Lo mejor de la semana, sin duda,
fue la bajada a la puta cuadra el pasado martes. Se convirtió en el momento más divertido
de todos (sin ser, por otro lado, lo salvajes que fueron mis anteriores en mi
época más moza, está claro que siempre cualquier tiempo pasado fue mejor) En realidad, poco o nada tuvieron que ver, pero bueno, yo me lo pasé muy bien, y es lo que importa. La
animación fue sencillamente bestial, acallando sin piedad a la esperpéntica
afición mandridista, aunque hay que reconocerles que divertidos son (impagables
las risotadas de la peña en su intento de desplegar su tifo, sin conseguir no
cargárselo finalmente, la torpeza tiene un nombre, Grada Flan on TifoRompers Tour). Por el contrario, el estadio confirmó todas mis sospechas: es más feo
que mis pies. Sus gradas por dentro están llenas de una serie de extrañas tuberías metálicas que da hasta miedo golpearlas, no sea que contengan gases o vaya usted a saber el qué. Lo del techado del césped no me convenció para nada tampoco (parecía
que iba a ver un partido de tenis Nadal-Federer más que un derbi). La calefacción, con el whisky de Don Darío ya me sobró, y lo único medio destacable es lo del marcador ese que completa toda la esfera del estadio, que eso sí que anda conseguido, lo reconozco. ¿Conclusión? Lo que siempre pacha con esta peña: mucho ruido, pocas nueces.
Vayamos a lo que interesa ahora,
y que hay que olvidar cuánto antes (máxime, por lo que se nos viene encima). El
esperpéntico partido frente al Getafe. Y eso que el primer tiempo fue una lucha
frenética, un auténtico duelo de jabatos, una batalla encarnizada. Si. Estáis
leyendo bien. Cometí el error de papear a las 13 h., con tal de ver el partido
plácidamente, y según se fue desarrollando esta primera parte, me vi envuelto
en el más encarnizado duelo de titanes entre mi mente, que, pobre ingenuo de
mi, deseaba a toda costa ver “eso”, y mi cuerpo, mucho más inteligente,
poderoso y sabio, que no paraba de lanzarme mensajes que disfrutase de una
plácida siesta, y me olvidase de ese bodrio sin sentido. Y así me fue durante
este apasionante espectáculo desarrollado. Cabezada va, cabezazo viene. Si hubo algún tiro a puerta por
nuestra parte, solo recuerdo uno del turista francés desde dentro del área, que
se fue desviado sobre la portería de Soria. Me sobresaltó en una de mis
múltiples cabezadas sin sentido, un remate de Uche más solo que la una, de
cabeza, desde dentro del área, que atajó sin mayor complicación Oblak, casi al borde del descanso, y creo no haber soñado tampoco con que De Paul acabó tocado este glorioso primer tiempo. Si hubo
algo más, ya me lo cuentan ustedes, pero vamos, que tampoco les quiero hacerse
esforzar en exceso. Es más, solamente el intento de recordar semejante bodrio
me parece de una crueldad intolerable.
En el descanso, fui para el baño
y aproveché para lavarme la cara como unas 500 veces, no sé muy si para
espabilarme, u olvidarme del horror soportado. Y pareció, al menos, que el Atleti
salió algo (y cuando digo algo, digo eso … “algo”) más decidido para llevarse
el partido y tal. Pero que vamos, ocasiones de gol, jugadas más o menos
hilvanadas y demás, pues me las contáis vosotros, si eso. Yo debería de estar
en plan negativo total y seguí sin encontrarme algo para llevarme a la boca.
Menos mal que en el 75, vino el “penalti”, Sorloth transformó a la perfección,
y cuando, al menos, ya parecían los 3 puntos en la buchaca, todo más o menos
controlado y pensé que este encuentro no se nos escapaba … Ja, Tomi. Ja, ja,
ja, y más ja.
El Getafe, con un fútbol arcaico
a más no poder, cierto, pero derrochando, al menos, pelotas y corazón, nos
embotelló miserablemente en nuestro área, los nuestros pasaron a un estado
mental de absoluto caos descontrolado, para colmo se sumó la expulsión de
Angelito, y la siguiente jugada, a falta de 3 minutos, se convirtió en el gol
del empate local, en un extrañísimo doble remate de Arambarri que batió al
atónito Oblak. ¿La defensa? Estaría de putas, supongo. Otra cosa ...
¿Un punto? Pues bueno está, que
diría aquel. Calla, Tomi, calla de nuevo. JA, JA, JA, y MÁS JA. Un balón
que remata un tal Rico desde Lima, Arambarri se lanza para desviar dicho
disparo, y el 2-1 en el marcador. No vi más, y no quiero comentar mucho más al
respecto, porque necesito recuperarme como sea para el miércoles, y, de
momento, no llevo buen camino para conseguirlo.
Y oigan, con el Leganés es verdad
que perdimos, pero eso sí que fue un accidente de verdad, y no tuve que achacar
nada a casi nadie (el puto penalti del turista, lo único). Pero oigan, lo de
ayer … Yo creo que todos estaremos de acuerdo en que, al menos, no es el Atleti
que queremos ver. Yo casi que diría que no, desde luego.
Árbitro: Cuadra Fernández.
Se rompió la magia de mi árbitro
talismán, encima, y conste que no será por el hombre, que hizo caso al mono
borracho con la escopeta del VAR y pitó un macabro a la par que siniestro
penalti en contra del Getafe. Y también acertó en no expulsar a Angelito inicialmente,
porque esa acción es una amarilla de toda la vida, pero como ahora se lleva el
fútbol de fotogramas, de diapositivas, y demás, pues gente, si queréis las vais
enmarando también y os decoráis la habitación y todo con todas ellas, producto de este fútbol de mierda que,
parece ser, tanto os apasiona, y en el que ahora los términos como
que golpee un balón en la mano, se dispute un balón aunque se llegue un poco
tarde en dicha disputa y demás, son todo ya penaltis, y todo rojas y amarillas por tutiplén. El
fútbol de ahora que tanto os gusta. Os lo podéis quedar enterito para vosotros.
Es una auténtica vergüenza la colección de disparates que nos andamos tragando.
Barra libre, pues…
EL CRACK DEL PARTIDO:
El retorno de Thomas Lemar, inclusive por encima de la entrada del propio Connor Gallagher, que vaya usted a saber qué mosca le habrá picado ahora a Don Diego Pablo Simeone para realizar tal ataque de histrionismo sin parangón. Memorable actuación la del bueno de mi tocayo, en una auténtica genialidad por parte de Don Diego Padre
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
Venga, que me voy a acostar, va …
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (-2 GRADOS).
Bajo 3 grados, y den gracias que, como ya les he indicado,
ando en pleno auto-proceso de rearme de convencimiento para lo del miércoles,
que si no …
Pasado mañana, tendremos que
morir. Y habrá que confiar. Y tendré, en estos 2 días y medio que quedan,
el repasarme en mi cabeza los grandes momentos épicos que, es cierto, nos ha dado la muchachada en esta misma temporada. Y seguiré pensando que es una
puta bendición que no tenga tiempo ni de soltar una lágrima siquiera tras el
bochorno de ayer, porque ya estoy metiéndome poco a poco en la batalla del
miércoles. Y no soy nada optimista al respecto, pero también recuerdo que no lo
era el pasado año en nuestra eliminatoria frente al Inter, y mi Hermano Don
Maxi me comió el tarro en la previa de que se iba a conseguir (y lo consiguió
el pibe y todo). Así que eso, Hermano. Caliente, que pasado mañana tiene curro
conmigo … “Vamos, Atleti, vamos … FORZA ATLETI
ALEEE” …
1 comentario:
El Atleti es así y lo sabes.
Dicho esto, a por los fuleros sin tregua ni pena.
Por quienes nos metieron en vena esta pasión.
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