La SAD puede empezar a dormir
tranquila, porque para conseguir ese fantástico premio que es el cuarto puesto,
el pasado sábado se dio un paso de gigante al vencer al único rival ya posible
que nos queda, el Athletic Club (ah, no, perdonen, que como buen colchonero que
soy, tengo que representar mi papel de nazi irrespetuoso y demás, ya
perdonarán), el Bilbao. O, mejor aún, el puto Bilbao.
El pasado martes, el Fornicador
de la Patagonia (de Paul, para los más allegados) sorprendió con unas
declaraciones, aún con la herida sangrando a borbotones en las almas colchoneras tras la eliminación
frente al Dortmund y el ridículo de cada domingo fuera de casa, esta vez en la simpática y
dicharachera provincia de Álava, diciendo que su balance de este año es que
están haciendo una “gran temporada”. Lógico. No sé de qué diablos nos
extrañamos nadie. En Liga, estamos a 20 puntos del liderato, sin disputar la
misma desde vaya usted a saber cuánto tiempo ya, pero, y especialmente tras la
victoria del pasado sábado, el todopoderoso cuarto puesto queda bastante más
despejado. La SAD respira con satisfacción.
¿la Copa? Fríamente hablando, se
llegaron a semifinales, eliminando previamente al maligno, y nos echó de la
Competición el Campeón. Eso sí, metiéndonos un parcial de 4-0 en la
eliminatoria, pequeño detalle sin la mayor trascendencia. Aparte, no es un torneo
para la SAD prioritario, ni mucho menos. Da igual que sea un título que nos
haga mucho tilín a la afición. La afición no cuenta, hermano. Aquí cuenta
Europa, y la pasta. Y la Copa no la da.
Y en Champions, qué decir. Se ha
llegado a cuartos de final, después de haber pasado la liguilla, y luego, encima,
habiendo eliminado al Subcampeón vigente de Europa. Si hemos caído
posteriormente frente a un equipo que ni de coña ha sido, es y será superior a
nosotros, cosas del fútbol. Aquí lo cuenta es el pastizal ya trincado, más los
60 kilejos adicionales por jugar el Mundialito ese (que miedo me da pensar lo
que puede llegar a agotar a esta plantilla ya tan deteriorada y cogida en
pinzas como es la actual para la temporada que viene la disputa de esta competición, si es que no se renueva en tiempo y forma, claro,
cosa que no dudo que no se hará). Así que sí, es una gran temporada. Lo que no
entiendo es por qué siendo así, sigo estando tan disgustado como ando aún. Este
Tomi, que se nos anda vikingizando por instantes, supongo. Ni puto caso.
El caso es que el Atleti,
el pasado sábado, en un prácticamente abarrotado Metropolitano (¿Ves, Capo?),
disputó una primera parte, en líneas generales, sosa, insulsa y aburrida. Es
más, yo diría que salió más pendiente de frenar al rival, que de crear por sí
mismo (la posición de Llorente en banda izquierda junto con Lino es buena
prueba de ello, pánico a los Williams). Los más puristas diremos que nos parece
indigno tratar al Bilbao con el respeto tal como si fuese un Bayer o un City de
la vida. Los más entusiastas, sin embargo, replicarán que así jugamos el día de
la ida de la Copa, y palmamos 0-1, y como en esta vida, o como en casi todo, lo
que mandan al final son los resultados, pues premio para ellos, no hay vuelta
de hoja. 3-1, y no hay más preguntas, señoría.
Menos mal que buena parte de la
ambición del Bilbao se quedó ya desbordaba en la gabarra, eso sí. Salieron a dominar,
si, pero sin demasiada convicción en ello. Su partido, en líneas generales, fue
bastante flojeras también y con pocas ideas ofensivas. Por eso ya les decía que
este primer tiempo resultó tan “apasionante”. Un sustito de Iñaki Williams nada
más empezar, que terminó mandando el balón al limbo, y poca cosa más.
A los 15 minutos, sin embargo,
conseguimos adelantarnos en el marcador, en un centro del incombustible
Llorente que despejó horrible Paredes, dejó el balón muerto al borde del área a
De Paul, y éste, al igual que el día del Almería, remató directamente sobre un
contrario, para que el mismo desviara el esférico lo suficiente para despistar
al siempre irregular Unai Simón y anotase el primer tanto en el marcador.
El plan de Simeone, por más desconcertante que me pareciese, funcionó a la
perfección.
Una vez puestos por delante, y
como casi siempre de nuevo, volvimos al plan inicial, que era coser, lavar la
ropa, y cantar, que ya pillaremos alguna. El problema es que en este equipo el
sistema defensivo actual es el que es, los mimbres son los que son, y se está
convirtiendo en una auténtica utopía el que logremos mantener una puerta a cero
en la presente temporada, así que, si vemos que el rival no termina de
encontrar el camino para batirnos, ya nos encargamos nosotros de echarle un
cable directamente.
Lo intentó Giménez en un balón
que no terminó de perseguir hasta que el público le avisó. También lo hizo
Hermoso a continuación, y lo remató el Turista Francés, en una infame cesión
hacia atrás, que provocó una contra de Guruzeta, que vio desmarcado a
Iñaki Williams y este empujó el balón a placer ante la desesperada salida de
Oblak.
Hablando del pequeño de los Williams, este decidió indicarle al árbitro en una jugada previa a la hora de sacar un córner que había escuchado gritos racistas en el córner del fondo sur, y, la verdad, sabiendo cómo andan las cosas, por un lado, y por otro, no considerándole especialmente ni un pibe provocador, ni nada que se le parezca, al bueno de Nico, me pareció una estupidez supina. Como cierren ese sector de grada por culpa del “simpático” imbécil integral, espero que su propios compañeros de zona se encarguen de darle la más cordial enhorabuena al sujeto en cuestión (si es que le vuelven a ver, claro). Y menos mal que no era otro tipo el que escuchó eso, y que perteneciese a otro equipo de cuyo nombre me producen arcadas el acordarme. No quiero ni imaginármelo, vamos. Al final del encuentro, el chaval le quitó mella al asunto, lo resumió con un “tontos hay en todos lados, y hay que pasar ya página”, y, al menos, no intentó demonizarnos como sí que ha hecho buena parte del entorno bilbaíno (cosa que, por otro lado, me la trae tan al pairo que ya hasta asumo con una naturalidad insultante el hecho de reconocerme como un hincha nazi, violento y fascista), aunque igual le sobrase también la celebración de su tanto posterior, pero bueno. El problema de todo esto es que siempre vemos todos la paja en el ojo ajeno, y no vemos la viga en el nuestro. Todo lo solucionamos con el ya famoso “y tu más”, y que siga la fies. Es la práctica habitual de nuestra “clase” política, sin ir más lejos. Como no nos vamos también a escudar los bufanderos descerebrados en la misma vaina. Así que sí, el “UH UH”, me parece un cántico asqueroso, al igual que parece más vomitivo si cabe el cinismo con que se naturaliza el que en un campo de Euskadi se le cante a uno el “Español Hijo de Puta Muérete”. Esto no va a acabar nunca, téngalo claro, mientras nos sigamos centrándonos en las anécdotas y no queramos afrontar el auténtico meollo de la cuestión. Y eso pasa por cada uno asumir lo suyo, solucionarlo, y pasar del resto, sin más.
La segunda parte, si bien no
pintaba muy bien, la verdad es que el equipo mejoró, especialmente en aptitud
defensiva, presión más coordinada y posicionamiento en el terreno de juego. Y
así llegó el mágico minuto 52 de juego, en el que el extenuado Koke, aún
tiene clase y distinción para poner un majestuoso pase sobre el desmarque de
Angelito Correa, este hizo un control orientado sencillamente brutal hasta
decir basta, encaró a Unai, se deshizo de él con un regate hacia el exterior
del guardameta, y batió a la perfección a puerta ya vacía al guardameta visitante. Solo
por contemplar jugadas así, por muy flojeras que ande tu equipo o muy
enfurruñado que ande uno con él, merece la pena todo esto, la verdad. Angelito
no parece ya con el aura genial que siempre ha poseído, pero, y aún así, de vez
en cuando aún nos sigue sacando las castañas del fuego. Es imposible dejar de
quererle, la verdad.
Y el encuentro aquí, ahora sí que
terminó, porque el Athletic no tuvo forma humana de meternos mano, por un lado,
y por otro, un buen pase en profundidad de Hermoso sobre Lino, hizo que el
brasileño terminase rematando en seco al palo, y el rechace del balón diese en
la espalda de Unai y se colase finalmente en su portería, poniendo la ventaja definitiva en el marcador. Y aún en el 90 el propio Lino pudo
aumentar el tanteador (no nos hubiese venido mal para el tema del goal average
particular), en una de las pocas acciones que al Turista francés le dio por
disfrazarse de nuevo de jugador de fútbol, pero el remate lo sacó Pardos bajo
palos. Bueno, también vimos al francés ya en el descuento, provocando descaradamente el
recibir una tarjeta amarilla que le acarrease suspensión (se ve que Mallorca la
tiene ya muy vista). Y colorín colorado, la SAD junto con la muchachada celebró
con algarabía y pasión esta gran victoria, que se supone servirá para rubricar
definitivamente “una gran temporada”.
EL CRACK DEL PARTIDO:
En condiciones normales se lo
daría a Llorente, jugador que, aunque estéticamente su forma de jugar me siga
repeliendo a veces mi vista, reconozco que su honradez en el campo, y su
profesionalidad y disciplina para el equipo, aceptando sin rechistar jugar en
un mismo partido en hasta 3 y 4 posiciones diferentes me abruma. Le escuché
hace poco en una entrevista en la cual le preguntaban sobre lo de ir a la
Eurocopa y tal, y el chaval respondió con resignación que era muy complicado
llegar a destacar tanto como para ser seleccionable, cuando no terminas de
especializarte en una posición en concreto, y buena parte de razón tiene, desde
luego, pero ojo, lo dijo con total naturalidad y sin maldad alguna. Admitía sin
reparos su rol en el equipo y a otra cosa.
Dicho todo esto, cómo no dárselo
a título póstumo a Don Raúl “todo lo que haces, lo haces bien” García Escudero
(glorioso segundo apellido dónde los haya, ya puestos). Un dignísimo y
brillante portador de ese dorsal número 8 que es solo para elegidos. Ojalá y
que se incorporase a nuestro equipo técnico de lo que sea. Tipos como este es
de los que enseñan a ser jugador de fútbol, persona y Atlético. Sus valores
siempre nos representarán, así que, vente p’al Metropolitano, Rulo.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
Otra nueva exhibición (y van) de
pases al contrario de Don Nahuel Molina (da igual distancia que momento de
cualquier partido de fútbol), más otro nuevo paseíto por el campo del Turista
francés, que sigue a tope en su pretemporada particular con el fin de
prepararse en condiciones tanto para la Eurocopa como para la disputa de las
Olimpiadas en su país. Y, a Mallorca, ya iremos otro día, si eso …
ÁRBITRO: Martínez Munuera.
Salvo en la caprichosa forma de
sacar tarjetas de manera selectiva hacia nuestro lado y no usar el mismo rasero
para el rival (algo habitual en esta temporada también, por otro lado), sin
mayores complicaciones su labor. No molestó en exceso, pues.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 11 GRADOS).
Voy a haber si logro recomponer un
poco esto, después del destrozo que hice del mismo el día del Alavés, producto de uno de mis ataques de cordura y mesura habituales. Partíamos
de 13 grados. El partido del Girona, de obligado cumplimiento. El enésimo
ridículo en Vitoria, ya ni cuenta, por esperado también, así que baja 2 grados
por no portería a cero sin anotar gol (vamos por 11, pues) y lo del sábado
pasado, partido de obligado cumplimiento, sin más panderetismo, así que lo
dejamos en 11 grados positivos (que no me los creo ni yo, pero bueno).
Por último, ayer sí que me llevé
una gran alegría. Me fui a ver al Madrileño, y comprobé in situ con gran
algarabía la firma de su permanencia definitiva en Primera Federación. No era
tarea fácil, tanto por la calidad de los equipos que hay en el grupo
(muchos capitales de provincia), como por el penoso hecho de tener que jugar
tanto fuera de casa como en el Cerro como visitante. Salvo por el estado del
terreno de juego, que es sencillamente maravilloso, todo lo demás es
tercermundista a más no poder. Desde una megafonía en dónde parece que el menda
que anda hablando lo esté haciendo desde el baño directamente, unas gradas
siempre repletas de aficionados visitantes y con apenas 4 gatos como
locales, campo de juego completamente a la intemperie de lo que se tercie
(lluvia, viento, frío, como el que pasé ayer al final, sin ir más lejos, sin
ninguna zona techada en la que poder refugiarse) … Me parece todo un milagro,
la verdad, pero los chavales han respondido con gallardía, profesionalidad,
saber estar y, por qué no decirlo, ratos de buen fútbol también, especialmente
personificados en la primera parte que hicieron ayer frente al Algeciras.
Velocidad, dinamismo, presión
total por todo el campo, ambición … Un Madrileño eléctrico pero de verdad. A
los 15 minutos Nabil ya nos adelantó en el marcador. En el 25, Pablo Pérez puso
el segundo tras una larga cabalgada por banda, y Sergio Guerrero puso el
tercero en el marcador a los 40 de este brillante primer tiempo, tras dar el
balón en el palo. Antes de irnos al descanso, eso sí, los visitantes anotaron
el 3-1.
En la segunda parte, sin embargo,
se sufrió un poquito en los primeros 25 minutos, en los que los gaditanos
tiraron de orgullo y de coraje, pero la chavalería aguantó bien y terminó por
volver a controlar finalmente el juego con frialdad y saber hacer. En
definitiva, enhorabuena a los chavales (Tevenet incluido, del que dicen que va
a pasar a formar parte del cuerpo técnico del Cholo, ante la desesperación de
nuestro inefable Señor Patriota, que dice que tiene ya más colaboradores que
Pedro Sánchez asesores, lo menos), y estaría muy bien que en alguna de las
jornadas que queden en el Cerro, la gente se animase para aplaudirles a rabiar
y compartir con ellos este gran éxito conseguido, y darles su más que merecido homenaje. Aunque nadie me va a hacer ni puto caso, yo ahí lo dejo.
No sé muy bien los chavales que llegarán
al primer equipo y los que no (tarea complicada siempre, máxime en este Club),
pero me da igual. Me siento muy orgulloso de lo bien que nos han representado
en su primer año en esta categoría ya tan exigente de por sí, así que … “¡¡ATLÉTICO
MADRILEÑO, TAN GRANDE PERO EN PEQUEÑO!!!”