Tras el partidazo de Copa que
disfrutamos a la par que tanto sufrimos el pasado jueves, llegó otro no menos espectacular este pasado domingo, frente a un Sevilla que tuvo el partido en su
mano, pero que fue incapaz de aguantar finalmente el vendaval rojiblanco de
fútbol y goles con que nos deleitó en el encuentro de ayer, a pesar de ir ganando
por 1-3 a falta de tan solo 25 minutos para el final del mismo.
El encuentro no tuvo un solo
instante de tregua, y puede perfectamente ser el partido del año en lo que va de
liga. Muy significativo es que varios aficionados de otros equipos me han
invadido esta mañana el guapap indicándome que les encantó el espectáculo ofrecido,
y que estuvieron enganchados desde el minuto 1 al 98. Como para no disfrutarlo.
El primer susto lo dieron los
palanganas, en un centro que ese auténtico incordio llamado Isaac Romero no
llegó por un pelo. Sin embargo, a los 6 minutos Diosito Griezmann, más Diosito
que nunca, remató al larguero tras una buena conexión con Julián Álvarez. Dos
minutos más tarde, otra combinación entre Llorente y de nuevo Antoine, y su
remate a bocajarro lo despejó como pudo Álvaro Fernández. Y en el minuto 10,
llegó el primer tanto en un gran disparo colocado desde fuera del área de De
Paul. La cosa parecía que iba a ser un recital de goles para el Atleti, y lo
fue, claro, pero con bastantes más apuros de los que presagiábamos los
presentes. De hecho, apenas 2 minutos más tarde, Lukebaio batió a Oblak desde
el borde del área golpeando al balón con una violencia inusitada. Por cierto, y
sin hacer para nada mal partido el belga (creo que es de esa nacionalidad) ya
me contarán como le pueden dar el MVP a un jugador cuyo equipo ha terminado
perdiendo, cuando enfrente el rival tuvo otro omnipresente y glorioso que decidió el mismo con sus acciones y con 2 tantos, entre ellos, el de la
victoria final, como fue Griezmann. Qué cosas tiene la vida, madre.
El Sevilla empezó a controlar el
cotarro tras el tanto del empate, y pronto se fue adueñando de la situación,
hasta que de nuevo, Isaac Romero, en una contra del chaval contra el
mundo, cruzándose prácticamente todo el campo y ganando en carrera
y posicionamiento final a nuestros centrales (la realidad es que defensivamente
no estuvimos nada finos ninguna de las 2 escuadras, las cosas como son) logró
batir de remate cruzado a Jan, poniendo el 1-2 en el tanteador. Tocaba sufrir,
y de lo lindo.
A falta de 5 minutos llegó la
acción del penalti de Álvaro sobre Connor. A mi en principio no me lo pareció,
pero, sin embargo, sí que finalmente fue claro el contacto del guardameta
sobre la pierna de apoyo del inglés, que hizo lo suficiente para desequilibrarle,
aunque éste intentase el remate final a portería. Está claro, la honradez en
esta vida no suele tener su justo premio. Y aún así, logramos empatar ya en el
45, pero el tanto de Julián Álvarez fue anulado por un fuera de juego previo de
un cordón de Simeone Junior. O eso tiene uno que creerse. Y ojito, que en el 47
pudimos haber encajado el 1-3, tras otra excelente acción individual de
Lukeakio, que Lenglet despejó milagrosamente cuando se encontraba solo Isaac
Romero para anotar dicho tanto en el segundo palo. Así que así, sin respiro alguno, nos fuimos al
descanso.
La segunda parte fue un auténtico
ejercicio de fe, de lucha, de constancia, de superar lo maginable e
inimaginable, y también, por qué no decirlo, sin olvidarnos en ningún momento
de seguir jugando al fútbol, ofensivamente, por momentos, como los putos ángeles,
sin parar. Porque fuimos un rodillo constante hasta aplastar a nuestro rival
por completo.
Giuliano siguió percutando sin
par por su banda, con ese ejercicio de convicción y de no dar ni un solo
instante de su vida perdida para ayudar a su Atleti a remontar lo que haga
falta, y más. Pero, mientras esto pasaba, casi ya en el 60 de juego, llegó el
mazazo que parecía definitivo: otra gran combinación atacante del conjunto
andaluz, controlando el balón de banda a banda, Kike Salas puso un gran balón
al segundo palo, y Juanlu Sánchez remachó más solo que la una a la red. Recibir 3 goles en un solo partido, encima jugando en tu casa,
mientras que el resto de la temporada has encajado exclusivamente 8, es un dato
extraño, sí, preocupante, también. La cosa pintaba en chino filipino. Había que
meter un tanto ya, de nuevo, y rapidito, para que volviesen a sentir nuestro aliento en su
nuca.
Y mi deseo funcionó, porque solo
2 minutos más tarde, un pase majestuoso de Pableras Barrios sobre Antoine,
recordando al más puro estilo de Don Jesús Landáburu (ya saben, escuadra y
cartabón en mano) dejó solo a Griezmann para batir con facilidad al portero del
Nervión. 2-3, y otra vez el partido patas arriba.
A partir de ahí, y gracias a los
Cholo cambios, ocasiones a go-gó: un impresionante zambombazo desde fuera del
área de Opá Galán que salió lamiendo la escuadra por aquí, su ración diaria de
2 o 3 tantos cantados de Sorloth (ojo, encima de cabeza, lo que se presupone que es
su especialidad) a cual más hecho de ambos, y que por rematar al muñeco, hizo
que Álvaro Fernández pareciese la reencarnación de la araña negra Dasaev, y ya
por el 80 casi, el desesperante Lino de Cáceres, se convirtió por arte de
birlibirloque en el fantástica Samu de la temporada anterior, y de un chutazo
impresionante desde fuera del área, raso, bien potente y ajustado al palo, puso
el empate en el marcador. Había tiempo, a morir los míos mueren, y estaban por
la labor, nada podía fallar.
LLegamos al añadido (minuto 93), otra
asistencia de Lino hizo que Diosito Grizzi aprovechase el resbalón del defensa
sevillista, se internase en el área y cruzase el balón de un zurdazo que se
coló como una exhalación sobre la portería visitante. Un partido para llorar,
para emocionarse, para recordar, para nuestra historia, para que tanto España
como Europa entera sepa que, cuando uno se anda jugando los cuartos en el
Metropolitano, casi nada ni casi nadie nos puede parar. Y no es ya ni siquiera
amenaza, es una auténtica realidad. La Leyenda del Metropolitano se sigue
agigantando más y más. Dichosos aquellos que lo disfrutaron en el campo, porque
de ellos será el Reino de una de las fechas más épicas recordadas en la
historia de nuestra nueva casa. Disfruten de lo vivido.
Árbitro: El levantador de pesas del Alberola Rojas.
Pues es
mi árbitro favorito, pero ayer no tuvo su día. Puedo entender que el penalti no
lo pitase porque si el mamón del árbitro que está en el VAR no le avisa, es
difícil de comprobar. Del fuera de juego, qué os voy a contar. Si la tecnología
dice que lo es, pues lo será. Con las tarjetas estuvo espantoso, eso sí. Mal
arbitraje el suyo.
EL CRACK DEL PARTIDO:
Yo creo que no hay ninguna duda,
hay que dárselo a Antoine, sí o también, y hay que reconocerle que, errores
cometidos en el pasado aparte, ha entrado ya, en mi humilde opinión, en los
anales de nuestra historia como el mejor jugador de la misma. Un tipo que
lleva, encima, más de 200 chicharros con la Rojiblanca puesta … Bah, que es una
puta pasada, joder … Desde que dejó la puta Selección, aparte, está en un
momento éxtasis sumun de juego. Ya te echaremos bien de menos cuando no estés,
ya … (y qué pena que hicieses la bobería de probar en otro sitio, una lástima
de par de temporadas perdidas, que fíjate si hubiese agrandado tu figura aún
más, a un límite ya inimaginable). Pero bueno, sigamos disfrutándole, que es lo
que toca.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
La defensa no me gustó nada (o el sistema defensivo
empleado, más bien). Mucha relajación con el 1-0, Giménez ni se enteró del
Isaac, el Opá se comió el tercer tanto, tampoco a Oblak le vi especialmente
decisivo, el único que salvó un poco los muebles fue Lenglet.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (- 6 GRADOS).
La épica de un partido es una
cosa, la obligación de vencer el mismo es otra, con lo cual, el Termómetro
sigue inmóvil, se mantiene. Hala, señores, que me tengo que ir. Que sí, que
vale …
Y el miércoles, la Champions
League frente al Slovan de Bratislava, o el de Praga, o el de Parla, o el de
Algeciras, o el Spartak de Edimburgo, me da exactamente igual, que estoy de los
nombrecitos hasta no saben dónde. Hay que ganar como sea, que van los últimos,
y sería dar un nuevo paso de gigante para nuestra clasificación a la
siguiente ronda. Y, por favor, aunque saben que sigo a muerte con el tema de la
protesta del Frente, ojalá y acabe pronto la misma, porque perdemos potencial
sin ellos, y como el resto del estadio, salvo para rebuznar de vez en cuando,
no parece que ande muy por la labor … “Ya lo verás, a todo el Mundo la vuelta vamos a dar” …
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