55 segundos. Eso tardó el Atleti en decirle al Madrid que él pasa de sus espíritus, de su exhibicionismo glamuroso de torneos individuales, de recibimientos multitudinarios, de campos llenos y de supuestos infiernos o pintorescas conjuras. A él solo le vale, solo tiene una puta obsesión, competir, con un solo objetivo final: ganar. Y eso es lo que hizo. 55 segundos. Eso tardó el Niño en demostrar que sigue teniendo hechuras de nueve grande, que su vuelta no es solamente un simple brindis al sol y que, aunque aún falto de ritmo y de más confianza, está por la labor de poner el broche de oro a su espléndida carrera deportiva compitiendo con un grupo de jugadores al que nada les asusta, que pueden estar peor o mejor, pero que siempre se acaban levantando, y que miran de tu a tu al vecino, por mucho Rolls Royce que luzca para simplemente ir a comprar el pan. 55 segundos. Siqueira (fenomenal ayer) cede un balón que ha interceptado de Sergio Ramos sobre Griezmann. Antoine (cuyo techo sigue explorando a la vez que avanzando en cada encuentro que va sumando, fantástico partido el suyo) se va de Pepe con la facilidad con la que Kiko Rivera ha entrado en el Abominable Gran Hermano Vip ese, contempla el desmarque del Niño hacia fuera del área, le cede un balón con precisión milimétrica, y Torres fusila sin piedad. Es lo único que hicimos en la primera parte (en ataque, digo) pero fue suficiente como para poner en las caras de los jugadores madridistas ese gesto de “joder, lo que nos faltaba” y resoplasen con cristiana (con perdón) resignación.
Eso sí. Son un gran equipo, y uno nunca puede estar con ellos tranquilo. Su excelente primer tiempo así lo demuestra (el del Madrid, digo). Nos embotellaron haciéndome recordar esas pelis de indios en las que tenían completamente rodeado el fuerte del séptimo de caballería intentando el desembarco final. Curiosamente, los piel rojas fueron esta vez los vikings. Y los confederados, los colchoneros. Da igual. El símil resume a la perfección lo vivido en esta primera parte. El Madrid jugó con paciencia, entrando siempre por banda y generando, además, mucha sensación de peligro, especialmente en segundas y terceras jugadas que fueron generando. Si encima, a los 19 minutos, se aprovecha de una pésima salida de Oblak para empatar el partido con un testarazo de su corazón salvaje Sergio Ramos, la cosa, aunque parezca mentira, se pone complicada, muy complicada. Porque encima nuestro guardameta pasó de más historias y decidió que el dominio del área en el juego aéreo no era cosa suya a partir de ese instante. Una pésima decisión. La consecuencia fue que terminamos sufriendo en exceso. La cosa pintaba fea. Muy fea.
Había que tomar medidas con el asunto, pues. Godín se tuvo que tomar su pócima multiplicadora, convirtiéndose en dos y hasta 3 defensores a la vez. Miranda recordó que ese es su estadio talismán, y que ahí tocó la gloria casi más grande que puede existir para un jugador, Mario Suárez se olvidó de sus moñeces y se puso también su disfraz de futbolista total (casi de enmarcar su encuentro) y, sinceramente, se aguantó como se pudo, que en este caso, créanme, no es poco. Porque el Madrid es mucho Madrid, y cuando anda desbocado y completamente desatado sin control, es un puto huracán muy difícil de sostener. Pero se sostuvo, se mantuvo y se logró acabar en tablas este primer tiempo. Lo más duro había pasado ya.
Después, al comienzo de la segunda parte, Griezmann se aprovecha de un regalito del sobradito Sergio Ramos, cuyo disfraz de Schuster, obviamente, no le termina de quedar bien del todo, se lanza de nuevo como una flecha hacia el marco de Keylor Navas, Torres lee perfectamente la jugada, hace un desmarque por fuera, el francés de nuevo le vuelve a dar medido el pase, y el Niño entra en el área, le dice a Pepe que si le apetece sentarse un ratito, que parece muy cansado el hombre, y remata con una tranquilidad pasmosa sentenciando la eliminatoria y poniendo el 1-2 en el marcador. Un gol de crack. Y no. No es un sueño. Probablemente, y, reitero, aún no estando todavía en su mejor momento, es un simple acto de justicia futbolística y de reconocimiento a un jugador que nos lo ha dado todo, que nunca se ha escondido ni avergonzado por ser lo que es y venir de donde viene, más bien al contrario. Encontraste tu justo premio a tantos años en el exilio, a tantos goles conseguidos, a tantos palos recibidos (gratuitos y no gratuitos). Dicho reconocimiento es por tu siempre saber estar, por tu humildad, por representarnos tanto y tan bien durante tantos años, por conseguir que estuviésemos siempre estar tan orgullosos de ti, por haber siempre estado pendiente de nosotros, y por que tu rojiblanco corazón merecía una alegría así. No le des más vueltas, no tienes que pedir perdón a nadie. Disfruta del momento, simplemente, porque te lo mereces, Fernando. Ahora toca seguir creciendo poco a poco, sin prisa pero sin pausa. Y si el Cholo cree en ti, ya sabes. Nosotros jamás seremos menos. Él es nuestro pastor, nada nos falta.
Después, Ronaldo empató los 8 minutos del segundo tiempo (un gran gol, fenomenal testarazo el suyo, justo es reconocerlo también), pero el Madrid ya no tenía fuerzas para nada, al Cholo le dio por sacar a Arda Turán, y ya saben, a partir de que el turco pisa el césped, se juega, simplemente, a lo que él quiere. ¿Qué queremos tener la posesión del juego? La tenemos. ¿Qué nos apetece atacar un rato? Atacamos pues. ¿Qué ahora un poquito de pausa? Venga, pausa tocan. ¿Qué se presiona un ratito después? Pues se presiona, joder, se presiona. ¡Qué puto escándalo de jugador!
Nada más. Bueno sí. Isco comentó que no sabía dar patadas después del partido de ida. Tras la vuelta, sigue intentándolo, macho, porque continuas sin tener ni puta idea de darlas. Eso sí, y con el beneplácito de tu “señorial” afición, coces sin ton ni son demostrando grandes dosis de rabia, impotencia y soberbia, vemos que ahí andas sobrado, chavalote. Fiel reflejo de vuestra situación y status presente. En fin, majete. Que otra vez será. Ayer, en su reentré en España, al Niño le apetecía irse de Copas, y no hay que darle muchas más vueltas al asunto. ¿No lo había dicho todavía? Pues te lo repito de nuevo, sin problema. Gracias por tu vuelta a casa, Fernando. Y recuerda. Tu con nosotros, nosotros contigo. Nos sobran los motivos….
2 comentarios:
Espectacular una vez mas lo conseguido por los CHOLO BOYS y van..........
Me alegro por el Cholo, por los jugadores, pero en especial por Don Fernando Torres, el jugador mas ninguneado de la historia del futbol español, con un palmares infinito y con unos números al alcance solo de los mas grandes, humilde, profesional, pero solo dos fallos en toda su vida, decirle NO al equipo de dios y no esconder sus sentimientos rojiblancos, dos pecados capitales, para el nacionalmadridismo, que nunca se lo perdonara.
Me supo mal no haber ganado a ésos, aunque el objetivo se cumplió.
Buen partido de Mario y también de Gabi, cuando le dan una patada lo veo como un ataque al Atleti.
El tiro del segundo gol me parece tan pésimo como finalmente efectivo. Torres tuvo la suerte de jugar y el buen hacer de meter dos goles.
Después de toda la brasa que han dado los vickies durante toda la semana, aún hablan de patadas, de árbitros y de competiciones menores, no tendremos la suerte de que la Justicia Celestial caiga sobre vosotros para limpiar las blasfemias de la central lechera...
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