La verdad es que el Atleti viene haciendo un ejemplar ejercicio de supervivencia tras la debacle de Valencia. A pesar de las innumerables bajas, a pesar del lamentable partido en tierras levantinas, a pesar de ese circense empate que nos consiguió el portero de la Lazio en estas pequeñas cositas que nos suelen pasar siempre a nosotros, a pesar de tener un calendario bastante complicado, a pesar de estar utilizando siempre prácticamente a los mismos jugadores, en definitiva, a pesar de los pesares, este equipo, si en algo estoy convencido que tiene el Cholo, es que terminan levantándose y ejerciendo una maniobra de supervivencia continua durante las últimas semanas. Solo nos faltaba una remontada importante, y ayer también se consiguió. Y todo ello, sumando de tres en tres, para no perder comba con la cabeza. Desde aquí agradecer tanto a la muchachada (hay jugadores que andan forzando sus propias recuperaciones, inclusive, con el riesgo añadido que eso conlleva) como a Simeone el emocionante esfuerzo que andan realizando. ¡Bravo por todos y cada uno de ellos!
Analizando ya el partido en sí, fue, la verdad, muy entretenido y disputado. El Cádiz tuvo sus opciones de llevárselo (remontar un 0-2 hoy en día no es nada fácil), pero el Atleti, lejos de atolondrarse y volverse loco buscando la remontada, la consiguió finalmente haciendo lo que mejor saber hacer, a saber: jugar al fútbol. Y ayer lo hizo, por momentos, muy requetebién.
Empezó eléctrico el Atleti, con una internada del triste del Llorente, cedió el balón sobre Correa, éste dejó el esférico de taconazo sobre la llegada imperial de Diosito Griezmann, pero el violento remate del fransua repelió el poste. El partido empezaba movidito.
Sin embargo, golpeó primero el Cádiz (cuya vestimenta parecía más el Cádiz de Glasgow que otra cosa) con un tanto de Pires tras buen centro de Chris Ramos. De cómo, eso sí, fue originada dicha acción, hablaremos más adelante, porque hay una falta previa como un piano de Alcaraz sobre Riquelme. Mal se ponía la cosa, porque ya pintaba el encuentro que había que tirar de sobreesfuerzo. Otro más.
A los 22 minutos pudieron los escoceses adelantarse de nuevo en el marcador, en un fantástico remate de Fali desde su propio campo que, si llega a ir entre los tres palos, el bueno de Oblak jamás de los jamases hubiese acertado a atajar el esférico (vamos, que no fue gol, porque no lo fue, pero qué golazo de haberse producido, madre).
Cinco minutos más tarde, un balón en profundidad de Ledesma sobre Roger Martí, sin aparente peligro, se convirtió en un “La despejas tu, ¿No, Jan?”, “Va mejor para ti, ¿No, Witsel?”, y lo que suele pasar en estos casos. El uno por el otro, la casa sin barrer, y el segundo tanto en el marcador a favor de los gaditanos, tras leve y sutil picadita del tal Martí ese. Sí, es un buen gol, pero la próxima vez, si eso, celébralo mejor con tu gente, estúpido, y deja a la peña del Fondo en paz, que bastante ya tienen con lo que tienen (aparte de que casi me provocaste una ¡ejem! “pintoresca” lesión al increparte en tu celebración, y olvidarme tras mi más que merecido desahogo de que el puto asiento no se mantiene fijo, sino que se eleva al levantarse, cuando uno pacíficamente se limita a vociferar como Dios manda a cualquier rival que se precie, ni eso puede hacer uno ya tranquilo, leñe). ¿Conclusión? No me caí de culo … Porque no me caí de culo. Cosas mías, vamos ...
Menos mal que tan solo 3 minutos después, aparece uno de los de siempre. El que decían que tras la lesión provocada por el carnicero de Storbridge, era imposible que jugase contra el Cádiz (el partido de Osasuna ni cuenta, claro, para qué), basándose en sus altos conocimientos médicos sobre lo que implica tener un esguince de rodilla (sinceramente, jamás pensé que hubiese tantos traumatólogos especialistas en España, aquí es que somos así, en cuanto se nos necesita, salimos todos a una opinando de lo divino y de lo humano, cuánto daño hacen las dichosas tertulias del orto, vamos). Apareció el que, aún renqueante, le importó un bledo el poderse lesionar de más gravedad aún porque sabía que su Atleti y el Cholo le necesitaban. El que tantas y tantas tardes de gloria, de magia y de fantasía nos obsequia sin decir ni mú cuando su papel pasa a resultar más secundario. Correcto. Estamos hablando de Don Ángel Correa, que pudo batir en el mano a mano a Ledesma previo, pero que remató como si Don Radamel Falcao se tratase un exquisito pase del gran Saúl, cruzando de cabeza el balón para batir sin piedad al guardameta visitante. Este 1-2 nos metió en el partido por completo, y, para colmo de males visitantes, uno de sus jugadores con mayor jerarquía y personalidad que tienen, Fali, cayó lesionado también, sin duda alguna, provocado por detectar la cercana presencia del Profe Ortega, que, como bien saben, es responsable de absolutamente cualquier tipo de lesión que tenga cualquier jugador, incluida la de Portu tras la celestial acción protagonizada por el joven Nacho (copyright, Doña Yayo. Imprudencias de la juventud sin maldad alguna, ya saben). Con el dominio ya absoluto del equipo colchonero llegamos al descanso.
Nada más comenzar la segunda parte, se consiguió el tanto del empate. Balón en profundidad sobre Marginal Correa, este de otro mágico taconazo deja solo al Lechugo Llorente, que no logra batir a Ledesma, pero Nahuel, que viene como un tren completamente desbocado desde atrás, aprovecha el rechace para batir de nuevo a Ledesma y poner el 2-2 en el marcador. El Metropolitano olía a sangre por todos lados.
A partir de ese instante, el Atleti jugó de forma inteligente, sabiendo que el encuentro, más tarde o más temprano terminaría siendo suyo y se puso a tocar el balón con criterio, ocupando muy bien todos los espacios del terreno de juego.
En el 52, Diosito volvió a hacer de las suyas en una delicatessen que le dio por inventar, al tocar un balón de forma excelsa a la dirección de la escuadra de Ledesma, pero el fenomenal guardameta gaditano se puso el traje de Superman y voló en una estirada colosal, desviando lo que era un tanto de museo (toda la acción, en el fondo, quedó para museo en sí).
El Cádiz, por su parte, asustó (vaya que si lo hizo) en un centro de Pires que le llegó a Chris Ramos (¿Puede ser el hijo de CRetrasado y el Gramos, quizás?), cuyo remate en plancha consiguió rechazar también de forma espléndida Oblak a córner.
Y en el 67, el 3-2 definitivo, en una estupenda jugada colectiva de todo el equipo. Salida del balón desde atrás, Diosito que peina sutilmente sobre el desmarque de Nahuel Molina, éste centra (no tengo muy claro, eso sí, si con esa dirección en su intención real, pero bueno, soy del Atleti, fijo que sí que lo hizo así), sobre el desmarque en el segundo palo de Lino, que realiza un control inverosímil y, de un solo toque, ve cómo le dobla la espalda el todopoderoso Saúl, asistiendo este al primer toque ya en el área sobre Marginal Correa, que hizo el 3-2 definitivo en el marcador, y que ha causado que Madrid hoy ande colapsada ante la multitudinaria manifestación convocada por Agrupación de Neo-Traumatólogos en paro (la pobre Ayuso no gana para disgustos).
Al final, muy buenos minutos postreros jugados por nuestro Atleti, buscando el cuarto tanto con ahínco, Griezmann de nuevo lo tuvo en otra internada de Lino que dejó pasar de nuevo Correíta, también pudo conseguir el tanto De Paul (el cual parece plenamente recuperado de su último maratón de procreación), añadan de nuevo Lino posteriormente (tiene una asignatura pendiente con el gol, como el propio Don Diego Pablo ya le ha indicado), y colorín colorado, tres puntitos hemos sumado, en un partido disputado, bien jugado, muy bien trabajado y en el que todo quedó finalmente atado y bien atado (basta ya, Tomi, por favor).
EL CRACK DEL PARTIDO:
Me gustaron especialmente Saúl, que sigue en plan todopoderoso, Diosito y su inteligencia y saber estar en veintitantas posiciones distintas a la vez en un terreno de juego, pero el galardón final, como no puede ser de otra forma, para Suburbial Correa, que, una vez más, apareció cuando más le necesitaba el equipo para darnos a alegría a nuestro corazón, porque él es, en realidad, nuestra gran alegría final.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
Me decepcionó un poco Riquelme (muy fallón en ese vital siempre primer control del balón), a Nahuel Molina le salvo por el gol y su segunda parte (desastroso en la primera también), y el Lechugo Llorente está, sencillamente, para el arrastre, vamos. Me da que va a ser el nuevo “Lemar” para el Cholo, porque está empecinado en ponerle, y yo le veo completamente atrofiado en el campo, así que, Don Rubio, no se corte, y haga su magia de nuevo para la desaparición final de este jugador.
ÁRBITRO:
Iglesias Villanueva (juraría que había otro que se llamaba igual de hace bien poco tiempo, ¿No? Solo faltaban que se procreasen entre ellos, por Dios Santo). Incomprensible que no anulase el VAR el primer tanto gaditano, la verdad, porque por haber, hay una falta previa sobre Riquelme, sí, y hasta puede que otra sobre Koke. Pero vamos, que lo pongo como anécdota. Esto es un puto cachondeo de padre y muy señor mío, así que, para qué molestarse.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (+ 12 GRADOS).
Partíamos de 8 grados. La victoria de Pamplona es de obligado cumplimiento, no contabiliza. Sin embargo, vamos a conceder dos grados por victoria con portería a cero (muy generosos, añado, que el gol de los pamplonicas era tan legal como El Sadar de grande, pero bueno, dejémoslo estar). Vamos por 10 grados, pues.
En cuanto a la victoria frente al Cádiz, partido, por supuesto, también de obligado cumplimiento, cierto es, pero vamos a dar 2 nuevos grados positivos porque remontar dos goles en contra, tiene su mérito, es indudable también. Así que se nos queda el tema en 12 resplandecientes y radiantes grados Rojiblancos.
Y el miércoles, partidazo de Champions frente a un Feyenoord que cuenta por pleno de victorias sus últimos 7 encuentros de forma consecutiva. Esperemos que todo el mundo siga disfrutando del equipo, y que, a su vez, pueda hacerlo también desde la grada, porque es una auténtica pena que ayer la muchachada del Frente se perdiese los mejores minutos del Atleti, después de haber estado levantando al mismo desde la grada durante el tiempo que estuvieron en ella con el marcador en contra.
No voy a entrar en lo acaecido exactamente, directamente, porque no lo ví, pero es lógico el sentimiento de Grupo marchándose, en el sentido de que, si tocan a uno, lo hacen a todos, por lo que, si expulsan a unos, echan a todos directamente. Y el que no lo entienda, mira, que se meta a traumatólogo, como los miles que ha habido durante estos últimos días con sus batas blancas analizando pormenorizadamente el esguince de Correíta. Y es que, hay que reconocérselo: son una auténtica máquina de hacer el puto ridículo... “Para entender lo que pasa, hay que haber llorado dentro del Calderón, que es mi casa” …
2 comentarios:
Sigues en forma, Tomi, y yo que me alegro de poder leerte y de paso descojonarme con lo del delantero del Cádiz. Un saludo desde el sur.
Muchas gracias, Don Dami.
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