a echar de menos mi cómodo sofá de casa para dar mi cabezadita de rigor. Cuando parecía que iba a cerrar finalmente los ojos, Morata recibe un atropello impresionante de un cabestro de Osasuna (se retiró lesionado, claro), pero el balón cayó finalmente en Saúl, que vio el desmarque de Diosito, éste, con velocidad endiablada y excelente conducción de balón, se adentró en el área, vio en el segundo palo el desmarque de Carrasco, mágica asistencia, pues, y el belga remachó el tanto a placer. 1-0, y los niños empezaron a disfrutar, pero de verdad.

 

En la segunda parte fue el Atleti ya de esta segunda vuelta de la temporada (Elche aparte, obviamente). Fue ese Atleti brillante, mandón, con buen juego, con ganas de agradar y con acciones estupendas y ratos de buen fútbol y de muchos kilates. Eso sí, ese eslabón perdido de la humanidad denominada Budimir, o memez análoga, pudo poner el empate en el marcador, pero el 2-0 llegó, sin embargo, casi a continuación, en una fantástica asistencia de Don Rodrigo de Paul que Saúl remachó a bote pronto a toda la escuadra del guardameta pamplonica. Un auténtico gol made in Saúl, rechace imitaciones.

 

Poco después (minuto 66 de juego) de nuevo Diosito pudo marcar en una falta ensayada cuyo remate posterior del francés salió lamiendo el palo. Osasuna ya no veía ni por dónde les llegábamos, y de nuevo Grizzi obligó a Herrera a realizar una gran parada tras una excelente combinación entre el propio Diosito y Hermoso.

 

Hasta que, en el 83, fiestuki total. Barra libre de chuches, gominolas y palomitas varias, en otra fantástica asistencia de De Paul sobre Angelito Correa, y éste le pudo dedicar el ansiado tanto al fin a su amada madre, rematando al primer toque con maestría y superando la salida de Herrera. Y pudo ser mayor la ventaja, en una internada de un tipo que dicen que es lateral izquierdo de nuestro Atlético de Madrid, centro de éste sobre Barrios, cabezazo del canterano y Herrera que vuelve a lucirse de nuevo. Los canteranos se querían sumar a la fiesta, y todo acabó con la alegría y parangón de una jornada la mar de entretenida para los nenes, que ayer era precisamente de lo que se trataba. Y ya el fútbol en sí mismo lo dejamos ya para la próxima temporada.

 

 

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

Buen partido de todo el equipo en general. Con la cabeza, igual me quedo con De Paul, pero con el corazón, sin duda, con nuestro Saúl, que realizó un encuentro en el que volvió por sus propios fueros.

 

 

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Ojo, escribo sin fundamento alguno, simplemente intuición femenina, pero yo estoy muy mosqueado con el asunto Oblak. Este hermetismo tan vacío a la par que extraño que hay en torno a su, quiero pensar, lesión, me crea un estado de inseguridad que no me gusta un pelo. Ojalá y me equivoque, eso sí.

 

ÁRBITRO:

González Fuertes. Salvo que David García se fue de rositas tras arrollar al bueno de Don Álvaro, por todo lo demás no molestó como acostumbra.

 

TERMOMETRO ROJIBLANCO: (+ 9 GRADOS).

 

Partido de obligado cumplimiento, obviamente. No debemos subir la temperatura por un partido tan casi tan de vuelta de todo como el de ayer. Y no me maten con sus protestas, háganme el favor.

 

 

 

Por último, quería agradecer a todo el resto de aficiones de España (catalana, vasca, sevillana, pamplonica, rayista, valenciana, pucelana y mallorquinista principalmente) por seguir con tanta devoción y seguimiento el movimiento pionero que tuvimos los Atléticos a bien de estrenar, que no es otro que el de ser unos racistas en potencia, y es que ya se sabe, cuando uno va conduciendo en sentido contrario como un puto mono sin control, el que tiene que seguir su camino es el propio homínido en cuestión, y el resto de conductores apartarse de la vía para que pueda seguir su trastornada y kamikaze marcha sin parar. Este país es así. El llevar un sucio trapo blanco justifica todo: pegar a rivales al acabar el partido cobardemente y a traición, insultar a chavales en edad juvenil llamándoles retrasados y demás cónicas lindezas, mandar y alegrarse de que baje un equipo a segunda, encararse a rivales, ultras y demás, aplaudir sarcásticamente y en la cara a  árbitros, despotricar contra todo y  todos, para acabar escudando y tapando tan deleznable comportamiento en el ya manido y práctico “racismo”, poniendo el broche de oro acusando a todo un país de Racista y demás (que, a los que les importe un puto bledo todo este mundillo del fútbol, que también los hay, deben de estar muy contentos con el tema). En definitiva, mientras a unos se les justifica todo, a otros se nos condena con la misma rotundidad, y sin miramiento alguno. Nada nuevo sobre el horizonte. Pues vale. Yo admito ser “racista”. Me rindo, va. ¿Y tu?  “Llega la peste, llega el madridista” …

 

 

1 comentario:

Abuelito Chus dijo...

Lo único que lamento de su crónica don Tomi es no haber podido verle a vd antes del partido. Pero empezó a llover y hubo que entrar al campo. Fui padre cobarde y conservador...

Por lo demás tiene vd toda la razón, salvo en un tema. Creo que lo del momento anodino fue una trampa del (por cierto gran entrenador Jagoba Arrasate) mister de Osasuna, que prefirió tenernos a todos bostezando para buscar sus ocasiones. Y creo que casi lo logra, digo lo de dormirnos, porque ya lo de llegar al área, poco...

En cuanto González Fuertes, lo lamento por Morata y el cabestro de Osasuna sin castigo, pero por una vez no molestó. Es más antes del gol pensé con alivio que por una vez aplicaba la ley de la ventaja correctamente.

Y totalmente de acuerdo con el partidazo de Saúl. Lejos de querer ser lo que no es y estar totalmente entregado a la causa y al sitio marcado en la pizarra. Para el año que viene puesto fijo en la plantilla y luego veremos el resto.

Un abrazo

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