26 de enero de 2021

Atleti 3 - Valencia 1. ¡Quién nos ha visto y quién les ve (o viceversa) by Don Pablo Mármol.


El domingo se presentaba como un día muy especial:

  • En primer lugar, volvíamos a pisar una Grada, para ver el partido del Femenino contra las chicas del club más antiguo de esta galaxia y las limítrofes. Pensaba que volver a un partido me iba a dar mejores sensaciones; por el contrario, me dio bastante pena ver tantos asientos condenados y un ambiente tan frío. Pero bueno, a buen hambre no hay pan duro.

Si me permiten, les recomiendo ir a ver al Femenino y al Madrileño. Paliarán un tanto el mono que padecemos desde que comenzó esta pesadilla y podrán apoyar a unas y otros en una temporada difícil para ambos.

  • En segundo lugar, nos visitaba el Valencia.

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Desde que comencé a ir al fútbol, hace cuarenta y cinco años, mi partido ha sido el del Valencia. Los levantinos fueron un encarnizadísimo rival, mas nunca, al menos para mí, enemigo (para eso ya tenemos a los otro$ do$). Enfrentamientos durísimos e igualados, con futbolistas enormes en el césped y con ambas Gradas inmensas, plenas de intensidad. Olor a fútbol puro, con un blanco, la mayoría de las veces, siempre diferente al de los otro$. Pero de un tiempo a esta parte las cosas han cambiado mucho, con unos bandazos increíbles. Primero fue el Valencia el que conseguía superar claramente a un Atlético inferior (finales del siglo pasado y principios de éste). Hacia 2005 la cosa se equilibraría, más por deméritos de ambos que por otra cosa; para, finalmente (desde el Advenimiento), ser el Atlético claro dominador ante unos ches infinitamente menores.

No sé qué pasará con el Valencia, pero puedo hacerme una idea. Y quizá por eso no me haga excesiva gracia su pésima situación institucional. De desalmados han estado, están y estarán ambos palcos llenos, ya sean de China o de Burgo de Osma, culpables absolutos del hundimiento estrepitoso de ambas Instituciones. Ahora bien, deportivamente, que cada cual se lama sus heridas; nosotros a lo nuestro y ellos a lo suyo. Y muy importante: que no espere piedad un equipo que, en aquellos finales del veinte y principios del veintiuno, nos masacraba sin compasión.

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Segundo partido consecutivo en casa, obligados por el toque de queda, el cierre temprano de la hostelería (en nuestro caso, el querido Despacho) y la madre que los parió a todos. Para rematar, en la previa había división familiar en cuanto al audio del partido. Los Dalton y su colega, el Culebra, querían escuchar los comentarios de un tal Ibai (chico fuertote de Bilbao, simpaticote, presentador en G2 Esports y creador de contenido en Twitch y YouTube (datos sacados de Wikipedia). Los mayores éramos partidarios de Onda Madrid (pero no se puede sincronizar la imagen con la radio). Efectivamente, se impusieron los chicos.

Daba comienzo la segunda vuelta del campeonato y el Atlético se presentaba como claro favorito ante un Valencia peligroso como forastero. Después de un buen inicio local, los visitantes se fueron a jugar a campo atlético. Tras un par de avisos, en un golazo espectacular, Račić adelantó a los ches, llevando la inquietud a los hogares colchoneros. Ahí se terminó el audio del Ibai ese. Había que ponerse serios en césped y domicilio.

Se lanzó el Atlético a por el Valencia y las ocasiones comenzaron a llegar. En esta primera parte hay que destacar a Lemar, que sigue en línea ascendente y, ¡por fin!, comienza a mostrar verticalidad. De un córner botado por el francés llegó el empate, obra de João. Parece que volvemos a llevar peligro en el juego aéreo (imperial Giménez). De aquí hasta el intermedio el partido estuvo equilibrado, dando el Valencia mayor sensación de peligro, especialmente por la banda de un flojo Vrsaljko. En los últimos minutos se produjo una acción punible sobre Lemar en el área valencianista que ni árbitro ni VAR sancionaron.

Tras el descanso se produce un movimiento magistral de Simeone: entra Lodi por Šime. Con esta sustitución, Carrasco cambia de carril (lleva camino de convertirse en el mejor carrilero izquierdo/derecho del mundo), dejando al recién entrado el zurdo, pasando Hermoso a formar línea de tres, junto a Savić y Giménez. Y se vino la avalancha atlética, que en el primer cuarto de hora fabricó no menos de tres claras ocasiones.

No se había llegado a los diez minutos de la reanudación, cuando una jugada iniciada en nuestro área pequeña, con el balón pasando a medio metro de la línea de gol y servidor al borde del infarto pidiendo que se sacara el balón de una puñetera vez, llegó a João (pase magnífico de Hermoso), lanzó una pared de libro con Suárez, pero éste decidió que era mejor marcar que devolverla.

La remontada se había consumado y ya sólo quedaba sentenciar a la contra. Fueron muchas las opciones, pero en momentos hubo excesiva aceleración y no menos ganas de gustarse. Sólo llegó un gol más. Y marcó nuestro querido Angelito, tras huracán y asistencia de Ojos Bonitos, luego de un gran balón al espacio de Carrasco.

El Valencia bajo los brazos, con los cambios dijo que no quería saber nada más del partido, y el Atlético tuvo un plácido final de partido, cosa que servidor y sus pulmones agradecen enormemente.

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EL CRACK DEL PARTIDO:

Thomas Lemar. Hace tiempo que ha entrado en el grupo, se ha hecho con la titularidad y empieza a mostrar la verticalidad que le veníamos reclamando. Diego Siemone y el Fiat Panda han obrado el milagro.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Ibai, el comentarista que propusieron los Dalton. Vale que el Atlético acababa de encajar un gol, pero es que me tenía de los nervios. Dicho esto, apuesto a que va a marcar un camino a muchos medios, estancados en un ayer que no gusta a los chicos, oyentes del mañana. Pobrecitos de nosotros, los mazoañeros.

ÁRBITRO:

Ricardo de Burgos Bengoetxea, asistido en bandas por Roberto Díaz Pérez del Palomar y Jon Núñez Fernández. Guillermo Conejero Sánchez ejerció como cuarto árbitro. David Medié Jiménez estuvo a los mandos del VAR.

Hubiera sido un partido casi perfecto, quizá un poco condescendiente con el Valencia en cuanto a las tarjetas, de no mediar el claro penalti sobre Lemar. Maxi Gómez le golpea claramente. Mucha presión parece que empieza a haber desde los medios afines al poder establecido. Curiosamente, todo comienza tras un penalti correctamente señalado la jornada pasada en Eíbar.

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 19 GRADOS).

 

Y otros dos grados más para la buchaca. Ya les anticipo que esta marcha tan excepcional tiene un peligro inmenso para la temporada que viene, porque la exigencia del Termómetro, obviamente, será otra muy diferente. Como sigamos así, preveo un exitazo total el que quedemos a cero grados, pero no adelantemos acontecimientos. Ahora toca disfrutar, y fuera (aunque no sea en la grada, por desgracia).

Queda mucha mili todavía (más de una vuelta, en nuestro caso), pero las sensaciones, ahora mismo, son muy buenas. Con una jornada menos, mantenemos distancias. Pero no olvidemos que estamos en un año atípico y mañana se te pueden caer, Dios no lo quiera, tres jugadores por el maldito virus, dos por lesión y uno por sanción. En la derecha tenemos un problema, aunque Simeone parece haber encontrado una buena solución con Carrasco.

Desde ya, la cabeza en el Ramón de Carranza (joda a quién joda).

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FORZA ATLETI SIEMPRE

 

 

 

22 de enero de 2021

EIBAR 1 - EL PUTO AMOi 2. GRACIAS POR TANTO, ATLETI (BY DON PABLO MÁRMOL).


Una de las poquitas cosas que nos está ayudando a soportar la terrible situación que venimos padeciendo desde hace casi un año es el ATLÉTICO DE MADRID. Hay que reconocer que se está portando, ilusionándonos al máximo y haciéndonos olvidar, un rato aunque sea, todos los problemas que nos están machacando día sí, día también. Cada día de partido, en el bar con los colegas (ayer imposible por el toque de queda), lo pongo al nivel de unas Seychelles o un Sankt Moritz. Ni les cuento cuando podamos ir al Metropolitano, TODOS, a ver un partido de nuestro amado Equipo.

Si creen que exagero, piensen un momento en cómo sería nuestro día a día de darse todo mal. Pónganse un momento, por ejemplo y con todo el respeto del mundo, en la piel de la gente del Valencia y me dicen Por todo esto, GRACIAS, GRACIAS, INFINITAS GRACIAS, ATLETI.

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Servidor es de la escuela amarrategui del mítico Maguregui y, por eso, daba por bueno el empate en la previa del choque. Mola más ganar, hasta ahí llego, pero no siempre se puede. Y más nos vale darnos cuenta ahora, en tiempos de ¿Champagne?; porque tengan claro que algún tropezón vendrá. Y el que venga, lo único que pido, que sea por mérito del rival y no por demérito nuestro.

A inicio de cada temporada el Director General del Blog y yo hacemos un cuadro con el que estimamos una puntuación final. Y al de ayer se le consideraba partido de un punto clarísimamente.

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El partido contra el Éibar se preveía muy complicado por varios factores:

  • Enero es un mes que tradicionalmente se nos da fatal. Suele coincidir con el peor punto físico de la temporada.
  • Ipurua es un campo muy pequeño, en el que casi no tiene cabida otro juego que el melonazo arriba y a correr.
  • Trippier, Hermoso y Koke eran bajas muy importantes.

A nadie creo que sorprendiera cómo empezó el partido. Los locales empujaban y el Atlético incapaz de leer bien el partido (no lo haría hasta el último cuarto de hora). Eso sí, a pesar de la iniciativa local, la cosa estaba más o menos controlada; hasta que una acción fortuita de Carrasco derivó en un penalti tan absurdo como claro. Dmitrović adelantaba a los Armeros y ponía el choque muy complicado.

Recuperado el Equipo de este mazazo inicial, comenzó a buscarse jugar en terreno contrario. Pero no se hizo como requiere este campo, se hizo intentando tocar por abajo hasta lograr un espacio que nunca encontramos (quizá no tengamos ya equipo para buscar choque y prolongación, quizá). El caso es que la incomodidad era máxima. Sólo Correa estuvo a punto de empatar tras un remate que lamió el travesaño. No obstante, cuando el Atlético pedía a gritos rearmarse en el vestuario, en una acción casi disparatada, Luis Suárez puso las tablas en el marcador. El chico parece ser que no vale para otra cosa que marcar goles (sí es un problema, Señor Ortego, sí).

Tras el descanso, con el gol de Suárez y la entrada de João y Torreira por unos ayer inoperantes Correa y Lemar, se suponía que pondríamos equilibrio en el centro del campo y llegaríamos arriba con más calidad. Error. Cada balón jugado desde atrás era inmediatamente recuperado por los eibarreses. El Atlético comenzaba a frustrarse ante la intensidad rival y la incapacidad propia. Disfrutó el Éibar de un par de buenas opciones, ante una dubitativa defensa atlética (sólo Savić estuvo en su línea, con Giménez y Felipe reguleras, y con Vrsaljko y Carrasco bastante mal), pero el tiempo pasaba con los dos equipos (casi) dando por bueno el empate.

Quedando un cuarto de hora se terminó el intentar sacar la pelota jugada y se metieron varios balones arriba. Fue entonces cuando se creó peligro de verdad (falta a Suárez al borde del área, remate ajustado de João, …). Cerca del final, un melonazo arriba terminó con Suárez en el suelo y con un penalti (tan justo como injusta, quizá, nuestra victoria) que daba los tres puntos.

Si me permiten, voy a dejar un último comentario sobre el arbitraje de anoche. No sé cómo se llama el tipo, ni quién estaba en el VAR, intento no fijarme demasiado en esas cosas, pero hizo un arbitraje impecable en las áreas y desastroso en el resto del campo. El Éibar hizo infinidad de faltas que el trencilla no quiso/supo atajar. Y no estoy criticando este tipo de juego, ¡ojo! Hemos sido especialistas y no nos ha ido nada mal. Lo que no es correcto es la infinidad de tarjetas que nos hemos llevado con una supuesta dureza y lo poco que se castiga a los rivales cuando hacen el mismo juego. De listos es saber hacer una falta táctica, pero la reiteración en las mismas debe castigarse.

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¿Y ahora qué? Ni más ni menos que seguir viendo el siguiente partido como la más complicada de las finales, donde, si no lo damos todo, si nos guardamos algo, el rival de turno nos va a terminar devorando. Y el próximo rival, ya les anticipo, va a venir a por nosotros como si les fuera la vida. Y les va, como nos va a nosotros. Con un tal Koke, eso sí.

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TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 17 GRADOS).

El Termómetro no entiende ni de lluvias, ni de nevadas, ni de fríos polares. El Termómetro entiende de lo más importante que hay en este mundo, es decir, domina a la perfección ATLETI. Y, como tal, y tras la transcendente victoria de ayer, decide subir 3 nuevos gradazos más … ¡TRES! Llegarán tiempos más duros, tiempos ásperos, complicados. Tengan presente siempre la infinita generosidad con que nos anda obsequiando tan preciado barómetro rojiblanco.

GRACIAS POR TANTO, ATLETI; PERDÓN POR TAN POCO.

 

 

13 de enero de 2021

El Puto Amo 2 - Sevilla 0. Primera bola extra aprovechada.



Muchos posibles titulares para este partidazo (que sí, que a los Guardiolistas perfumados sé que no les gustó un pimiento, no me den más la murga, por favor, a mi tampoco me suelen gustar los suyos y no doy tanto el coñazo… pesaitos, ogian). Uno de ellos ese: partidazo. De ambos equipos. Porque el primer tiempo fue electricidad pura. Un Sevilla que me gustó un montón, mandón por momentos, dominador de gran parte del juego en la segunda parte, inclusive, frente a un Atleti que mordía en cada acción, por su parte, que presionaba por momentos como si estuviesen poseídos. Un partido tenso, puro, de fútbol de verdad. Probablemente, hiciese ayer tanto frío en el Metrosiberiano, como ingeniosamente ya le llaman por ahí, que o le ponías tensión, velocidad y kilómetros al asunto, o uno se podría quedar más helado que cuando me llegue a mi la próxima factura de la luz. Y a todo esto, añádanle también calidad. Mucha calidad. Otra cosa es que haya peña que no sepa apreciar. Ya saben: no está hecha la miel para la  boca del asno (y a mi no me gusta mucho la miel, dicho sea de paso …Dios mío … ¿Seré un asno realmente? … Tomi …¡Basta ya!).

 

Otro posible titular es el ya manido Campeón de Invierno. No me va mucho este término, la verdad. ¿Campeón de qué? ¿Esto cuenta en el palmarés para algo? ¿Alguien recibe alguna medalla, algún trofeo? ¿Alguien se acuerda de quién fue siquiera el Campeón de Invierno del año pasado? Pues eso: altamente repetitivo, pero muy poco significativo. Y quién dice Campeón, puede decir Rey, el Señor del Invierno, y paparruchas similares. Lo cual tampoco es óbice para destacar, eso sí, con suma justicia, la importancia de los 3 puntos de ayer. Son 3 puntazos con los que muchos de nuestros enemigos contaban que no sumaríamos, de los que les va a dar que pensar, y mucho. Porque ya la presión la empiezan a sentir ellos, pero de verdad. Así que, nosotros no nos debemos de mover ni un centímetro del reglón que nos ha marcado Don Diego Pablo Simeone.

 

También se podría haber llamado duelo de Colosos, no apto para mayores de 18 años (y digo mayores, porque estos partidos con tanta tensión, hacen que a uno se le dispare la susodicha, fume más de la cuenta, a veces quiera mirar, a veces no, y nunca termine de ver claro cuál será el devenir final del encuentro, los nenes ven el fútbol de otra forma, ellos disfrutan siempre a tope, como debe de ser). Sin embargo, en el aficionado rival causa el efecto contrario: saben que como el Atleti haga el 1-0, la cosa se pone en chino mandarino. Sabe que hacernos una ocasión digna de gol cuesta sangre, sudor y lágrimas. Conocen que ya no se pueden permitir ni un solo ni mínimo despiste más, porque como les caiga el segundo, es más fácil que suban el Everest en chanclas que conseguir siquiera empatarnos el encuentro. Es curioso: en las vísperas, los unos a los otros nos tiramos las mismas piedras diciendo que si somos una mierda, que si vuestra historia, que si el antifútbol, que si gitanos y demás. Vaciladas prepartido, lanzadas con más o menos simpatía y supuesta originalidad. Pero una vez empieza a rodar el balón, ay, amigo … Ahí nos damos cuenta del valor real del rival, nos cuesta un mundo darle por ganado aunque no pasemos apenas apuros en defensa. Sabemos que es un equipo de los que jamás se rinde, que hasta el pitido final, chungo cubata. Al final, el que gana saca pecho, y el que palma, intenta desprestigiarte con toda clase de gilipolleces como que si los días de descanso (como si hubiese sido algo que hemos elegido nosotros, te cagas), como  si nuestro fútbol cavernícolo, y demás. En el fondo, nadie engaña a nadie. Todo está escrito. Ha sido así siempre, y así siempre seguirá. Es cíclico todo esto.

 

Hablemos un poco del partido en sí mismo, va. El Sevilla me gustó cantidad, la verdad. A los 3 minutos ya avisó en un extraño remate de Rakitic que detuvo el ayer me dio la impresión un tanto impreciso Oblak (es lo que tiene el nivelazo que suele gastarse, uno le ve no atajar un balón o dudar en una salida, y ya parece que no esté en su nivel habitual, y eso que dejó su puerta a cero, pero muy mal, Jan, muy mal, me costará perdonarte), con la ayuda del palo. Tras estos minutos de toma y daca sin cesar, y tras una buena combinación de la auténtica, genuina y de verdad escuadra rojiblanca (absténgase  de autodenominarse así extraños especímenes palanganoides, hagan el favor), llegó ese giro inverosímil de Correa dentro del área rival, ese remate seco y ajustado al palo y el primer tanto a nuestro favor. Un tanto que lleva su auténtico sello de lo que es: un pelotero tan imprevisible como genial, y que define a la perfección lo que el Atleti hace hoy en día: controlar su propia área, sentenciar en la del rival.

 

Pero ojito, que al poco rato, Acuña bien pudo poner el empate, en un remate con Oblak batido y con Savic con los guantes puestos sobre la línea de meta por si las moscas (el balón salió lamiendo el palo).

 

Continúan los dos equipos a tumba abierta: Bono se tuvo que disfrazar, poco después, de Lorenzo Rico, y sacó con su pierna izquierda un remate de Luis Suárez que era gol sí o también, cuando se plantó solo delante de nuestro exjugador.

 

En la segunda parte, Bobotegui movió ficha, adelantó a Koundé, y se convirtió en un estilete letal por nuestra banda izquierda: una auténtica pesadilla el chaval. El Atleti empezó a ser embotellado, los sevillanos se hicieron dueño del cotarro y empezaron a apretar, pero de verdad. Se le vio al equipo andaluz fresco, vivo, valiente y por momentos, demostrando todo su poderío. Pero se encontraron un problema: el Atleti es el Humbrey Bogart del fútbol mundial. Puede encontrarse en medio de un bombardeo rodeado de charlys enemigos, pero permanece impasible ante tal circunstancia. Enciende su pitillito, y para todo lo demás, el bestial Giménez, el incansable Trippier, el amo de la caja fuerte (Sr. Savic), y el Señor Hermoso, que sigue su continua transformación en gladiador en potencia del Cholo.

 

El Cholo no lo debió de ver tan claro como la muchachada, y decidió mover ficha: sacó al terreno de juego a Saúl (músculo más capacidad de dominio) y a Joao Félix (conducción de balón, posesiones más largas más lo que el propio chaval es capaz de crear por sí solo, puede que no se le vea en exceso, pero nadie de nuestros rivales se fía de él). Y el equipo se sacudió a la mosca cojonera que se había convertido el Sevilla. A falta de menos de un cuarto de hora llegó la sentencia final. Llorente, al que no se le había visto en tareas ofensivas (que no defensivas) se internó como una bala por su banda derecha, vio perfectamente la llegada desmarcada de Saúl por detrás, le cedió el balón, y el ilicitano resolvió como en sus mejores tiempos. Un gol de triple valor: la sentencia al partido, el golpe moral para ambas escuadras (positiva y negativamente), y que le tiene que servir para llenarse de autoconfianza en sí mismo. El gran Saúl lo sabe: si se cree, y se trabaja, se puede. Y, si cualquier tanto colchonero es celebrado con algarabía y tremenda emoción por la hinchada colchonera, esté lo fue aún más si cabe por el enorme cariño que todos le tenemos. Es una simple cuestión de tiempo que recupere su confianza perdida, aunque, ya saben, lo logre al final o no, aquí, desde este humilde bloq, siempre se le esperará, apoyará y animará, incondicionalmente, y las tres cosas por igual.

 

De todas formas, los capullos estos de Nervión no se rindieron para nada, y buena prueba de ello fue otra ocasión posterior, a falta de 9 minutos, que falló En-Nesry (el Salinas marroquí) de forma incomprensible, solo, solito solo, desde dentro del área pequeña, y con Oblak por ahí perdido. Decapitación es poco (si yo fuese sevillista, claro, cosa que, afortunadamente, Dios decidió no castigarme con tan cruel cruz). Y aún tuvo otro palo postrero Rakitic, no se crean, lo cual puso broche a un partido sencillamente estupendo de fútbol, defendido con una maestría brutal hasta decir basta por el Atleti, frente a un rival que tuvo personalidad y ratos de muy buen fútbol también. Un gran equipo (que así lo demostró) vs. El Puto Amo (que así también ejerció como tal).  Bola extra aprovechada. Que siga la partida, pues.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

Cómo se nota Kruppier cuando no anda apostando por ahí y se dedica a lo suyo. Inconmensurable Giménez, letal Correa, pero el mejor ayer fue … (y no, no ando bebido a estas horas de la mañana) Lemar. Me molestó hasta que le quitase el Cholo, miren ustedes por dónde. Trabajó lo indecible, se ofreció en todo momento, llevó las riendas del encuentro con sapiencia y calidad, conduciendo el balón con exquisita fineza y saber estar. Se marcó un partidazo de campeonato, la verdad. Jamás pensé que podría estar en esta sección, pero hoy se lo ha currado el chaval. ¡Bravo por él!

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Iba a decir Bobotegui, de profesión, dejar Selecciones tiradas en vísperas de un Mundial para hacer el mayor de los ridículos dentro del círculo de payasos de Concha Espina, pero miren … Disfruté tanto del partido, que lo dejo finalmente en conjunto vacío.

 

ÁRBITRO: Estrada.

Hubo una mano sevillista dentro del área clamorosa que oigan, en el fútbol que yo concibo jamás hubiese pitado penalti, pero viendo el percal que hay ahora, cualquier cosa podría haber pasado. Supongo que Estrada lanzó su moneda al aire, y al salir cruz, decidió no pitarlo (porque ese, entiendo, debe de ser el auténtico baremo real por el que se miden este tipo de acciones en la actualidad). Debió también, eso sí, expulsar a Correa, por dos acciones más que temerarias que le tenían que haber supuesto  sendas amarillas (este muchacho es lo que tiene, cuando se pone su disfraz de coche de choque, cualquiera puede ser atropellado sin piedad, ayyy, meloncete mío …).

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 14 GRADOS).

 

Miren que hace frío hoy en Madrid, y el Termómetro, sin embargo, ahí sigue, derrochando generosidad a raudales y subiendo de nuevo, nada más y nada menos que ¡2 GRADAZOS MÁS, SEÑORES! …¡2! No puede haber nadie en este mundo tan feliz.

 

Y ahora hasta el jueves 21 … Nada de nada, pero cuidadín, que vamos a Eibar. Ese Eibar de Mendilíbar, este tipo que parece que siempre está refunfuñando y enfadado con el mundo, que suele poner cara de Clint Eastwood cada vez que nos enfrentamos a él, pero que tiene un mérito tremendo lo que anda haciendo con ese equipo, y que sé que, en el fondo, nos quiere … Si … Allá en el fondo … Mucho más allá … Pero nos quiere. Y es que, ¿Quién no quiere a este Atlético de Madrid hoy en día? “¡¡¡El Frente ya está aquí, voy a morir por ti, Atleti de Madriiiid …!!!

 

 

 

4 de enero de 2021

Alavés 1. El Puto Amo 2. El Líder no se despista.



El Líder aguanta la presión de saber que su máximo rival ganó en el día anterior. El Puto Amo controla y manda, con más oficio que brillantez, durante los 90 minutos del encuentro. El número uno tiene paciencia, sapiencia, sabe sufrir, tirar de casta, no ponerse nervioso en exceso e intentarlo todo hasta el final.

 El puto amo apenas sufrió en su portería, salvo el que se causó a sí mismo Felipe, autogoleándose de forma inapelable aunque solo fuese para que supiésemos que Oblak andaba por ahí. Antes nos adelantamos en una extraordinaria jugada de Llorente, tras balón de Suárez, en el que se recorrió todo Mendizorroza a velocidad vertiginosa para terminar rematando finalmente y anotando el tanto tras rechazar el balón en Laguardia (mala suerte por un lado, buena por otro, cosas de líderes, somos justos hasta para eso, caramba).

 El Puto Amo debió resolver antes, pero por exceso de generosidad falló unas cuantas clamorosas antes con el 0-1 (que si Carrasco, un par de Suárez,  todo muy impropio en la idiosincrasia de ambos).

 Sorprendente también fue el que el equipo local nos empatase cuando solamente disputaba ya con 10 jugadores el encuentro. Misterios que tiene el fútbol. Y lo pasamos mal, y supimos sufrir, y hasta pudimos palmar (ese cabezazo de Lejeune al palo, madre, última vez que pongo el nombrecito de un rival en mi crónica, no está el lunes hecho para estos menesteres, carallo). No hubiese sido justo, pero el jurgol es lo que tiene. Menos mal que el Cholo tiró de Joao, tras pase de Saúl, he hizo que, una vez más, tras delicatessen asistencienn, nuestro Luisito Suárez se fuese para casa con la mejor de sus sonrisas, con su felicidad plena, con su nuevo tanto anotado. No les digo nada lo que valen estos tres puntos. Tanto como sus tres besitos en sus dedicatorias. Sé que todos son consciente de ello.

 Solo un líder sólido, solvente y adorable hace que escriba está crónica el primer lunes del año (es decir, la madre todopoderosa de todos los lunes habidos y por haber, no se puede tener más sueño en esta puñetera vida, por Dios). Hasta esto ha conseguido el Atleti esta temporada. Es casi lo imposible, así que, si el líder no se despista, con más o menos inspiración, ya tampoco debo. Y por si alguien tiene alguna duda de lo que les hablo: somos también el Puto Amo del Pichichi, del Zamora y de la Clasificación. Y con nuestras bolas extras intactas. Como para no soñar (y dale con mentar la puñetera palabra hoy, basta yaaaaaa, merluzo).

 EL CRACK DEL PARTIDO:

Carrasco sigue bestial, Koke en su línea, Luisito Suárez o más de lo mismo, pero hoy se lo vamos a dar al cervatillo del Llorente. Y crece y crece y crece sin parar. Y como lo abarca todo el chaval (incluido el gol, probablemente, lo más difícil de todo) pues oigan, aunque yo siga sin fiarme demasiado de su futuro, no es cuestión de hacerse mala sangre ahora, más bien lo contrario. Sigamos disfrutando.

 LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Correíta y sus días difíciles. Hay que ver qué muchacho, por Dios … Ayer exasperó hasta decir basta.

 ÁRBITRO:

Martínez Munuera. No es santo de mi devoción precisamente, pero ni me parece justa ni injusta la expulsión del jugador del Alavés, la verdad. Si saca la amarilla, bien. Y la roja pues también está bien. Dentro del absoluto desmadre que es hoy en día el arbitraje, claro. En el fútbol con el que yo crecí (y el que me mola) con amarilla sobra. En el de hoy en día, igual hasta le meten 3 partidos de sanción, vaya usted a saber. Lo cojonudo de todo es que le vino mejor al equipo local que a nosotros. No lo traten de entender, bienvenidos al Club Atlético de Madrid.

                                              TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 12 GRADOS).


Nueva subida del Termómetro (2 grados más, casi nada, oigan). Este frío endemoniado que hace hay que combatirlo de alguna forma, y el Termómetro, dentro de su estado de sabiduría habitual, ha decidido echarnos una mano en lo que pueda. Pues oigan, que se anda de cine con los 12 gradejos estos…

 Y el miércoles, La Copa de nuevo. Por favor lo pido: máxima concentración. Tenemos que pasar sí o también. Y, aunque seguro que nos costará más de lo que pensamos, lo conseguiremos finalmente. ¿Os he dicho que estoy muerto de sueño? Ayyy … “Poco a poco, me enamoré de ti, Poco a Poco, Atleti de Madrid”

 

 

 

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