22 de septiembre de 2025

Mallorca 1 - Atleti 1. ¿Ustedes celebran los goles del Atleti?

 

Partido inaugural. Cornellá. Rival más o menos asequible. Nos ponemos en ventaja, jugando al fútbol bastante decentemente. Sin embargo, en 12 minutos (72 y 84, respectivamente) el equipo local, que estaba medio desahuciado, remonta el encuentro con una facilidad pasmosa. “Un accidente… Ese campo se nos da fatal. Estamos empezando” ... Bueno, va.

Segundo partido. En casa frente a un recién ascendido. Nada puede fallar. Comienzo explosivo. Gol. Podríamos aprovechar, golear y todo. 8 minutos de juego. Apenas 7 más tarde, nos empata ¡Rafa Mir! ¡El Elche! Siete minutos solo. “Tropiezo clásico de casa … Hay muchos nuevos … No quiere entrar el balón”. Ea. No pacha nada. Ya mejoraremos.

Tercer partido. Vitoria.  Minuto 9. Nos adelantamos. Uno ya celebra, pero con algo de recelo. No me fío. Minuto 15. 6 más tarde. Nos vuelven a empatar. Lo sabía. Esto es inconcebible. Otro equipo que lucha por no descender. No terminamos de arrancar. “También se nos dan muy mal … Campo difícil (ganó ayer el ¡Sevilla!), rival peleón” … A seguir consolándonos chupando candados, va.

Cuarto partido. Villarreal en casa. Nos adelantamos de nuevo en el 10. En el 20, Moleiro perdona el empate. En el 23, otra clarísima para del citado jugador. Casi se repite la historia. En menos de 13 minutos desde nuestra ventaja inicial, no nos remontaron el tanteador, porque no lo hicieron. Bueno está. Pero me da que esa brecha sigue abierta, oiga.

Quinto partido. Anfield. En 6 minutos, 2-0. Tampoco es que esperara gran cosa, pero bueno. Logramos empatar. Increíble. Minuto 80. 13 más tarde, nos remontan de nuevo. “Es el Liverpool, es Anfield”, todo lo que ustedes quieran, pero la herida está claramente ya localizada, y sigue sangrando sin parar.

Sexto partido. Ayer. El penúltimo de la Liga. Tras el quilombo clásico de los putos cambios, logramos adelantarnos en el marcador y todo. No me lo puedo creer. Pero ya apenas celebro el gol. No me fío un pelo. Minuto 79. Minuto 85. Nos empatan de nuevo. El Mallorca. 6 minutos más tarde. ¡El penúltimo! Con tres centrales por banda (puto cambio de sistema) y ni uno está encima del único pibe que había que marcar del equipo local. Al que le iban a ir todos los balones. Al que mide 500 m. pero, eso sí, sabe rematar de cabeza, no como otros, que hacen un respetuoso saludo de respeto japonés cuando le llega el balón a su testa. ¿Y quieren que celebre un gol del Atleti, dicen? Venga, va …

 

Y el caso es que en la primera parte (como suele darse en todos los encuentros esta temporada) el Atleti salió decidido a por el rival, dominándole, atosigándole, con paciencia, no con excesiva profundidad ni demasiadas ideas claras, cierto, pero bueno, si con constancia y empeño, que, reitero, uno con esto ya se conforma, porque ya andarán más inspirados en un futuro. Lo que cuenta en esta vida siempre es la intención. Y luego las cosas, que salgan como quieran, que tampoco esto es una ciencia exacta (mucho menos el puto fútbol, que es lo más caprichoso que hay en esta puñetera existencia).

 

A los 3 minutos Raspadori sacó un córner muy cerrado que Leo Román despejó con apuros a córner. Raspadori, un jugador el cual de momento, ha demostrado voluntad, sí, algo de verticalidad, también, pero que no se sabe si es un delantero puro, un extremo, un mediapunta o qué. De momento, la trascendencia del italiano en nuestro juego se puede resumir en conjunto vacío, aunque, obviamente, seguiremos insistiendo.

 

A los 7 minutos, Pableras lo intentó desde muy lejos, medio atajó como pudo Leo Román, y terminó repeliendo el balón en el palo. Sigo insistiendo: Barrios debe de tirar mucho más desde fuera del área, y no una ocasión de higos a brevas. Y eso depende más de él que de nadie, que el Cholo anda afónico de indicárselo.

 

A los 12 minutos, comprobamos que la integración de Julián Álvarez con nuestros colores e idiosincrasia es plena. Para un penalti que nos pitan, pues otro penalti que fallamos, una vez más. El Atleti es el equipo que más penaltis ha fallado, ojo, EN TODA LA HISTORIA DE LA LIGA. De 493 penaltis concedidos, 143 fallados. Es decir, un 29% de ellos al limbo. El dato es sencillamente escalofriante. Desde el 2020 no fallaba un penalti Julián, que lo radió de inicio a fin a la hora de lanzarlo y posicionar el cuerpo. Y yo que creía que habíamos, al fin, encontrado solución a este problema. Ingenuo como pocos soy, madre.

El Atleti seguía empujando, y sin llegar a tener situaciones claras de gol, al menos estaba en plan martillo pilón, erre que erre. Y con esta insistencia pero sin nuestro más que merecido premio nos fuimos al descanso.

 

Comienza la segunda parte con la tónica de la primera. Dominio aplastante del Atleti, pero sin plasmar el mismo en algo rico que llevarnos a la boca. Giuliano tuvo una muy clara en una buena asistencia de Nico, pero su acrobático remate se fue casi fuera de Son Moix (minuto 52 de juego).

 

Un minuto más tarde, otra asistencia ahora de Simeone, a la cual Julián se revuelve muy bien a media vuelta pero su remate vuelve a ser inocentón y al final va a las manos de Leo Román. Hablando de Julián, me preocupa muchísimo tanto ese estado de ansiedad permanente que sigue transmitiendo, como que no haya despedido ya de una santa vez a su estilista peluquero. No le pega nada al bueno de Juli ninguna de ambas circunstancias.

 

Y llegó el minuto que ya más odio de la historia de los partidos desde que está Simeone con  nosotros, el fatídico minuto 60. De nuevo triple cambio, y de nuevo caos montado. Entró el "gran Sorloth", que nos enseñó un nuevo estilo de remate  de cabeza a puerta, al cual vamos a denominar remate “Konnichiwa”, que es como se da las “Buenas tardes” en Japón, con reverencia incluida. Se me salen los ojos de las órbitas, no lo puedo evitar.

 

También entró Griezmann, esta vez de nuevo en plan Turista Francés, para no perder la costumbre, y entró Nahuel Molina, el cual sembró el auténtico pánico, si … En nuestra propia zaga. Cómo lo vería el bueno de Koke la que andaba montando Nahuel por allí, que acabó finalmente cubriendo la propia espalda del argentino, dando por sentado que cualquier rival que se precie se desharía de él con una facilidad sencillamente insultante.

 

El único cambio que sí dio resultado fue del Gallagher por Barrios, y ojo, no porque el canterano estuviese jugando mal, ni mucho menos, pero bueno.

 

En el 69, aún tuvimos una contra medio enlazada y todo, en la cual Connor asistió bien sobre Antoine, pero el francés quiso rematar de primeras, y fue como si hubiese recogido una linda margarita de el Parque del Retiro. Toda una declaración de intenciones sobre el guardameta local.

 

Cómo no, lo que puede ir mal, siempre irá a peor, y, faltando menos de un cuarto de hora, Sorloth se cansó de seguir realizando “Konnichiwas”, y para una vez que le da al “Salmones” por disputar un balón medio en condiciones, va el VAR y le echa. Para mear y no echar gota.

 

En pleno ya festival del Humor, minuto 79, galopada del jinete pálido de Llorente a la auténtica aventura en solitario, tras mágica asistencia de Kokinho, entra en el área, el dichoso Leo Román le saca el mano a mano, pero el rechace le cae a Gallagher que acompañaba la jugada desde atrás y puso la ventaja en el marcador. 0-1 y solo quedaban 10 minutos. Esta vez tenía que ser sí, o también.

 

Por su parte, Joseba (Míster mallorquín) jugó su baza, y le salió de cine. Viendo el paseo Nupcial que era la banda de Molina, sacó a Virgili, internacional sub-20, y fue ya una auténtica pesadilla hasta el final. Curioso, nosotros tenemos también a un internacional sub-21 que juega de lateral derecho, dicen que muy requetebién, y que igual (y ojo, digo igual, ¿Eh?) conocería de forma mucho más precisa los movimientos del  tal Virgili. Pero no, Marc. Tampoco este era tu día. Viendo la actuación de Nahuel, la verdad es que no sé cómo al chaval no le da por protagonizar un “Día de Furia” y cargarse a todo bicho viviente en el vestuario, empezando, lógicamente, por su entrenador.

 

Y lo que tuvo que llegar, llegó. Gran asistencia del propio Virgili sobre Muriqui, y, ante la parálisis cerebral que les dio a nuestros 3 CENTRALES (“¿No era  tuyo, Lenglet? ¿Ah, pero no le marcabas tu, Le Normand?  ¿Pero si te han puesto a ti de central, no, Hanko?), ante tanto puto cambio de sistema sin sentido, el delantero bermellón remató a placer, poniendo el empate en el marcador, y gracias.

 

Y digo gracias, porque, el Atleti, encima, ya no dio ni la más mínima sensación de, siquiera, intentar de nuevo remontar el partido en este último arreón final, que oigan, estar con uno menos no implica necesariamente el no poder a volver a intentar pisar área contraria jamás de los jamases más. ¿Qué más nos da? Nula ambición frente al penúltimo de la tabla. Así nos va.

 

En serio que no. Si coinciden conmigo en grada o en algún evento jugando nuestro Atleti, y ve que si anotamos tanto apenas me altero, ya saben por dónde voy en realidad. A continuación, ya saben que me temo lo peor.

 


Árbitro: José Hernández.

No tenía el gusto (o disgusto, más bien). El penalti que nos pita a favor es clamoroso por la mano de Raillo ante un disparo que iba  a  puerta claramente, sin discusión posible. Sin embargo, la expulsión de Sorloth es otra nueva broma macabra del VAR. Nuevo Fotograma que se juzga, y que no tiene nada que ver con lo que pasó en realidad (dudo que fuese ni falta siquiera, en una disputa de un balón dividido en el que el Noruego tapona un pase del defensor mallorquín, un auténtico disparate). Pero claro, si su pie mide un 59, qué le va a hacer el chaval ... No sé si me da más asco que pena todo esto, la verdad.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

Me voy a quedar con los primeros 65 minutos del equipo en general, porque oyes, se intentó todo, con más o menos orden, con más o menos brillantez, pero decididos en post de la victoria, y ando convencido de que ese es el camino a seguir. Y ya entrarán las putas ocasiones de una Santa vez, digo yo, vamos …

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

La pareja de centrales, en cuanto el equipo recula, es un auténtico coladero, con un Le Normand que es un mar de nervios, y un Lenglet que es otra broma pesada. Hancko podría intentar arreglar algo de esto, pero claro, para eso debe de jugar en su sitio. En cuanto al lateral derecho, de Molina no voy a decir nada más, todos los rivales observan su debilidad y la aprovechan para masacrarnos sin piedad por dicha banda, y, dicho esto, el mayor culpable de este coladero infame en que se convierte su lado defensivo, es el entrenador que le pone, obvio, porque si después de lo ayer, sigue sin merecer un solo minuto siquiera Marc Pubill, esto es que ya no entra dentro de ninguna lógica habida y por haber. Debe de tratarse de otra historia que desconocemos por completo. El resultado es el mismo: PEOR, IMPOSIBLE.

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (- 3 GRADOS).

Nuevo bajón de otros 2 gradacos a lo tonto, con lo que costaron conseguirlos en positivo el día del Villarreal. Y lo malo no es esto, sino la entidad de los rivales con que andamos desperdiciando todo este buen puñado de puntos. Sencillamente desesperante, me quiero morir.

 

Y el miércoles, el Rayo, partido que ya ha tomado una relevancia sencillamente inaudita para la altura de temporada en la que andamos. Plantilla descompensada, jugadores lesionados, un montón de fichajes nuevos (en puestos que no se saben si realmente era necesario cubrirlos o no), puestos que tenemos aún sin cubrir en la propia plantilla, el entrenador y sus cambios, fichajes sin apenas utilizar, la cantera ni existe … En fin. Entre todos lo estamos matando, y él solito se va a morir (de seguir así) … “Otra vez en el Frente, volveré a dejarme los cojones, para ver al Atleti, de nuevo entre los Campeones” …



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