Cumplo 50 años de socio del
Atleti en Julio del año que viene. Como os podéis imaginar, he vivido infinidad
de derbis, de todas las categorías, clases y condiciones. Los derbis son un
perfecto contraste entre sentirse entre el abismo más profundo o tocar el cielo
con las manos. Suelen ser 3 puntos más, pero nunca se trata de un encuentro
más.
Ha habido épocas brillantes, años
celestiales, muchos años también de sequía y desolación, mucha rabia contenida
ante los dantescos arbitrajes padecidos en muchos de ellos, sinsabores,
búsquedas de rivales dignos y demás.
Hemos vivido finales (gloriosas
las de Copa del Rey y Supercopa Europea, frustrantes a la par que injustas las
de CHL), y, lo bueno que tiene nuestro derbi, es que no nos solemos jugar la
honrilla de ver quién manda en la Capital exclusivamente, sino que, deportivamente,
siempre es algo más, mucho más, y ese salto de calidad se lo debemos
principalmente a Don Diego Pablo Simeone.
Golear al máximo rival siempre es
una auténtica gozada. He tenido la suerte de vivir un par de 0-4 en la Pocilga,
y ni os imagináis lo orgasmeante que fueron (curiosamente, los dos, bajo un
buen manto de lluvia). En el Calderón, sin embargo, nunca se nos han dado
demasiado bien del todo (históricamente hablando).
Con el cambio de estadio, sin
embargo, en Liga no nos han vencido en ninguno en nuestra casa, y el del pasado sábado, fue
histórico porque jamás pensé en que les podríamos haber metido una manita a
esta gente. Me ha tocado esperar, pues, casi 50 años, pero dicha espera ha
merecido muy mucho la pena.
Fui invitado por mi Hermano
Rafita al evento, y, desde luego, si me tomo dicha invitación como regalo de
mis Bodas de Oro con el Atleti, no ha podido elegir ni mejor momento ni
escenario tan incomparable. Encima, tuvo el detalle de cederme un abono en la ”Gradona de los García Muñoz” (presidiendo dicha grada está su Matriarca, y
en la misma pululan todo tipo de hijos, sobrinos, Hermana y demás familiares
adyacentes), y, la verdad, me acogieron como uno más, y logramos vivir juntos
el pasado sábado una velada sencillamente extraordinaria.
Mención especial a
Alejandro, primogénito de mi Rafita, que me guardó el correspondiente sitio, estuvo todo el rato
pendiente de mí, y no cesó de cantar y animar conmigo ni un solo instante en post de la
victoria de nuestro Atleti. Fue un compañero de grada sencillamente excepcional,
y nos hemos emplazado ambos para compartir muchos partidos más (y si es
posible, con la presencia de su padre, aún mejor, muchas gracias por todo de nuevo, Don
Rafael).
El ambiente fue sencillamente
espectacular, maravilloso, brillante a la par que emocionante. Un Metropolitano
a reventar, el Fondo Sur latió con más fuerza que nunca e impulsó a todo el
estadio en la animación, el estadio más Rojiblanco que nunca, Tifazo a la
altura, preciosas las banderas ondeando sin parar casi durante todo el encuentro desde el Frente, nada podía fallar. Y con todo el Metropolitano entregado, empezó el
partido.
Al minuto ya habíamos sacado el
primer córner. A los 2, Hancko ya había dejado completamente solo a Sorloth
delante de la Rata belga, pero el noruego volvió a dar otra nueva lección del
jugador tan sumamente desconcertante a la par que irritante que es, y de que
armó el pie para rematar le dio tiempo a Militao a afeitarse, cambiarse de camiseta, lavarse el pelo y ya, de paso, desbaratarle el balón (y
como premio se llevó el patadón del noruego, claro, que casi le deja sin
tobillo, qué individuo más zopenco en ocasiones, por Dios).
En el minuto 10, otro gran
centro, esta vez del gran Pableras, hizo que Sorloth de nuevo cabecease con esa
falta de estilo y plasticidad que caracteriza, pero el balón salió bombeado y
la rata belga tuvo que desviar a córner.
Cuatro minutos más tarde, el
Metropolitano estalla de alegría desbordada, en un centro del fantástico
Giuliano, que dio una auténtica Clase Maestra de cómo se debe de disputar un
derbi, poniendo el balón a la perfección sobre la cabecita de Le Normand, que
le comió la tostada a su defensor y puso el 1-0 en el marcador. Locura total.
En el 21, de nuevo Barrios le
pone otra gran asistencia de nuevo al Salmones del Sorloth, pero el mal control
del noruego hace que se tenga que estirar para intentar rematar el balón, y al
final le pega otro buen castañazo a la Rata Belga. Don Salmones repartió a todo
puto bicho vikingo viviente, como debe de ser.
El Atleti estaba espléndido, pero
con esta gente jamás te puedes confiar, porque de la nada, sacan todo. Minuto
25, acción aislada visitante, en la que Güler le pone un pase en profundidad al
Penalppé, y el francés, que está demoledor este año, logra batir sin remisión
al bueno de Oblak. Y tan solo 10 minutos más tarde, Le Normand protagoniza un
ridículo despeje de espaldas al balón, sin tener claro ni cómo ni en qué
situación real se encontraba exactamente, y dicha temeridad la pagamos muy
cara, ya que hizo que el tal Binicius hiciese su única jugada medio decente en
el derbi, internándose en el área y asistiendo a Arda Güler para que remachase el balón llegando
desde segunda línea atacante de esta gentuza. Sin hacer nada del otro jueves,
pero remontado un partido que estabas jugándolo de puta madre, así, sin pan
ni ná. Y el problema no es ese, lo grave es que sabemos cómo suelen acabar
este tipo de partidos frente a ese equipo, dándose tales circunstancias. Por
desgracia, lo hemos presenciado ya en unas cuantas ocasiones.
Sin embargo, el equipo no se fue,
y Julián Álvarez decidió demostrárselo a sus propios compañeros, en una acción
individual de la Araña que acabó rematando hacia la portería fulera, y el balón
salió repelido por el palo. Habían pasado solo 3 minutos desde el 1-2, y el
mensaje estaba claro: a por ellos, que esto no está acabado ni mucho menos. En
mi humilde opinión, esta jugada fue absolutamente clave, sobre todo, por lo que
transmitió tanto a sus propios compañeros como hacia la grada.
El Atleti seguía insistiendo,
lanzó un córner que logró rematar extrañamente Lenglet al fondo de la red. Fue tan
extraño el remate del gabacho que resultó que se puso las 2 manos en la cara para protegerse, en
vez de que le diese el balón en la cabeza, y ya está. Ver para creer.
Y ya en el descuento de este primer periodo, Koke saca a
relucir esa bota suya tan de escuadra y cartabón, pone un pase medido
sobre Sorloth, y este, al fin, logra rematar de cabeza poniendo el empate a dos
en el marcador. Y ahí estuvo el mayor mérito del Atleti. No se fue del encuentro,
siguió jugando igual de bien, anticipándose a todos y a todo, no dando un babón
por perdido, y obtuvo, al menos, el consuelo del empate a dos en el tanteador.
Con este resultado nos fuimos al descanso. La segunda parte prometía emociones
aún más fuertes.
En este nuevo periodo el Atleti
arrolló al Madrid por completo, y hubo momentos en los que les bailó inclusive sobre la alfombra del Metropolitano. Fuimos una orquesta mágicamente
comandada por Barrios y por Koke, y espléndidamente ejecutada por Julián Álvarez.
Sin duda, vi al Atleti con un hambre desatada en busca del rival, con ganas de
demostrarle toda su valía, coraje y esplendor. Y a fe que lo conseguimos.
A los 5 minutos, penalti a
nuestro favor, en una acción en la que Arda Güler impacta sobre el rostro de
Nico González, auténtico descubrimiento de legionario del Cholo, al menos para
el que esto os escribe, y que está encantando hasta el momento por la garra,
valentía, personalidad y buen fútbol del jugador argentino. La pena máxima se
encargó de transformar Don Julián Álvarez de nuevo. El Atleti había hecho lo
que casi nadie consigue: remontarle un partido en poco tiempo a los ladrones de
Concha Espina.
En el minuto 58, Julián Álvarez
dio el primer aviso en un lanzamiento de falta, que se marchó cerquita de la
escuadra. En el 62, Sorloth se planta mano a mano con la rata belga, pero la
basura esta logra finalmente despejar el balón con un tentáculo cornudo de los
múltiples que tiene. El Atleti estaba desatado, volcado, jugaba al fútbol sin
contención ni moderación alguna, era una auténtica barra libre de coraje,
corazón, intensidad y sentido vertical de jugar a este deporte e ir a por el rival
entregado para la causa, con una grada que le impulsaba del mismo modo para
conseguir machacar al rival.
Y tan solo un minuto más tarde,
nueva falta al borde del área vikinga. Dudan entre Julián y Nico en quién va a
lanzar la misma, pero yo lo tengo muy claro, tal y como le confieso a
Alejandro: “la va a tirar Julián, y la va a marcar fijo”. Por una vez y sin que
sirva de precedente, acerté en mi predicción final. La Araña picó al
Madrid y lo dejó mortal de necesidad, con un golazo sencillamente impecable en
ejecución, gesto técnico y golpeo al balón. De 11 sobre 10.
En el 66, Gallagher sustituyó al
Salmones, que, en pleno éxtasis rojiblanco en vena, se fue coreándose su nombre a
todo pulmón en la grada hasta por servidora. Mientras tanto, el único recurso que tuvo el
de Tolosierra es el de los entrenadores mediocres: acumular delanteros sin
orden, ni concierto, ni ton, ni son. Ojo, no digo que sea mal entrenador, ni
mucho menos, que lo que hizo en Leverkusen vale su peso en oro, pero, desde
luego, en el derbi, estuvo a años luz de un tal Don Diego Pablo
Simeone, que son, obviamente, palabras mayores.
El único que intentó algo fue el
tal Francisco Franco ese, pero confundió velocidad con el tocino, y se dedicó
más a acciones tribuneras de cara a la mudita grada visitante (que fue
más visitante y menos molesta que nunca) que a jugar al fútbol de verdad, que
para eso ya estábamos bordándolo los colchoneros. Un desfondado Hancko se
fue absolutamente agotado en el 83 (no podía ya el esloveno ni con su alma)
entrando muy bien Opá Galán, mientras que Antoine entró por Nico.
Andaba muy preocupado en la
previa Rafita por la sequía de Griezmann, y decía que le jodía un montón que se
quedase al final a dos goles de los 200 tantos con el Atleti. Pues bien, ahí
tienes ya otro, Don Rafael, en una contra magistralmente conducida por Baena,
que reapareció unos minutos, el almeriense le asiste de forma precisa, concisa
y clarividente sobre el francés, y Diosito consigue poner la manita en el
tanteador, una manita histórica, en un derbi legendario, y que tardará
muchísimo tiempo en olvidarse (por parte de unos, y ojo, también de otros).
El final fue apoteósico, con todo
el estadio vibrando, saltando y cantando sin parar, abrazos, besos, cánticos y
más cánticos, emociones descontroladas y estado de felicidad tan plena,
absoluta y maravillosa, que, sinceramente, y al menos en mi caso, os puedo
garantizar que los 50 años de espera que llevo para vivir un derbi así, han
merecido la pena. Y si no hubiesen ocurrido, me daría igual, esperaría otros 50
años más aunque solamente fuese por imaginar este instante. Un derbi
sencillamente inolvidable …
Árbitro: Alberola Rojas.
Sé que hay opiniones para todos
los gustos, pero para mi tuvo una actuación valiente e impecable mi árbitro
favorito, como siempre suele hacer. Ojalá y nos pitase siempre especialmente
este tipo de partidos frente a este rival en concreto, porque tiene
personalidad a raudales para conducirlos y es de los pocos que no se deja
amedrentar, al menos de momento, por la sucia y repugnante maquinaria mediática
cervatil. Un diez para él.
EL CRACK DEL PARTIDO:
Llorente es un auténtico
portento, hasta el punto de que una vez más (y van ya unas cuántas) hizo que
Mahatma Binicius no fuese más que el sucio espectro de ser humano que es, sin
mayor complicación por otra parte. Hancko es un fichajazo total, Giuliano
entendió lo que es un derbi como ningún otro, Barrios estuvo estelar, manejando
al equipo con una entereza y una seguridad en sí mismo acojonante, Koke ha
rejuvenecido 10 años y maneja al equipo a su antojo, Nico González nos tiene a
todos encantados con su llegada, y Julián es “ese hijo de puta con carga de
angelito” que tanto necesitábamos. Dicho todo esto, hoy el Cum Laude es para
Don Diego Pablo Simeone. Ha tenido un comienzo muy complicado, muchos hemos
dudado de él, pero el auténtico valedor de que hoy lunes hayamos ido a nuestros
trabajos con esta manita desplegada saludando hasta a los más siniestros
personajes de la caverna vikinga, ha sido él. Ya no hay búsqueda de rivales
dignos y demás. Ahora hay un equipo que en grada ha dominado siempre, en sentimiento
ni les cuento, en clase para qué hablar, y que, deportivamente hablando, va de
Frente (Forever) paseando tan afano y tan orgulloso, tanto por el Paseo de los
Melancólicos, como por la Avenida Luis Aragonés, la Castellana o Concha Espina,
mientras otros, afligidos y amargados, agachan la cabeza y miran hacia otro
lado. Ya sabe, pues, todo el mundo, quién manda en la Capital.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
No es un partido para poner
decepciones, pero tenemos que ir pensando en la transición ya del bueno de Jan.
Es intocable y lo será durante toda esta temporada, pero si no queremos que nos
pille el toro, la secretaría técnica del Club y el propio Cholo tiene que
empezar ya a meditar en ir buscándole un sustituto, tarea que va a ser ni
siquiera difícil, sino altamente complicada.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (-1 GRADO).
Subidón de 2 gradacos para ver si
logramos voltear este Termómetro Loco que anda tan descontrolado. Al fin y al
cabo, hubo mucho más derbi y fue bastante más complicado el del pasado
miércoles que el de los “5 golitos tiene el vikingo”.
El Madrileño.
Gran victoria conseguida por
nuestro entrañable filial, primera en Alcalá, y frente a un rival que aspiraba
al Liderato si conseguía la victoria en nuestro feudo. Aparte, ver a los
chavales es todo un espectáculo, en el sentido de lo bien que presionan todos,
lo bien que se colocan en el campo, lo solidarios que son como equipo, y
la entrega y fe que ponen en cada una de sus acciones.
El Ibiza empezó asustando, en una
gran asistencia de Bebé (el que fuese jugador del Rayo, entre otros) la cual
remató un delantero ibicenco y el balón lo repelió el larguero. Parecía que los
de Paco Jémez daban miedo, pero de verdad. Sin embargo, a los 11 minutos de
juego, Belloti persiguió un balón imposible presionando al portero visitante
(se nota que es argentino y canchero el pibe cantidad), al final le terminó
robando la cartera al mismo, y, a puerta vacía, puso el 1-0 en el tanteador.
Poco después, uno de mis
favoritos del filial, Iker Luque, estrellaba un balón en el palo. El propio
Iker, seguidamente, se inventó un pase filtrado genial sobre el gran desmarque
de Arnau Ortiz, y este, sorteo al portero, y batió de nuevo a placer la portería
ibicenca. 2-0 y no llevábamos apenas ni 20 minutos de juego.
El Ibiza reaccionó, como no podía
ser de otra forma, pero entre nuestro orden defensivo y nuestro guardameta
Esquivel, nos encargamos de llegar con dicha ventaja al descanso.
En la segunda parte, y
especialmente en el tramo entre los primeros 15-20 minutos, pudimos sentenciar
el encuentro de forma definitiva, pero desperdiciamos dichas ocasiones, aunque
en verdad, se controló al rival en todo momento, y tampoco se pasaron grandes
apuros de ahí al final del encuentro. Así que broche de oro a una excepcional
jornada rojiblanca: venció el Madrileño, venció el C 1-3 al Alcornocón B y va
líder destacado de su grupo en Tercera, las Niñas golearon fuera de casa, y el
grande aplastó sin piedad a los ciervos, a imagen y semejanza de cómo lo hacía
Don Juan Carlos Arteche a sus oponentes.
Poco más. Mañana partidaco de
Champions frente a un Eintracht que viene de clavar 6 goles a domicilio en
Mönchengladbach, y que se deshizo en la primera jornada con comodidad del
Galatasaray en dicha competición. Ya que estamos, la disputaremos, claro
está, pero lo importante es Vigo, que nadie pierda la perspectiva … “Forza Atleti estamos aquí, nuestro amor te lo damos así”…
1 comentario:
Impresionante Don Tomás,
Un honor que vieras el Fútbol con mi Tropa.
Rafaforzaale
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