ATLETI 1 - BETIS 3. EL DÍA DE LAS PENAS.

Pena de equipo, sin rumbo, sin concierto, desesperanzado, descorazonado, sin ilusión, sin fe, sin alma, empanado en grado sumun. Decididamente, estamos en este mundo porque tenemos que haber de todo (¡que grande el Mariano!, ¿Eh, Helena?).

Pena de Día de las Peñas, pero no por los peñistas, conste. Vino el tío de un amigo mío argentino a ver el encuentro, y le dimos una vuelta en la previa al partido por los alrededores del Calderón, y, la verdad, daba gusto ver el sentimiento colchonero que hay por otros rincones de España, gente con sus camisetas, con sus caras pintadas de rojiblanco. Gentes que se han hecho una burrada de kilómetros con el único fin de querer que sepamos los de aquí, que ellos también existen, que ellos también nos representan, que ellos también lo sienten y nos sienten.

Gentes cantando nuestro himno a grito pelado, con el corazón en la mano. Gentes rojiblancas, gentes colchoneras. Ni siquiera por ellos este equipo es capaz de intentar algo diferente, de realizar un pequeño sobreesfuerzo. Eso sí, desde ya, propongo que esta ¿Directiva? que supuestamente nos dirige, cambie el día y la ubicación de dicha celebración. Desde aquí, me gustaría sugerirles que sea el día que nos enfrentemos a los vikingos. Todos saldremos ganando. El Calderón no tendrá ni un solo puto vikingo en las gradas. Los de fuera, vivirán, probablemente, el partido que todos los Atléticos siempre más esperamos (no me pregunten por qué, pero así ha sido, así sigue siendo y así será). Y, total, el resultado final va a ser el mismo ... Al menos, así, mataremos dos pájaros de un tiro, ¿No os parece, chavales?

Pena de portero, completamente fuera de forma y de sitio. Leo, a este paso, echaré de menos tus putas rastas y todo.

Pena de lateral derecho, ese sinvergüenza caradura del tal Seitarado ese, más preocupado en proteger su pierna no sea que se lesione y se pierda la puta Eurocopa que de defender los intereses del Club que le paga. Este individuo no debería de vestir la rojiblanca ni un solo segundo más.

Pena de pareja de centrales, Pablo y Perea, Pixie and Dixie, para los amigos. Ayer hicieron bueno hasta el Josemaricón, a un tal Xisco, a un pibe que no sabía ni siquiera de su existencia como es un tal JuanDe… La delantera del Puerta fijo que nos clava otros tres chicharros así, sin pan ni ná.

Pena de centro del campo, con un Raúl García completamente sin pilas, y lo que es peor, sin ideas. Con un Cléber Santana que tiene categoría para jugar en un segunda, eso, mira tu por dónde, sí que se lo reconozco.

Pena de bandas, con un Simao que si se tropieza con una hormiguita desamparada de ilustrísimo convento de las ursulinas pompilonas, automáticamente se produce una terrible lesión 0,000005 centimilímetros que le impide al pobre canastero portugués el seguir sobre el terreno de juego, por un lado, y con un Maxi que se repite más en sus jugadas que lo que se te puede repetir si te tomas un bocata de oreja a la plancha con picante a lo largo de la posterior noche en su digestión.

Pena de delanteros, con un Forlán que parece que le han puesto unas botas de hormigón, y que cada paso que da sobre el terreno de juego es como si le hubiesen puesto un disfraz acorazado de Mazinger Z. O pena de ese Kun, que termina contemplando atónito semejante espectáculo a su alrededor sin dar crédito a lo que sus ojos terminan viendo.

Pena de entrenador, que demuestra que posee un equipo nulamente trabajado tanto en tareas defensivas como ofensivas. Ni un córner, ni una jugada de presión, ni una falta ensayada, ni un solo movimiento en ataque. Nulo en la lectura de los partidos, con un desesperante automatismo en los cambios, sin aportar jamás soluciones reales, con decisiones absurdas, con gente que tiene en el olvido tan válida como Miguelito de las Cuevas, como a Valera antes que al Seitarado, como a Camacho, que le saca según si se pone por las mañanas el calcetín del derecho o del revés. Es para ponerse a llorar amargamente durante horas y horas, y dejar sin existencias la casa Kleenex.

Pena de dirigentes, cobardes, ruines, que ya tienen que salir como comadrejas escoltados por la policía, incapaces de dar nunca la cara. Gentuza sin escrúpulos, que les importa tres pepinos que nuestro Club se vilipendiado, humillado y vejado por parte de medios de incomunicación como ese estercolero maloliente denominado Markaka o bazofias carroñeras sin igual. Que no les importa mentir descaradamente un día sí, otro también (Torres no se vende, ¿Quién se cree ahora que el Kun no lo hagan?).

Pena de día que hizo, lloviendo, con un aire asqueroso, con frío, con ganas de que te resulte más apetecible quedarte a jugar un mus con tu suegra mientras contemplas Cine de Barrio, que de ir al Calderón a contemplar un partido de … ¡ejem! eso ...

Aunque, algo de fútbol sí que se vio. Yo diría que bastante, por parte de un Betis pletórico, alegre, sumamente ordenado, vivo, audaz, con ilusión, con respeto por su gente y siendo consciente de lo que se jugaban, dar la tranquilidad definitiva a su afición. Ellos sí que celebraron el día de las peñas, que carallo. Menuda alegría que dieron a las suyas …

EL CRACK DEL PARTIDO: Melli, por su jugadón del tercer tanto bético. Menuda lección de fútbol, de clase, de coraje, de calidad y de respeto por sus aficionados que dio el tío.

LA DECEPCIÓN DEL PARTIDO: Cualquier cosa que sobre el terreno portaba o representaba al escudo del Club Atlético de Madrid el pasado sábado de 20 a 22 h.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (+3). El cuerpo me pide bajarlo a – 1.400 grados, para, posteriormente, metérselo un ratito por el culo a Miguel Angel Gil, otro ratito al Señor Cerezo, y luego ellos me indicaran si les parecía justa tal temperatura. Pero quiero ser fiel a mis principios, quedan 5 jornadas para el final de liga, y aún soy tan sumamente bobo que creo que igual aún nos metemos en Champions y todo, por todo lo cual, solo lo bajo un grado. El gilipollas del año que me llaman, no hace falta que me lo recuerde nadie.

Solamente me quedo con el recuerdo de lo feliz que hice a un argentino, de nombre Juan, cuando le di mi bandera del Atleti que llevaba al campo para que la luciera orgulloso cuando viera jugar a su Vélez allá cruzando el charco. El abrazo con el que obsequió jamás lo olvidaré. Algún recuerdo hermoso se tendría que llevar ese hombre del Calderón, ¿No pensáis lo mismo?