Que en el fútbol es tan necesaria la fortaleza física como la mental es algo cada día más obvio. De hecho, de está última, si no anda uno bien fuerte y poderoso, se me atoja aún más fundamental que la propia física en sí mismo, ya que, si tu cerebro no anda fresco y ágil, tus piernas, por muy bien que se encuentren fuertes y robustas, no reciben las órdenes precisas ni en el momento en el que las necesitan por parte de tu atormentado cerebro.
El Atleti tuvo un terrible
desgaste tanto físico como psíquico el día del Inter. Por eso entendí un poco
la parálisis que tuvo la muchachada después el día del Barsa. A fuerza de ser
sinceros, es que hasta uno, desde la grada, también afrontó ese partido
básicamente agotado. Fue tanta la tensión acumulada, que ese día uno quería
animar, pero no terminaba de acompañar convenientemente. Añadan que, encima,
nos metimos una sesión doble, empezando por el Cerro en el mini derbi (partido
en el cual ambos equipos demostraron que andan dónde andan por algo), y
acabando en el Metropolitano, a las tantas de la noche, circunstancia que, por
otro lado, también nos tiene a muchos fundidos perdidos, la verdad. Otro día más igual. Será que
uno va teniendo una edad (que es cierto) pero estos lunes de Dios llegando a
casa el domingo casi a la una, para a las 6 levantarte de nuevo y casi ir a
trabajar al mismo sitio (como es mi caso) de dónde he venido, repitiéndose un fin de semana sí, un día entre diario también, personalmente esta temporada me
están terminando de quemar del todo (y sé positivamente que no soy al único que
le anda pasando). Estado mental fundido.
Pero hete aquí que ayer, a pesar
de ser un SuperLunes de esos que tanto repelús me producen, tenía ganas de ver
a la muchachada de nuevo, la verdad. De primeras, tampoco me hizo mucha
gracia que no jugásemos de rojiblanco frente a un equipo que porta entero
un repelente amarillo limón, pero bueno, al menos no sacaron la verde tampoco,
sino que jugamos con nuestra preciosa segunda equipación (que resulta bonita,
pero de verdad).
Y sí. Vi al equipo mentalmente
más despejado, fresco, con desparpajo, descaro, movilidad, ganas y compromiso.
Obviamente, había un rival enfrente que con la llegada de Marcelino llevaba ya
10 partidos consecutivos sin palmar, y eso significaba que no iba a ser tarea
fácil la victoria final, pero se controlaron bien los momentos de apuro,
se salió con limpieza, claridad y velocidad de la cueva, se dominó casi por
completo en unos primeros 15 minutos yo diría que pletóricos …Pintó bien la
cosa, sí.
A los siete minutos, primera gran
ocasión, tras una gran asistencia de Koke, creo recordar, sobre Lino, que dejó
al brasileiro solo ante el Jürgensen (la próxima vez, ya sin diéresis, no tengo
tiempo para más gilipolleces), y este sacó el mano a mano como si del gran
Lorenzo Rico se tratase, atajando con el pie en tijera en su salida. Curiosamente, este guardameta siempre me había
parecido casi tan paquete como el “gran Asenjo”, pero llevo ya observándole
varios partidos en los que ha subido un montón su nivel.
Tan solo dos minutos más tarde,
córner antológicamente tocado por Roro, y no menos bestial remate de Witsel,
realizando un giro inverosímil de cabeza, y poniendo el balón dulcemente en la
otra escuadra de los azulejeros. Todo un golazo, si señor. Por cierto, quédense
con estos dos nombres: Riquelme vs. Witsel. Van a seguir leyendo de ellos en
esta crónica.
Llevábamos 11 minutos solo,
y el Atleti estaba más desatado que el temporal este de Nelson que hemos tenido
en esta Semana Santa de Pasión (para algunos, algo desenfrenada, no entremos en
más detalles). Memphis se planta de nuevo también delante de Jorgiten, pero su
remate acaba siendo mansamente detenido por Míster diéresis. Ritmo desenfrenado
y celestial por parte de la muchachada.
En el 16 de juego, ahora el que centra es Depay (de más a mucho menos a lo largo del partido) y Llorente remata de una volea de esas que vota antes en el césped, pero que Jorgiten se luce de nuevo en otra extraordinaria intervención.
Del Vila-Real solo sabía su existencia por medio del recital de cacicadas con las que nos deleitó un tal Mosquera (coces, protestas continúas, teatro en su máxima expresión, qué personaje, Dios).
Aún así, los locales gente con calidad tienen, y poco a poco, fueron empezando a dar señales de vida. Pero era un simple dominio territorial, sin más complicaciones para el bueno de Oblak, que, a la media hora de juego, ni sabía siquiera si estaba en el campo o no.
Mientras tanto, Roro seguía con su recital ofensivo, y se sacó un zambombazo final desde fuera del área que no fue gol … Porque no lo fue. El chaval estaba pletórico de fuerza, personalidad y verticalidad en el campo, siendo nuestra mejor baza ofensiva, acompañado siempre con el porte, elegancia y prestancia en el su juego de Don Antoine Griezmann, claro, al que también vi en franca mejoría con respecto a anteriores ocasiones.
En el 42, fue la primera gran ocasión del Paleto-Real, en un balón que le cayó muerto a Gerard Moreno, pero su remate a la media vuelta se fue por encima del marco defendido por el bueno de Jan. Poco más que contar, con estas buenas sensaciones y esta alegría nos fuimos al descanso. Estado mental, recuperado.
La segunda parte fue otra cosa, porque, gracias a la caprichosa, absurda y hasta diría que detestable forma de actuar con el cambio que realizó el Señor Don Diego Pablo Simeone, casi se carga un partido que teníamos controlado con bastante solvencia.
De primeras, qué fácil es cambiar a un canterano de 23 años en el descanso. Muy valiente por su parte, Señor Cholo. De segundas, no sé, chico, pero para cambiar a un jugador tuyo de esta forma, o es porque el resultado estaba siendo desastroso (que, obviamente, no era el caso), o porque el chaval andaba lesionado (no he leído ni escuchado nada al respecto). No me puedo explicar semejante injusticia que hizo con Riquelme, la verdad. A no ser qué fuera por querer dar ese maldito y pendenciero paso atrás que le gusta hacer cada vez que nuestro equipo se adelanta en el terreno de juego. Lo único que sé es que con este cambio se perdió protagonismo atacante, apenas se pisó el área contraria, y cortó por lo sano cualquier presencia ofensiva que pudiese tener el Atleti.
Pero es que aquí no acabó su desaguisado, Don Diego Pablo. Encima, es que lo sustituyó por Savic (al loro, por SA-VIC, te cagas), y esto implicó el adelantamiento del imperial Witsel al centro del campo (se supone que a su posición antigua natural, aunque vaya usted a saber). Es decir, pasamos de tener todo el posible recital ofensivo del contrincante perfectamente controlado por el belga, a mandarlo todo al carajo tras adelantarle al centro del campo, donde, obviamente, y hasta que se intentó medio enterar de nueva posición en el terreno de juego, la imagen que dio fue la de un pato atolondrado dando vueltas sin cesar, cargándose por completo el posible control que andábamos teniendo también desde la medular, y provocando el pánico entre los Koke, Barrios, Llorente y compañía, traduciéndose en un ejercicio constante y permanente de perder balones sin ton ni son.
Gracias a todo este indescifrable quilombo que montó nuestro Míster, la jugada salió tan magistralmente efectiva para nuestro rival, que en tan solo 5 minutos de juego ya nos había conseguido empatar el partido sin apenas despeinarse, en una buena combinación local que Sorloth logró anotar de disparo seco, ajustado y cruzado. Remate inapelable, gol incontestable, todo esto provocado por Simeone, reitero. ¿Para qué cojones cambias algo que estaba funcionando a la perfección? ¿Con qué sentido intentas humillar a un chaval de 23 años, cuando era de lo mejorcito del equipo, y con creces? ¿Cómo diablos se te ocurre quitar a nuestro mejor baluarte defensivo (producto enteramente tuyo, eso es cierto también), cuando teníamos el partido sin pasar apenas apuros, para adelantarle al centro del campo? ¿Por qué siempre ese puto y maldito pase atrás de rigor? Estado mental: demencia senil transitoria (espero, vamos).
Menos mal que el equipo, lentamente, pero fue, sin ni mucho menos la brillantez de ese primer estupendo periodo, poco a poco adelantando líneas de nuevo y, al menos, intentar poseer en algo el balón, sin limitarse a defender desde el borde del área como una tortuga al que le han dado la vuelta al caparazón e intenta incorporarse de nuevo a su posición natural, sin demasiado éxito.
Koke a los 56 minutos tuvo una buena ocasión de gol, pero como tira a puerta tan poquitas ocasiones (que es algo que me llama mucho la atención, pero en negativo, claro), cuando lo hace consigue unos remates que, probablemente, un niño de 8 años jugando al fútbol tranquilamente con su padre en el parque, logre conseguirlos con mayor potencia, colocación y mala intención.
Afortunadamente, imagino que Don Diego Pablo vio el disparate que había organizado, y con la salida de Correa, Morata y Azpilicueta empezó a tener, al menos, algo más de sentido todo esto.
El desenlace final de todo este embrollo, convirtió al partido en un peligroso correcalles kamicaze para ambos equipos, y cualquiera de ambas escuadras se pudo llevar el gato final al agua. La tuvo Correa en el 66, tras buena jugada de Llorente. Poco después le tocó el turno al Villareal, en una acción de ese eslabón perdido de la humanidad que remató fatal ante Oblak (hablo del payaso ese del Mosquera).
En el 86, no se nos fue definitivamente todo al limbo, porque tras una maravillosa asistencia de Baena sobre Parejo de tacón, este último, con su habitual cara de empanao recién levantado de la siesta, mandó el balón incomprensiblemente fuera cuando el gol lo tenía hecho.
Y el efecto boomerang esta vez nos benefició, porque en la siguiente acción ofensiva nuestra, y tras mágica asistencia de Azpilicueta, que andaba el hombre dentro del área visitante peleando con el mundo, se convirtió en una dejadita para Saúl, que este remató de tal forma tan sumamente ajustada, sutil y elegante, que más bien diría que fue un pase hacia la meta contraria, una auténtica caricia. No se le ha olvidado del todo jugar al fútbol, vaya. Esperemos que le sirva para convertir su habitual estado mental decaído en otro bien fortalecido.
Poco más que añadir. Tres puntazos de oro puro, recuperamos la dichosita cuarta posición del orto, ganamos en un campo muy difícil siempre y al final, como suele ser habitual, es lo que cuenta. Pero ya me explicará alguien porque tendremos en determinadas ocasiones esa absurda forma de complicarnos siempre la puñetera existencia, cuando estábamos haciendo las cosas yo diría que notablemente bien. Estado mental … DE LOCOS.
EL CRACK DEL PARTIDO:
La vuelta de Giménez siempre es
una alegría para mi maltrecho corazón. Me alegro también ver que Reinildo poco
a poco va yendo a más, tras su titubeante reincorporación tras la lesión.
Imperial Witsel en la primera parte (hasta que al loco de la colina le dio por
hacer de las suyas, claro), me gustó mucho Llorente, me alegré un montonazo por
el chicharrazo de Saúl, pero se lo doy finalmente el galardón a Roro Riquelme.
Las injusticias caprichosas me superan, máxime cuando se producen sobre el que
suele ser siempre eslabón más débil de la cadena. Primer tiempo fabuloso del
chaval, así que espero que no se coma mucho el tarro por su sustitución y siga
en esa línea de tipo atrevido, valiente, con personalidad y velocidad en su
juego. Y aprovecho: feliz cumple, chavalote. A seguir siguiendo.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
Pues muy imprecisos en el pase
estuvieron tanto Koke como Pableras, pero vamos, tengo muy claro que ayer
ganamos el partido a pesar de Simeone. Y no me vengan con el acierto del cambio
de Saúl, porque eso es una genialidad del canterano más que del atolondrado entrenador. No me explayo más en este sentido, ya he dicho todo lo que tenía
que decir por hoy.
ÁRBITRO: MELERO:
Bien en líneas generales, aunque
la tarjeta amarilla a Pableras fue una metedura de pata bestial, ya que no es
ni falta. Pero, ¿Para qué pedir la revisión al Comité de Descomposición? Es
perder tiempo, dinero y categoría, créanme.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (+ 13 GRADOS).
Partíamos de 14 grados. El que el Atleti pierda un partido en Liga frente al Barsapasta de Xavi, ya ni cotiza, así que por dicha circunstancia no le toco. Que lo haga, eso sí, con un 0-3 tan deplorable a la par que sencillo para el rival, es un -3 grados como un piano de grande. Sin embargo, subo 2 grados por la transcendente victoria de ayer, quedándose el tema en 13 grados positivos, ea.
Y yo ahora les tendría que hablar de los preparativos y del viaje a Sevilla con mis Hermanos para ir a nuestra ansiada final de Copa. Pero, como muchas otras veces, después de hacer lo más difícil, no supimos ni cómo meter mano a nuestro rival en semis (no les nombro, que luego se ofenden por todo esta puta gente también). Así que, igual me paso el finde comiendo una buena ensaimada mallorquina y todo. Si gustan … "Te queremos, Te adoramos, junto a ti, hasta morir" ...
2 comentarios:
A mi también me sorprendió el cambio xq Riquelme ni mucho menos estaba siendo el peor del equipo en la primera parte. Quiero pensar que fue más un cambio para protegerle, le estaban comiendo la tostada entre Mosquera (recital deportivo y antideportivo el suyo) y el que siempre nos causa problemas: Gerard Moreno.
Puede que hubiera opciones mejores para ese cambio (Lino o incluso Griezmann) pero amigo no solo hay que confiar en el Cholo si no los jugadores tragar saliba y seguir rindiendo. Quiero creer que Riquelme se va a hacer importante aquí.
Vente arriba, Tomislav. Hay que derribar el puto muro amarillo.
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