9 de diciembre de 2024

Atleti 4 - Sevilla 3. Crece la Leyenda del Metropolitano.

 

Tras el partidazo de Copa que disfrutamos a la par que tanto sufrimos el pasado jueves, llegó otro no menos espectacular este pasado domingo, frente a un Sevilla que tuvo el partido en su mano, pero que fue incapaz de aguantar finalmente el vendaval rojiblanco de fútbol y goles con que nos deleitó en el encuentro de ayer, a pesar de ir ganando por 1-3 a falta de tan solo 25 minutos para el final del mismo.

 

El encuentro no tuvo un solo instante de tregua, y puede perfectamente ser el partido del año en lo que va de liga. Muy significativo es que varios aficionados de otros equipos me han invadido esta mañana el guapap indicándome que les encantó el espectáculo ofrecido, y que estuvieron enganchados desde el minuto 1 al 98. Como para no disfrutarlo.

 

El primer susto lo dieron los palanganas, en un centro que ese auténtico incordio llamado Isaac Romero no llegó por un pelo. Sin embargo, a los 6 minutos Diosito Griezmann, más Diosito que nunca, remató al larguero tras una buena conexión con Julián Álvarez. Dos minutos más tarde, otra combinación entre Llorente y de nuevo Antoine, y su remate a bocajarro lo despejó como pudo Álvaro Fernández. Y en el minuto 10, llegó el primer tanto en un gran disparo colocado desde fuera del área de De Paul. La cosa parecía que iba a ser un recital de goles para el Atleti, y lo fue, claro, pero con bastantes más apuros de los que presagiábamos los presentes. De hecho, apenas 2 minutos más tarde, Lukebaio batió a Oblak desde el borde del área golpeando al balón con una violencia inusitada. Por cierto, y sin hacer para nada mal partido el belga (creo que es de esa nacionalidad) ya me contarán como le pueden dar el MVP a un jugador cuyo equipo ha terminado perdiendo, cuando enfrente el rival tuvo otro omnipresente y glorioso que decidió el mismo con sus acciones y con 2 tantos, entre ellos, el de la victoria final, como fue Griezmann. Qué cosas tiene la vida, madre.

 

El Sevilla empezó a controlar el cotarro tras el tanto del empate, y pronto se fue adueñando de la situación, hasta que de nuevo, Isaac Romero, en una contra del chaval contra el mundo,  cruzándose prácticamente todo el campo y  ganando en carrera y posicionamiento final a nuestros centrales (la realidad es que defensivamente no estuvimos nada finos ninguna de las 2 escuadras, las cosas como son) logró batir de remate cruzado a Jan, poniendo el 1-2 en el tanteador. Tocaba sufrir, y de lo lindo.

 

A falta de 5 minutos llegó la acción del penalti de Álvaro sobre Connor. A mi en principio no me lo pareció, pero, sin  embargo, sí que finalmente fue claro el contacto del guardameta sobre la pierna de apoyo del inglés, que hizo lo suficiente para desequilibrarle, aunque éste intentase el remate final a portería. Está claro, la honradez en esta vida no suele tener su justo premio. Y aún así, logramos empatar ya en el 45, pero el tanto de Julián Álvarez fue anulado por un fuera de juego previo de un cordón de Simeone Junior. O eso tiene uno que creerse. Y ojito, que en el 47 pudimos haber encajado el 1-3, tras otra excelente acción individual de Lukeakio, que Lenglet despejó milagrosamente cuando se encontraba solo Isaac Romero para anotar dicho tanto en el segundo palo. Así que así, sin respiro alguno, nos fuimos al descanso.

 

La segunda parte fue un auténtico ejercicio de fe, de lucha, de constancia, de superar lo maginable e inimaginable, y también, por qué no decirlo, sin olvidarnos en ningún momento de seguir jugando al fútbol, ofensivamente, por momentos, como los putos ángeles, sin parar. Porque fuimos un rodillo constante hasta aplastar a nuestro rival por completo.

 

Giuliano siguió percutando sin par por su banda, con ese ejercicio de convicción y de no dar ni un solo instante de su vida perdida para ayudar a su Atleti a remontar lo que haga falta, y más. Pero, mientras esto pasaba, casi ya en el 60 de juego, llegó el mazazo que parecía definitivo: otra gran combinación atacante del conjunto andaluz, controlando el balón de banda a banda, Kike Salas puso un gran balón al segundo palo, y Juanlu Sánchez remachó más solo que la una a la red. Recibir 3 goles en un solo partido, encima jugando en tu casa, mientras que el resto de la temporada has encajado exclusivamente 8, es un dato extraño, sí, preocupante, también. La cosa pintaba en chino filipino. Había que meter un tanto ya, de nuevo, y rapidito, para que volviesen a sentir nuestro aliento en su nuca.

 

Y mi deseo funcionó, porque solo 2 minutos más tarde, un pase majestuoso de Pableras Barrios sobre Antoine, recordando al más puro estilo de Don Jesús Landáburu (ya saben, escuadra y cartabón en mano) dejó solo a Griezmann para batir con facilidad al portero del Nervión. 2-3, y otra vez el partido patas arriba.

 

A partir de ahí, y gracias a los Cholo cambios, ocasiones a go-gó: un impresionante zambombazo desde fuera del área de Opá Galán que salió lamiendo la escuadra por aquí, su ración diaria de 2 o 3 tantos cantados de Sorloth (ojo, encima de cabeza, lo que se presupone que es su especialidad) a cual más hecho de ambos, y que por rematar al muñeco, hizo que Álvaro Fernández pareciese la reencarnación de la araña negra Dasaev, y ya por el 80 casi, el desesperante Lino de Cáceres, se convirtió por arte de birlibirloque en el fantástica Samu de la temporada anterior, y de un chutazo impresionante desde fuera del área, raso, bien potente y ajustado al palo, puso el empate en el marcador. Había tiempo, a morir los míos mueren, y estaban por la labor, nada podía fallar.

 

LLegamos al añadido (minuto 93), otra asistencia de Lino hizo que Diosito Grizzi aprovechase el resbalón del defensa sevillista, se internase en el área y cruzase el balón de un zurdazo que se coló como una exhalación sobre la portería visitante. Un partido para llorar, para emocionarse, para recordar, para nuestra historia, para que tanto España como Europa entera sepa que, cuando uno se anda jugando los cuartos en el Metropolitano, casi nada ni casi nadie nos puede parar. Y no es ya ni siquiera amenaza, es una auténtica realidad. La Leyenda del Metropolitano se sigue agigantando más y más. Dichosos aquellos que lo disfrutaron en el campo, porque de ellos será el Reino de una de las fechas más épicas recordadas en la historia de nuestra nueva casa. Disfruten de lo vivido.

 

Árbitro: El levantador de pesas del Alberola Rojas.

Pues es mi árbitro favorito, pero ayer no tuvo su día. Puedo entender que el penalti no lo pitase porque si el mamón del árbitro que está en el VAR no le avisa, es difícil de comprobar. Del fuera de juego, qué os voy a contar. Si la tecnología dice que lo es, pues lo será. Con las tarjetas estuvo espantoso, eso sí. Mal arbitraje el suyo.



EL CRACK DEL PARTIDO:

Yo creo que no hay ninguna duda, hay que dárselo a Antoine, sí o también, y hay que reconocerle que, errores cometidos en el pasado aparte, ha entrado ya, en mi humilde opinión, en los anales de nuestra historia como el mejor jugador de la misma. Un tipo que lleva, encima, más de 200 chicharros con la Rojiblanca puesta … Bah, que es una puta pasada, joder … Desde que dejó la puta Selección, aparte, está en un momento éxtasis sumun de juego. Ya te echaremos bien de menos cuando no estés, ya … (y qué pena que hicieses la bobería de probar en otro sitio, una lástima de par de temporadas perdidas, que fíjate si hubiese agrandado tu figura aún más, a un límite ya inimaginable). Pero bueno, sigamos disfrutándole, que es lo que toca.



LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

La defensa no me gustó nada (o el sistema defensivo empleado, más bien). Mucha relajación con el 1-0, Giménez ni se enteró del Isaac, el Opá se comió el tercer tanto, tampoco a Oblak le vi especialmente decisivo, el único que salvó un poco los muebles fue Lenglet.

 

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (- 6 GRADOS).

La épica de un partido es una cosa, la obligación de vencer el mismo es otra, con lo cual, el Termómetro sigue inmóvil, se mantiene. Hala, señores, que me tengo que ir. Que sí, que vale …

 

Y el miércoles, la Champions League frente al Slovan de Bratislava, o el de Praga, o el de Parla, o el de Algeciras, o el Spartak de Edimburgo, me da exactamente igual, que estoy de los nombrecitos hasta no saben dónde. Hay que ganar como sea, que van los últimos, y sería dar un nuevo paso de gigante para nuestra clasificación a la siguiente ronda. Y, por favor, aunque saben que sigo a muerte con el tema de la protesta del Frente, ojalá y acabe pronto la misma, porque perdemos potencial sin ellos, y como el resto del estadio, salvo para rebuznar de vez en cuando, no parece que ande muy por la labor … “Ya lo verás, a todo el Mundo la vuelta vamos a dar” …




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