Y firmemente, además. Estoy completamente convencido de nuestra victoria final, que, al fin, llegará, si o sí, el próximo sábado a eso de las 20 h. Porque esta liga esta resultando sencillamente agotadora para todo el mundo. Para los chicos, que llevan un desgaste físico y sobre todo psíquico acojonante. Para el Cholo, algo aturullado en algunas de sus alineaciones. Para la afición, que anda ya exhausta de tanta presión, completamente personificada en mí mismo, porque el partido de ayer para mi fue una auténtica tortura china. De principio a fin. Esto no es disfrutar del fútbol. Es encontrarse todo un domingo sin casi apenas poder articular palabra, con esa tensión en el cuerpo tan maravillosamente Atlética a la que somos sometidos los colchoneros en esta última temporada.
Sé cómo son estos finales de Liga, y cómo se comportan estos equipos que, en teoría, no se juegan “nada”. Contemplativos, muy bien cerrados atrás, perdiendo tiempo a diestro y siniestro y moviéndose como pez en el agua ante la ansiedad del rival. Porque ayer nadie lo puede negar: el Atleti fue un manojo de nervios, de quiero y no puedo, de precipitaciones, de malos controles, de decisiones aceleradas. Pero, aún así, debió y mereció ganar el encuentro. Pero la cagamos finalmente. No hay nada ni mucho menos perdido, pero tenemos que jugárnosla en Barcelona. Con una ventaja, eso sí: nuestro rival va a tener la misma ansiedad y el mismo ímpetu que nosotros ayer por conseguir la victoria. Y eso nos debe de favorecer. Y con ello debemos de ser inteligentes y aprovecharlos en nuestro favor.
Si encima, las pocas ocasiones que se generan en este tipo de “match-ball”, se fallan, mal vamos. Ayer Villa no fue Villa directamente. Tuvo 3 ocasiones clarísimas, y las 3 las marró o se las sacó Willy Caballero. La primera fue a los 12 minutos, en la que se plantó solo tras un maravilloso pase peinado de Raúl García, y mandó el balón al larguero por su parte posterior. Ayer eché muchísimo de menos a Diego Costa, no solamente por su olfato goleador, sino por su capacidad de crear peligro y de abrir espacios, máxime frente a un equipo tan cerrado como el de los expresidiarios del Málaga. Todo el resto de la primera parte fue una continuación de esa especie de tortura china que les hablaba antes, con el Atleti abusando del recurso de darle un brevonazo para que la baje Raúl García y aprovechar su rechace, frente a un Málaga que veía la vida venir. Un mal remate de Koke, y un cabezazo del propio Raúl García que no supo acertar en la portería cuando el gol parecía cantado, nuestros escasos e insuficientes avales ofensivos para conseguir ayer el título liguero.
Pensé que en la segunda parte el Atleti saldría con un poquito más de pausa, tras la charla con el Cholo and company, pero mi gozo en un pozo, jugó aún peor que en la primera parte, empeñados en entrar por la banda izquierda sin ton ni son por más que Luis Filipe lo intentase, a base de apelotonar jugadores en dicha zona sin ningún sentido y con una precipitada circulación de balón. Mientras, Santa Cruz avisaba haciéndole lucirse a Courtois en un mano a mano que era gol si o sí. Sería demasiado, pensé. Ja. Dicho y hecho. Siguiente jugada: un saque al limbo de Caballero, Alderweild que se pone su disfraz de hombre invisible y se traga el balón de forma incomprensible, Courtois que sale como un poseso nadie sabe muy bien a qué ni hacia dónde, se come también el balón, un tal Samu realiza una vaselina imposible con el mismo, y, para colmo, logra rematarla hacia la red de cabeza ante la impotencia de Miranda y el propio Alderweild, que en vez de irse a tapar la portería fue a por el jugador malagueño. Psicodelia en su más puro estado, y el Calderón enmudeció pero, esta vez, de verdad de la buena.
Sinceramente, yo perdí toda la esperanza de tan ni siquiera empatar este encuentro, a pesar de que los cambios fueron acertados. Diego, cuando no se resbalaba, dio profundidad y remate al equipo, y a Sosa fue la vez que le vi más participativo y vertical desde que está en el Atleti. Pero Caballero estaba con la vena hinchada, y volvió a sacar 2 nuevos remates a Villa, una en el que se escoró demasiado el Guaje cuando tuvo que rematar sin dejar botar el balón, y otra en una acción genial de Gabi (apagaducho toda la tarde, por otro lado) en una falta ensayada que David remató de nuevo al muñeco y Willy se lució, para variar.
Sin embargo, en el 74, Alderweild nos dio parte de lo que nos quitó en su anterior acción y consiguió el tanto del empate tras la salida de un córner fantásticamente puesta por Sosa. Parecía que el milagro se podría producir, ya que, además, Adrián se encontraba con chispa y todo. Hubo una falta al borde del área que medio Calderón cantó gol al besar suavemente las mallas por su parte exterior, muy bien lanzada por Sosa. Y Adrián tuvo la Liga en su poder en el 93, tras una genial acción individual cuyo precioso remate volvió a hacer lucirse a Caballero de nuevo. Nada, que no había manera. Visto el empate del Barsa en Elche, ya di por bueno el resultado. Qué le vamos a hacer. Nos la jugaremos allí y fuera. Con lo que haya. Con lo que sea. Hasta aquí hemos llegado, y para bien o para mal, esto, al fin, se acaba ya, sí o sí, el sábado que viene. Y aunque ando bastante agotado de todo este devenir de encuentros a máxima intensidad, les confieso una cosa: yo creo. Ciegamente. Y esta vez va ya la definitiva. No hay más vuelta de hoja. Ganar o morir.
EL CRACK DEL PARTIDO: Me gustaron mucho los 3 que salieron desde el banquillo, Adri, Sosa y Diego. Y no. No hubiese cambiado a Koke precisamente …
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Muy flojo partido de Tiago (desconocido esta temporada en él), y, en menor medida, de Gabi y Turán, aunque el turco dio la cara en todo momento.
ÁRBITRO: El más tonto de los Teixeiras. Se comió un penalti de libro de Alderweild por mano, y debió de expulsar a Eliseu por un criminal plantillazo sobre Luis Filipe. Pero, dentro de lo que cabe, intentó frenar lo que pudo las continuas pérdidas de tiempo de los jugadores malagueños.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+32 GRADOS).
Lo bajo 4 grados (2 del día del Levante y dos de ayer). La temperatura es excelente, de todas formas, aunque, impepinablemente, deberá de subir algún grado en la última jornada si queremos ser finalmente Campeones, que de eso se trata.
Esto ya llega a su fin. Yo ya apenas tengo fuerzas, pero habrá que sacarlas de donde sean. Después de todo lo que hemos bregado, navegado, sufrido, ilusionado, sentido, luchado, animado, sería un auténtico deshonor que no muramos todos en el intento. Y, nos salgan o no nos salgan las cosas finalmente, eso lo tenemos garantizado. Por parte de todos, lo sé positivamente. Así que, hoy de nuevo, y más que nunca … ¡FORZA ATLETI!