No creo que la fecha de ayer pase
a la historia de este Bendito Club prácticamente por nada, la verdad. Si acaso
porque se celebró el día de las Peñas, sin estar presente el colectivo más
numeroso, bullicioso, auténtico corazón tanto del Calderón como del
Metropolitano, y ya se sabe que un cuerpo sin corazón es inerte, completamente sin vida.
He leído por ahí a algún cachondo que la animación fue fantástica (si, claro, igualita), mientras que los parásitos periolistos se regodeaban indicando que la gente cantaba más que en otras ocasiones precisamente para demostrar que no es necesaria la presencia del Frente Atlético con el fin de llevar en volandas al equipo. Un auténtico insulto a nuestra inteligencia como otro cualquiera, y el que así realmente lo crea, es que es mucho más estúpido de lo mínimamente permisible. El día de las penas, más bien.
Porque, y ya futbolísticamente hablando, la primera parte fue penosa en sí misma. Otro auténtico homenaje a la sin razón, con un Atleti practicando un fútbol ofensivamente plano, sin creatividad alguna, sin movilidad, sin desborde, teniendo como único objetivo el colgar balones a Sorlloh que el noruego, a su vez, tampoco es que hiciese gran cosa ni por rematarlos, ni por abrir huecos, ni por nada. Para sacarse los ojos, vamos. Y demos gracia a la timidez del Lega, porque, aunque se adelantase en el marcador, nunca tuvo claro ni creyó excesivamente en sus propias posibilidades, que si no ...
Corría el minuto
34 de ¿juego? (por llamarlo de alguna forma “artística”), un tal Neyou
entra como Don Pablo Raso en el bar de Don Antonio para tomar uno de sus múltiples aperitivos, lanza un latigazo
impresionante sobre la portería de Oblak y adelanta a los pepineros en el
marcador. Muy curiosa la forma de defender dicha acción de Lenglet, más
preocupado porque el balón no le diese en los brazos (secundario) que
precisamente por lo principal: taponar el remate del negrata ese. En cuanto a
las caras y gestos que puso el susodicho individuo tras anotar el tanto, casi
que mejor me abstengo, pero vamos, juraría que los psiquiátricos andan copados
de tipos como él, con camisa de fuerza e inclusive encadenados. Con este
panorama tan desolador y sonora pitada de los “reyes de la animación” nos
fuimos al descanso.
La segunda parte comenzó con el clásico gol que falla Correa y que tanto enerva a sus detractores (a sus pies, Don Javier), tras un regalo celestial de Antoine que le dejó solo ante el portero del Lega, pero que controló tan sumamente mal que ya se quedó casi sin ángulo para poder rematar bien y la terminó echando fuera lastimosamente. Otra pena más.
Pronto vio el Cholo que la cosa
seguía por los mismos derroteros que la primera parte, y movió el banquillo sacando al terreno de
juego a Giuliano, Julián Álvarez y De Paul, y el equipo cambió, para bastante
mejor (cosa que no era muy complicado conseguirlo, dicho sea de paso). Especialmente Simeone
Junior dio la garra, verticalidad y profundidad que necesitábamos. Sobre el primer cuarto de hora de la segunda parte, el propio
Giuliano puso un buen centro al segundo palo que Lino no terminó de rematar del
todo bien, salvo su propio tobillo sobre el palo de la portería
(afortunadamente todo acabó en un susto). Poco después, Witsel realizó una
entrada criminal por detrás a Lenglet, pillando desprevenido al jugador
francés, que le ha provocado a la postre un esguince de tobillo y rodilla
a la par (toma ya, lo que no pase en este bendito Club) … Y ya en el 70 de
juego, otro nuevo pase de Giuliano sobre el propio carnicero belga Witsel, éste
realiza un doble intento de asistencia sobre Sorloth, y al final el noruego, de
un extraño taconazo con su pierna mala, logra poner el ansiado empate en el
marcador. Jugada rarita dónde las haya, pero efectiva, que es lo que cuenta. Este partido ya no se le podía escapar al Atleti, estaba claro.
Sobre el 78, De Paul tuvo el 2-1
en sus botas, pero su remate, que era gol sí o también, repelió en la rodilla
de Tapia. Y tres minutos más tarde, la jugada del partido, en una acción en la
que Simeone Junior persiguió un balón imposible, emulando claramente al noble
apellido que porta, puso un fantástico centro sobre Griezmann, y el francés
remata desviando sutilmente con la bota de su pie, haciendo que Dmitrovic no se
enterase ni por dónde le entró. Si es un golazo tanto por ejecución como por
elaboración previa, se dice y no pasa nada, está claro.
Después vino el show de Munuera
Montero (penoso árbitro dónde los haya, bienvenido también al festival) buscándonos las cosquillas más que el
mismísimo propio rival que teníamos enfrente, en el descuento Sorloth falla
otro gol clamoroso tipo Angelito Correa, y ya en el último suspiro, esta vez
sí, acertó el noruego para poner el 3-1 en el marcador, engañoso dónde los
haya, ciertamente, pero no menos cierto que finalmente merecido por esta
aceptable segunda parte que la muchachada hizo tras los cambios. Y me alegro
mucho porque la victoria es de oro, pero en realidad, hubo poco que celebrar
frente a un rival, no olvidemos, que no deja de ser un recién ascendido. Así que, con la pena final
de cuando uno se siente traicionado tanto por propios como por extraños, se
terminó este oscuro y gris día de la las penas.
Árbitro: Munuera Montero.
A coalición con todo, una pena de
árbitro, rastrero, con ganas de perjudicarnos cuando logramos remontar como
fuera, expulsando a Griezzman agarrándose a un clavo ardiendo que
afortunadamente le corrigió el VAR, o buscando finalmente de forma pendenciera
y ruin a Giuliano, tarjeta en mano. Nada nuevo sobre el horizonte, vamos.
EL CRACK DEL PARTIDO:
Muy buenos minutos de nuestro
jugador franquicia, Julián Álvarez, que incomprensiblemente juega todo con
Argentina mientras en su Club se le reserva para que pueda disputar todo con su
Selección plácidamente. Nos hemos gastado 80 millones en un pibe para que
juegue ratitos y tal, vamos … Debe de estar el chaval flipando en colorines.
Muy bien Pableras Barrios (salvo su nueva y maldita lesión) pero el mejor y más
resolutivo ayer fue Giuliano, sin duda alguna. Todo el peligro de la segunda
parte rojiblanca estuvo en su banda y salió de sus botas. Y esa emoción que
transmite cuando Diosito Grizzi remonta el partido tras su fantástica acción
individual … Esa emoción …
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
Socialmente hablando, están
siendo unos días espantosos, horripilantes. Y conste que de la mierda que nos
salpica desde fuera como que me la trae al pairo bastante. Pero la de dentro ya
no tanto. Y que el Club tenga los Santos cojones de ser el máximo sancionador
posible frente a su gente, frente a los que siempre defienden al Atleti a capa
y espada, me parece algo tan triste como inadmisible. Lo de la “sanción” de 5
partidos sin venderles entradas es sencillamente delirante. Para colmo, el
“hombre de Club” sale disfrazado el sábado pasado de yonqui de los 90 (solo le
faltó en la sala de prensa la yonquilata , la chuta, la papela y la cucharita,
el decorado hubiese sido sencillamente niquelado) y tiene el poco tacto, la
poca solidaridad y menos saber estar de poco más o menos decir que le importan
un bledo los 5000 sancionados, y que cuenta con 60 mil pibes más. Qué curiosa
es la vida, y, sobre todo, qué injusta, con los que le defienden prácticamente
siempre por encima del bien y del mal. Que sí, que ayer lo intentó medio
arreglar, completamente forzado y a desgana, diciendo que también se acordaba
de esos 5000 ... Mentiras piadosas que se las puede meter por dónde más le plazca,
Caballero.
Si todo esto no fuese bastante,
el acabose fue presenciar el vacío de nuestro glorioso Fondo Sur con una
pancarta que indicaba “El Fútbol que queremos”, todo ello aderezado de una
babosil, forzada y completamente teledirigida supuesta campaña orquestada protagonizada
por alguno de nuestros símbolos más significativos. El estupor que sentí al contemplar al
pobre Niño Torres metido/vendido en este percal fue especialmente como una auténtica puñalada al corazón, y miren que será uno por cicatrices, oigan ... Métanse la campañita y la
pancartita por dónde les quepan, queridos, y si realmente tienen cojones y
quisiesen algo a este bendito Club, esta y no otra debería de ser la pancarta que en
realidad debería de haber cubierto nuestro sagrado Fondo Sur.
A pesar de los dos tantos de
ayer, vaya usted sin cuidado, Hermano Datitos, que puede dejarse bigote, barba,
hacerse hippie, hipster o hacerse rabino inclusive, que la apuesta no me la llevo ni de
coña, vamos.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (- 7 GRADOS).
Partido de obligadísimo
cumplimiento, como no puede ser de otra manera. Y, por favor, no me hablen de
remontadas y demás… Tengan un poquito de dignidad y quiéranse más, carallo. Que
no podemos estar siempre arrastrándonos de esta manera.
Y el miércoles, Champions de nuevo, frente al equipo que
logró vencer al Innombrable en la pasada jornada europea. Ya podemos atarnos
bien los machos, y, sobre todo, ojalá y que todo vuelva a la “normalidad” en la
grada, aunque, por supuesto, cualquier decisión que tenga a bien tomar el
Frente Atlético, me parecerá fantástica, justa, correcta y probablemente, hasta
necesaria. No todo vale en esta vida. O no todo debería de valer … “Había una vez, un circo, que alegraba siempre el Calderón” …
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