30 de octubre de 2023

Atleti 2 - Alavés 1. Día de fiesta, juega el Atleti.

“Hoy es día de fiesta, señores. Juega el Atlético de Madrid”. Con esta frase, nos da sus buenos días particulares siempre, mi Hermano Don Raúl Molinos (un hombre bueno, respetable y de bien) cada vez que hay día de partido. Da igual competición, rival, fecha … Siempre permanece fiel a su cita de amenizarnos el día con su mensaje habitual. Y la verdad es que sí, se me está impregnando más como dogma de fe en mis convicciones rojiblancas dicho mensaje, hasta el punto de que ayer, por ejemplo, estuve todo el día con esa sensación de ser día festivo grande, pero de verdad.

 

Don Raúl (que bien sabe que, por estos lares, se le quiere, y se le quiere bien, a pesar de que le siga debiendo esa eterna visita que nunca termino de ver fecha en dónde diablos encajarla), anda pasando en estos días llevando como puede esas zancadillas que te va jugando la vida de vez en cuando, y que ha dado con que su padre ande recuperándose poco a poco en un hospital. Pero, ni aún por esas, su mensaje varía en ningún solo día de partido. Por eso, desde aquí, con más o menos inspiración, pero con todo el cariño del mundo, le quiero dedicar esta crónica con el propósito de que, finalmente, todo salga bien. Muchas gracias por todo, Hermano.

 

Dedicatoria aparte, vayamos ya al encuentro. En la primera parte el Atleti nos ofreció otra buena dosis de buen fútbol en su más puro estado. Intensidad, colocación, concentración, descaro, dominio, presión, velocidad, y todo ello, sin conceder siquiera una triste ocasión de gol que llevarse a la boca al rival. Si eso no es jugar bien al fútbol, que venga Ben Barek y que lo vea.

 

Riquelme tuvo de premio la titularidad en el equipo tras sus destellos de calidad innegociables que ha ido mostrando de menos a más, y terminó realizando un primer tiempo colosal, la verdad. Porque mezcló toda su verticalidad, rapidez y agresividad de cara a portería, con la cabeza para pensar en la mejor opción siempre a la hora de saber qué hacer finalmente con el balón. El chaval es como un tiburón, cuando huele sangre, no pierde un instante en conseguirla. Personalmente, estoy muy ilusionado con la forma de hacer de este chaval.

 

Ya a los 6 minutos nos pudo poner en ventaja en el marcador, pero Sivera respondió con una gran intervención. Tres minutos más tarde la tuvo Hermoso (necesita ya con cierta urgencia un buen corte de pelo), en un cabezazo tras un buen córner lanzado por Diosito Grizzi.

 

A partir de ahí, el Atleti se puso en modo ciclón y no paró hasta conseguir su objetivo de batir al guardameta visitante. Una galopada del desatado Tiburón Riquelme la cabeceó fuera Morata, cuando lo tenía todo para conseguir el primer tanto de la noche. Después tuvo otra opción cabeceadora el propio Don Álvaro, hasta que, en el minuto 26, Diosito ve el enésimo desmarque de Morata, éste se gira dentro del área y pone un centro tocadito hacia el segundo palo, en donde aparece nuestro Tiburón favorito Roro, para el balón con el pecho, se deshace sin piedad de Gorosabel y bate a Sivera por su palo más cercano utilizando el mejor recurso del que disponía: a bocajarro y con su pierna zurda. Un golazo como otro cualquiera, para qué lo vamos a negar.

 

El Atleti siguió a lo suyo, jugar al fútbol disfrutando y haciéndonos disfrutar como si no hubiese un final, y el Alavés intentó aguantar el chaparrón colchonero como buenamente pudo. Así, en el 38 Diosito se plantó solo delante del portero al rematar, inocentemente, eso sí, un buen servicio de Nahuel Molina a las manos del cancerbero. Merecía mucha más ventaja el Atleti, y en el descuento obtuvo su justa recompensa. Don Koke se pone su toga magistral, lanza un maravilloso pase sobre Don Álvaro Morata, éste recorta con maestría (y algo de fortuna también, por qué no decirlo) a un tal Sedlar, ya dentro del área, y de remate cruzado y colocado a la escuadra, bate al señor Sivera de nuevo, poniendo el más que justo 2-0 en el marcador. El Metropolitano también disfrutaba de un auténtico día de fiesta.

 

La segunda parte ya fue algo más anodina que esta brillante primera. Por un lado, el Atleti se sabía hacedor de sus deberes casi en tu totalidad, y, por otra, el Alavés espabiló sobre el terreno de juego, y aún sin crear apenas peligro, si es verdad que controló un poco más los relámpagos contragolpeadores rojiblancos. Y, aún así, debimos de ganar el partido con bastante más holgura, pero como esto de los árbitros sigue siendo una ciencia por descubrir, al menos, en lo que al menda lerenda respecta, pues eso. Que al final hasta nos agobiamos un poquiño en el último instante y todo.

 

En el 70 llegó la movida promovida por el ayuntamiento. Jugadón en velocidad de Llorente por la derecha, Duarte realiza un auténtico homenaje al campeonato mundial de rugby recientemente disputado, intentando blocar a Marcos sin éxito alguno, éste llega hasta la línea de fondo, y su pase de la muerte lo remacha a placer Diosito Grizzi. Pero el final de esta linda acción ya la sabemos todos. Gol anulado al bueno de Antoine, ante el cabreo (más que justificado) del personal presente, y adyacente.

 

Vamos ya por el 80, y otro jugadón del Atleti, en una contra fulgurante conducida por Barrios, delicatesen en forma de tacón de Diosito, devolviendo la pared al canterano, y de canterano a canterano, y tiro porque me toca, es decir, cede el balón a Tiburón Riquelme, y su remate cruzado hace que se luzca de nuevo con una gran intervención Sivera.

 

Y al final pues lo que suele pasar. El Alavés comenzó a crear peligro especialmente personificado en la figura del bullicioso Hagi (hijo del Hagi que estuvo en el Barsapasta y el tercer o cuarto equipo de la capital de España), que en el 84 apunto estuvo de conseguir el primer tanto vasco en un buen remate cruzado de volea.

 

Por su parte el Atleti, ya en pleno descuento, la tuvo de nuevo en otra contra de Pableras Barrios en la que Angelito Correa le medio birló el tanto a Grizzi, y en el minuto 96 (tampoco entendí este descuento tan completamente deformado para lo que pasó en realidad en el partido, la verdad) Gorosabel se aprovechó de un inoportuno resbalón de Witsel, se adentró hasta el fondo en velocidad, centró a placer y remachó Guevara desde el borde del área fusilando a Oblak, que llegó como un par de segundos tarde a la acción, lo que impidió que, al menos despejase, un balón que parecía poder haber evitado el tanto.

 

Da igual. Al final, los tres puntos se quedan aquí. Decimocuarta victoria consecutiva en casa (igualando nuestro récord histórico), y el Metropolitano respira finalmente tranquilo, y feliz. Porque la fiesta continua. Y es que, hagan caso a Don Raúl el bueno, justo y ponderado: Hoy es día de Fiesta, juega el Atlético de Madrid.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

Muy buen partido de Molina, Boney M. Witsel estaría entre los elegidos si no hubiese sido por ese tontorrón resbalón final, así que me quedo con los míos de verdad: canteranos al poder. Nueva clase magistral de Koke y cómo mover a tu antojo al equipo a la velocidad de la luz, y Tiburón Riquelme, que cuajó un excelente encuentro, y que tiene cada día que pasa más expectativas ando creándome alrededor de su figura. Bravo por los dos.

 

 

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

El puñetero Club y la tontería que le ha dado ahora de hacer coincidir en horario tanto al equipo grande como al Madrileño. Por supuesto, he puesto una queja  formal  en tiempo y forma y espero respuesta, porque un partido bueno está, pero dos, consecutivos encima, quiero ver si esto va a ser la tónica de verdad o que es que son así de simples, de dejados y de golfos que les da igual ocho que ochenta. Os mantendré informados (si se dignan en contestarme, claro).

 

ÁRBITRO: Muñiz Ruiz.

La jugada del gol anulado (mal anulado, por supuesto) de Diosito pasará a la historia de la colección de despropósitos con que nos sigue brindando esta peña semana sí, partido también. Que alguien me corrija si me equivoco, pero jamás vi a un cuarto ábitro de rearbitrar una acción de campo en la que, se supone, él no pincha ni corta, ya que su principal función suele ser la perra chivata, de si alguien del banquillo ha insultado a no sé quién, o de mosca cojonera para los entrenadores, para no dejarles hacer su trabajo en condiciones. Y a todo esto, ¿El VAR, en esto no puede entrar tampoco?

Uno de los conceptos básicos y principales que debe de tener un colegiado, una de sus máximas, es que no puede verse beneficiado jamás un infractor por una acción ilegal y temeraria. Pues  bien, ayer el señor Muñiz (apellido de triste figura, ya puestos), consiguió exactamente lo contrario. Un auténtico disparate.

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (17 GRADOS).

Partido de obligado cumplimiento, como no puede ser de otra forma. Tras varias jornadas de continuas subidas, esta se mantiene en su primaveral temperatura de esos espléndidos 17 grados.

 

 

Esto es un no parar, suma y sigue Don Álvaro sin cesar. Y ojito,  golazo antológico en Glasgow (complicadísimo remate de cabeza mediante) y ayer, jugadón individual incluido, para gozo y deleite del personal, así que, después de todo esto, ya anda a un solo tanto del ecuador de mi objetivo marcado, y si … Aún estamos en Octubre. Seguiremos disfrutando.

 

Nada más, que al final se nos ha quedado un lunes bastante más nublado y triste de lo previsto, por cuestiones que ahora no vienen al caso. El viernes, vamos a ver cómo se nos da el viajecito a Las Palmas “Cantemos todos al equipo que adoramos, Cantemos todos Forza Atleti Campeón”

 

 

¿Cómo debe ser no estar paralizado por el miedo y el desprecio por uno mismo?”.

23 de octubre de 2023

Celta 0 - Atleti 3. Ese cosquilleo.

Quién más, quién menos, estamos empezando a sentir ese cosquilleo en el estómago entre la parroquia colchonera. Como cuando te sentabas al lado en el pupitre del colegio con esa chica que te gustaba, y tenías la intuición de que ella sentía algo parecido por ti. O como cuando te había salido un examen de puta madre, empezaban a dictar las notas, y estabas convencido de que lo habías aprobado, y con suficiencia más que sobrada. Está uno con esa sonrisa medio bobalicona de cuando sabes que algo grande está por venir, pero sin tener muy claro ni el qué, ni el cómo, ni siquiera el por qué. Y es que los Atléticos, si en algo somos campeones, es precisamente en eso: Ilusión. A eso no hay quien nos pare. Y, quien más, quien menos, andamos pensado: “si andamos superando partido tras partido a pesar de vernos negras para completar una convocatoria”, “si vamos sacando los encuentros jugando bien, medio bien, regular y hasta fatal (véase Pamplona)”, “si hasta nuestros jugadores cuando centran les sale un chut sorprendente que acaba en gol”, “si estamos en toda pomada y tenemos encima un partido menos en casa”, “si cada jugador que se lesiona es sustituido por uno que lo hace igual o mejor que él”, “si somos de largo el mejor equipo del 2023, el máximo goleador (segundo europeo), si en casa no nos estornuda ni Dios” … Ayyy, el cosquilleo … Ese cosquilleo.

 

Sin embargo, dichas sensaciones por brillantez en el juego precisamente no son, refiriéndonos al partido de Vigo en este caso particular. Porque el Atleti salió el pasado sábado a Balaídos haciendo honor al apellido de ese estadio: “idos”. Y atolondrados. Y sin ser capaces de hilvanar apenas tres pases sin que nos robase el balón el equipo vigués (el cual, por cierto, no me disgustó en absoluto, vaya también por delante, por mucho que anden en zona de descenso). El Celta, comandado por el muñeco diabólico del Aspas, empezó a generar peligro bien pronto, en una buena combinación entre él y Mingueza que acabó con un remate facilón de Larsen a las manos de Oblak. Tres minutos de juego, y primer susto.

 

Un par de minutos más tarde, de nuevo el muñeco diabólico del Aspas mandó el balón al limbo tras otra buena acción individual. El Atleti no se enteraba de nada, y en otra imprecisión entre Llorente y Azpilicueta, hizo que Mingueza rematara solo en el segundo palo, afortunadamente, desviado. Ni diez minutos llevábamos de partido.

 

De hecho, hasta el minuto 12, no dimos señales de vida en ataque, en una buena internada de Lino cuyo remate repelió como pudo nuestro Hermano Iván Villar. Mientras tanto, los vigueses a lo suyo: el tal Larsen este (tiene un careto el menda que parece que se acaba de levantar de la siesta) seguía desperdiciando ocasiones sin parar.

 

Pero el Atleti supo adueñarse poco a poco del balón en este primer tiempo, y en cuanto empezó a elaborar una jugada con una posesión más allá de 3 minutos, empezó a generar, al menos, algo de  sensación de poderío. Y aquí llegó la jugada clave del partido, en un intrascendente centro de Hermoso, que nuestro Hermano el gran Iván no atajó incomprensiblemente, y Don Álvaro, perfectamente asumiendo de lo que tiene que hacer un nueve dentro del área, aprovechó el rechace y el propio guardameta local, en su afán por recuperar el balón, terminó atropellando a nuestro nueve. Penalti de enciclopedia, expulsión del susodicho guardameta (de primeras, me pareció justa también la roja, luego ya de segundas, me generó más dudas), y Don Antoine que marca con maestría su segundo penalti consecutivo. 0-1, nosotros con uno más, los vigueses que andan en pleno ataque de ansiedad cada vez que se enfrentan al demonio rojiblanco … Todo parecía que iba a ser coser y cantar.

 

Y así lo fue, según indica el tanteador final, pero, sin embargo, en el terreno de juego no lo fue tanto, porque los de Benítez reaccionaron mucho y bien a tanta adversidad, y siguieron generando peligro como si nada les importase. Afortunadamente, el señor Larsen, por más que le intentaban desperezar dándole ocasiones de gol una tras otra, seguía en su papel de osezno dormilón, continuando mandando balones al limbo en sus remates finales.

 

Y Aspas seguía rematando con peligro. Y Samu Lino se lesionó tras un golpe en su rodilla. Y aún en dicho estado, pudo poner el 0-2 en el tanteador en otra buena acción individual que despejó Guaita en brillante estirada (me da a mi que el valenciano tiene más planta de portero que el tal Villar ese pero de aquí a Lima, vamos, gracias, amado Benítez). Y al borde ya del descuento de este primer periodo, Aspas seguía regalando goles a sus compañeros, y éstos seguían empecinados en desperdiciarlos. Y con este 0-1 terminó en esta primera parte, mucho mejor jugada por el Celta, pero ya saben que el Atleti, en estas situaciones de medio caos, se maneja como pez en agua (los aficionados ya ni sentimos ni padecemos en ese aspecto, sabemos que es lo que hay, y fuera, para qué más mandangas).

 

La segunda parte comenzó con la tónica de la primera, es decir, un Celta que estaba empeñado en que la inferioridad numérica le importase un bledo, pero ojo, esta vez sí, un Atleti que cada vez que salía a la contra, olía la sangre celeste por todas partes. El primer susto nos lo dio un tal Bamba (que nos meta un chicharro un negrito zumbón de esos con este nombre en concreto, como que no, por favor), que pegó un tirazo desde el borde del área que repelió violentamente el larguero. Pero los cambios esta vez al Cholo le vinieron de cine. Ya la entrada de Riquelme dio al equipo un puto de agresividad atacante y verticalidad que lleva el chaval impregnada en cada una de sus acciones. Sacó también al clan argentino, que tuvo una actuación notable (Nahuel, De Paul y Correa), y si añaden que el gran Benítez, de nuevo, quitó a su mayor sostén ofensivo como era Yago Aspas, la jugada terminó saliendo redonda. Porque justo a los 4 minutos de su retirada, llegó el tanto de Diosito, tras excelente jugadón individual yéndose de todo Cristo viviente en velocidad, quiso centrar con la derecha sobre el desmarque de Morata, pero dicho centro cual se convirtió en un remate inesperado a la par que envenenado hacia la portería, batiendo de forma inapelable al guardameta local. Sinceramente, yo pensé que la acción la había realizado así aposta, porque el remate le quedó del cine. Pero la sinceridad de Griezmann convirtió mi gozo en un pozo, o no … Que este gol vale igual que otro cualquiera, qué carallo.

 

Pero, ni aún así se rindió el Celta, y por el 68 de juego, un extraño remate de volea con el interior del pie de Luca de la Torre, hizo que Oblak tuviese que parar el mismo en dos tiempos, y de forma algo afortunada, añado. Ese remate también llevaba veneno, y toneladas de clase. Sin embargo, en la siguiente acción clavamos el tercero, en una extraordinaria galopada de Don Álvaro, combinó con Nahuel Molina o Angelito (no recuerdo bien), el argentino cedió el balón viendo a la perfección el desmarque de Diosito Grizzi al borde del área, y el francesito redondeó su excelente noche goleadora anotando el tercero en el marcador. 0-3, hat-trick y gracias por venir. Los vigueses confirmaron que juegan mejor que puntúan, la muchachada acrecentó más ese cosquilleo que venimos teniendo últimamente los Atléticos.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

Pues hombre, un pibe que clava tres goles en un partido hay que dárselo a él sí o también, está claro. Diosito tiene entre ceja y ceja ser el máximo goleador de nuestra historia, y veo complicado el que no lo consiga, inclusive, en esta misma temporada. Lo más grande que tiene Antoine es que está consiguiendo su propósito, pero sin ningún ápice de egoísmo por su parte. El equipo, ante todo y por encima de todo. Por eso está siendo, ahora mismo, quizás el jugador que más gusto da ver actualmente en el mundo, y no, no me corto ni un puto pelo en decirlo. Dicho esto, buena reaparición de Barrios, buenos minutos de De Paul, muy buenos de Nahuel, me encanta la agresividad de Riquelme, Don Álvaro no marcó, cierto, pero fue decisivo a la par que desequilibrante, por estar en su sitio y saber bien su oficio, y extraordinario partidazo que se marcó otra vez Don Boney Mr. Witsel, al cual cada día le veo mejor colocado, y utilizando más la inteligencia para suplir su innegable falta de poderío defensivo en su concepto de juego. No es un defensa al uso, está claro, pero es un tipo muy inteligente en su forma conceptual de anticiparse al rival, y estar siempre en el lugar preciso. Está de dulce total el belga.

 

 

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Completamente confirmado: Llorente es el nuevo Lemar del equipo. No se va ni de King África actualmente. Tampoco tiene especial relevancia defensiva. Por lo único que se le nota en el campo son por sus aspavientos y gestitos cervatiles, sin más. Sencillamente exasperante.

 

 

ÁRBITRO: De la Cuadra Salcedo este.

Me cae bien porque siempre que nos arbitra gana el Atleti. El penalti es inapelable. La expulsión, pues, seguramente, si le hubiese sacado amarilla os estaría escribiendo que por qué diablos no le expulsó, cuando era una más que evidente ocasión de gol. Así que sobresaliente actuación la suya.

 

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: ( + 17 GRADOS).

 

Partido de obligado cumplimiento (hoy por hoy, los vigueses no nos llegan a la altura del betún ni realizando anuncios siquiera, aunque tampoco me sentí tan gravemente ofendido como muchas otras almas sensibles que hay por ahí, el anuncio me pareció gracioso en sí, inclusive, reconocía que cómo teniendo la grandeza que tenemos, nos consideramos un equipo tan sufrido. Lo del forzado y ridiculizado acento “madrileño” sí que se lo pueden meter por dónde les quepan.  Los conozco bien, ya veríamos cómo les sentaría a ellos si se pone un papanato de aquí a imitar el acento gallego).

 

Sin embargo, subimos 2 grados más por portería a cero, y otros 3 grados más por diferencia de 3 o más goles positiva, lo cual nos da una primaveral tarde de lunes: 17 graditos finales y subiendo,  señores.

 

Y el miércoles, uno de los partidos que más ilusión tengo por ver en la presente temporada, rememorando el mítico encuentro de Glasgow en nuestras semis de Copa de Europa del 74. Mi más fuerte aplauso al Club, por, encima, homenajear a dicho equipo en aquel partido que, aún con 8 jugadores, logramos empatar ese encuentro. Por Reina. Por Ayala. Por Quique. Por Panadero Díaz (saca el hacha), por Ovejero. Por Irureta, Gárate, Melo, Benegas, Eusebio, Adelardo, Cacho Heredia y Alberto. Enseñemos de nuevo la lección a Johnstone de quién manda allí.  Por el puto CanChanchán del Babacan. Y por su Capitán, MacNeill, el cual, en 2011, aún nos recordaba con especial cariño, devoción y sentimiento: “El Atlético es escoria”. Pues eso. Odiados … pero Presentes.

 

 

9 de octubre de 2023

Atleti 2 . Real Sociedad 1. La tienen bien adentro.

La verdad es que me está gustando el rollito que está empezando a coger esta temporada. Tras la debacle de Valencia y el semi-ridículo de Turín, éramos ya carne de meme prácticamente, pero, hete aquí, que este Club (que tiene muchísimos defectos, principalmente bien identificados en el par de delincuentes del palco) tiene también sus virtudes, y cuando las cosas parece que van a venir mal dadas, nos numeramos, todos a una, y hombro con hombro, espalda con espalda, que diría mi entrañable cachorrín, se intenta salir hacia adelante como si fuésemos un único soldado. No importa nada ni nadie a nivel particular. Importa el Atlético de Madrid. Eso es algo que llevamos impregnados todos los Atléticos, los que lo sentimos desde la grada, los canteranos casi igual que nosotros, y los de fuera que terminan también mamando a borbotones sentimiento rojiblanco del manantial del Manzanares.

 

Veníamos de sufrir, por cierto, el pasado miércoles, un asedio increíble por parte del Feyenoord (aún no me explico bien cómo se pudo sacar ese partido adelante, la verdad, qué manera de presionar y de incordiar de los holandeses, lo pasé fatal, acabé completamente extenuado, pero se sacó hacia adelante), frente a un equipo que empezó algo dubitativo en Liga, pero que en Champions jugó como los ángeles los dos encuentros que le vi, la verdad. El Cholo jugó en la previa sus cartas, les metió a los de donosti toda la presión, y el plan funcionó a la perfección. Porque para Simeone este tipo de encuentros empiezan en las ruedas de prensa (en las cuales, por cierto, no suele decir nada, aunque claro, visto el nivel periolísitco que hay, tampoco es que merezca demasiado la pena explayarse en exceso ante tanta memez y topicazo junto).

 

Vamos a lo importante, el fútbol. Pese a quién le pese, duela a quien duela, le joda a quién lo haga, el Atleti jugó un primer tiempo sencillamente espléndido, rozando inclusive la perfección (por supuesto, esto a nadie le interesa, claro). El arte de dominar un partido a tu antojo sin necesidad de tener el balón. Y eso que la cosa empezó con un susto morrocotudo, porque en un balón en profundidad al sabiondo alcachofo del Oyarzabal, éste centro hacia el área ante la salida de Oblak y Hermoso, en una de esas acciones tan desequilibradas suyas, se metió el tanto en propia meta (para haberle hecho papilla, vamos). Pero ahí quedó la cosa, porque Mister Alcachofo estaba en claro fuera de juego.

 

La muchachada del Cholo ocupó todo los espacios del campo de la mejor manera posible, estuvo concentrada, presionaba y creaba emboscadas a cualquier jugador rival que se preciaba a tener el balón para recuperarlo de la forma más rápida y limpia posible (así es cómo se impide a un rival el desarrollar su juego natural, señor Alguacil, y no a base de constantes faltas por todas partes del campo), y buscaba con ahínco y profundidad la portería de Imanol. Si eso no es jugar al fútbol, que venga Maradona y que lo vea.

 

De Paul tuvo la primera clara sobre el primer cuarto de hora de juego, tras dejada de Lino que remató muy blandito a las manos del guardameta donostiarra.

 

Mientras tanto, Koke se puso en plan director de orquesta como solo él sabe hacerlo, y de una estupendo pase en profundidad suyo vino el primer  tanto, tras marcharse Lino como una centella en busca de la portería visitante y ejecutar a la perfección el tanto final. La semana pasada ya dije que el Cholo le exigía más poder goleador al brasileño, pues ahí tiene ya el primer fruto de sus deseos. Lino juega, Lino trabaja, Lino desborda, y Lino golea.

 

Dos minutos más tarde, un melonazo deleznable de Nahuel Molina Diosito Grizzi lo quiso rematar al primer toque, y si le sale ese gol, lo más normal es que el Metropolitano se hubiese hecho añicos. Se le fue alta, cierto, pero solo ya la intención que tuvo y cómo puso el pie nuestro Diosito fue digna de en lo que se va a convertir finalmente: máximo goleador de nuestra historia.

 

El equipo seguía superconcentrado en defensa, mientras tanto, y abortaba cualquier atisbo de peligro realista que se preciara.

 

Al borde del descanso, una acción para enmarcar, en una falta ensayada por Don Diego Pablo Simeone, que botó Griezmann hacia el borde del área, Koke deja pasar el balón inteligentemente, y el remate colocado y lleno de clase de De Paul se estrelló en el palo. Una jugada para enmarcar. Y con este más que justo 1-0 nos fuimos al descanso.

 

La segunda parte comenzó como la primera. El Atleti haciéndolo todo bien, y teniendo otra clarísima ocasión en una falta lanzada por Griezman, Le Normand (éste tiene de español lo que Rudiger de ser humano, no te jodes) se la come entera, el balón rechaza de forma inesperada en Witsel,  y acaba estrellándose en el palo. Parecía gol sí o también, pero …

 

A partir del primer cuarto de hora, la Real empezó a profundizar más en su dominio, y tuvo sus primeras ocasiones del encuentro. Lo primero que me aparece por peligro por parte donostiarra fue un remate de Brais desde el borde del área que atajó mansamente Jan.  

 

Y en el 65, primer susto del alcachofo de Oyarzabal, en un remate seco y duro que repelió el palo. Lo hizo de cine el de Donosti, las cosas como son. Hasta que, en el 73, esta vez sí, el citado alcachofo acertó en una buena contra de la Real, en la que recibe un gran pase de Carlos Fernández, realiza un extraordinario control orientado y bate con frialdad y sapiencia al bueno de Jan. La cosa se ponía que ardía.

 

A falta de 5 minutos la tuvo Riquelme, pero Remiro consiguió desviar el balón y el posterior rechace se encargó Morata de terminar de desviarlo del todo. Hasta que, a falta de 3 minutos, vino el claro penalti de Carlos González por mano ante el chut de Diosito, que iba claramente destinado a entrar dentro de la jaula (y menos mal que lo pitó el árbitro, porque el rechace después de forma absolutamente incomprensible lo mandó Morata a quién sabe dónde, cuando era un gol más que cantado, la madre que…). Un penalti como el Calderón de grande, que Don Antoine se encargó de ejecutar, y de darnos estos 3 puntos de oro finales que saben a gloria bendita.

 

Y con este resultado se llegó al final del partido. Por más que oigan, por más que rebuznen, por más que vociferen, por más que escupan, por más que vomiten, la realidad es esta: El Atleti fue mucho mejor en líneas generales, a su rival, y ganó con completa plena y absoluta justicia. Y a los que no les guste, pues que prueben a disfrutar un poquito y todo de lo clavada que la tienen, hombre. Que es que desde el derbi la tienen tan metida, que yo entiendo su frustración y su odio, pero sean inteligentes, por favor, y no hagan el ridículo tras acciones tan claras y meridianas como las de ayer. Que no está uno para perder tiempo, ni dinero, ni categoría. Si. De eso que tanto carecen todos ustedes, precisamente.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

Me gustó bastante el partido de Witsel, que aunque el hombre está metido ahí con calzador de central, ayer estuvo sobrio, aplicado e inteligente. Azpilicueta también estuvo más que correcto, el equipo muy bien en líneas generales, pero el mejor de todos fue nuestro Capitán, Don Koke Resurreción. El plus que nos da la velocidad mental a la que maneja al equipo a su antojo, nos convierte en un rival letal de necesidad. Y es que, los datos están ahí, y son más que evidentes: la mayoría de las derrotas que padecemos siempre coinciden con su ausencia en el campo. Por algo será. Por cierto, y hablando de ausencias, quería dar las gracias más profundas a Don Jose Luis de la Cope, por su no convocatoria para los próximos 2 partidos de la Selección de nuestro Capi, con el fin de que su recuperación sea total y plena con el Atleti. Detalles así son los que engrandecen a un Seleccionador, a una Selección, y a un País. País de marionetas puestas al antojo de los 4 engreídos periolistos del orto, pero País, al fin y al cabo.

 

 

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Llorente sigue en su estado de languidez permanente, y Molina sigue sin arrancar convenientemente tampoco. Esa banda derecha poco o nada tiene que ver con nuestra izquierda, la verdad.

 

ÁRBITRO: Munuera Montero.

Impecable labor la suya, con personalidad, sapiencia y buen hacer. Porque manda bemoles que le manden a ver la acción de Morata al VAR, cuando ni Cristo bendito se percató de que el balón le rozó en las yemas de una mano en un remate completamente intrascendente de no sé quién (lógicamente, no vio nada punible al final) y que atajó con total comodidad Oblak. Y como del penalti claro y evidente de Carlos Fernández ni me molesto en explicar nada, porque es tan obvio que ataja con el brazo un balón que iba entre los tres palos de su portería, pues nada. Reitero: por mucho ruido que siga metiendo la borregada fiel del mandrilismo y mamporreros afines, nosotros a lo nuestro. Y que sigan mamando, porque no, no pienso pedir perdón porque un trencilla nos arbitre en condiciones. Que ya está bien, hombre.

 

 

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (12 GRADOS).

Partido de obligado cumplimiento, sin discusión posible. La Real de Alguacil no nos ha ganado aquí en su puñetera existencia, y así tiene que ser para los próximos cien años, lo menos. Así que lo dejamos con esos 12 graditos tan ricos y refrescantes, aún con un matiz interesante de rico calorcillo rojiblanco.

 

 

 

Eyyyy, qué se pensaban, que me iba a olvidar de sumar de los dos chicharrazos de Don Álvaro en la Champions, ¿Eh, queridos? Ni hablar del peluquín del Cerdezo, hombre. Sumados y bien sumados que están. 8 goles como 8 soles que ya nos contemplan, madre. Lo que nos la vamos a gozar.

 

Y ahora, un gratificante y necesario a más no poder paroncito de Selecciones que tan bien nos a  venir (siempre y cuando no venga lesionado algunos de los que viajan, claro, por favor, especialmente Diosito no, por favor). … “Que solo soy feliz, con el Atleti de Madrid”.

 

 

2 de octubre de 2023

Atleti 3- Cádiz 2. Sobreviviendo de 3 en 3.

La verdad es que el Atleti viene haciendo un ejemplar ejercicio de supervivencia tras la debacle de Valencia. A pesar de las innumerables bajas, a pesar del lamentable partido en tierras levantinas, a pesar de ese circense empate que nos consiguió el portero de la Lazio en estas pequeñas cositas que nos suelen pasar siempre a nosotros, a pesar de tener un calendario bastante complicado, a pesar de estar utilizando siempre prácticamente a los mismos jugadores, en definitiva, a pesar de los pesares, este equipo, si en algo estoy convencido que tiene el Cholo, es que terminan levantándose y ejerciendo una maniobra de supervivencia continua durante las últimas semanas. Solo nos faltaba una remontada importante, y ayer también se consiguió. Y todo ello, sumando de tres en tres, para no perder comba con la cabeza. Desde aquí agradecer tanto a la muchachada (hay jugadores que andan forzando sus propias recuperaciones, inclusive, con el riesgo añadido que eso conlleva) como a Simeone el emocionante esfuerzo que andan realizando. ¡Bravo por todos y cada uno de ellos!

 

Analizando ya el partido en sí, fue, la verdad, muy entretenido y disputado. El Cádiz tuvo sus opciones de llevárselo (remontar un 0-2 hoy en día no es nada fácil), pero el Atleti, lejos de atolondrarse y volverse loco buscando la remontada, la consiguió finalmente haciendo lo que mejor saber hacer, a saber: jugar al fútbol. Y ayer lo hizo, por momentos, muy requetebién.

 

Empezó eléctrico el Atleti, con una internada del triste del Llorente, cedió el balón sobre Correa, éste dejó el esférico de taconazo sobre la llegada imperial de Diosito Griezmann, pero el violento  remate del fransua repelió el poste. El partido empezaba movidito.

 

Sin embargo, golpeó primero el Cádiz (cuya vestimenta parecía más el Cádiz de Glasgow que otra cosa) con un tanto de Pires tras buen centro de Chris Ramos. De cómo, eso sí, fue originada dicha acción, hablaremos más adelante, porque hay una falta previa como un piano de Alcaraz sobre Riquelme. Mal se ponía la cosa, porque ya pintaba el encuentro que había que tirar de sobreesfuerzo. Otro más.

 

A los 22 minutos pudieron los escoceses adelantarse de nuevo en el marcador, en un fantástico remate de Fali desde su propio campo que, si llega a ir entre los tres palos, el bueno de Oblak jamás de los jamases hubiese acertado a atajar el esférico (vamos, que no fue gol, porque no lo fue, pero qué golazo de haberse producido, madre).

 

Cinco minutos más tarde, un balón en profundidad de Ledesma sobre Roger Martí, sin aparente peligro, se convirtió en un “La despejas tu, ¿No, Jan?”, “Va mejor para ti, ¿No, Witsel?”, y lo que suele pasar en estos casos. El uno por el otro, la casa sin barrer, y el segundo tanto en el marcador a favor de los gaditanos, tras leve y sutil picadita del tal Martí ese. Sí, es un buen gol, pero la próxima vez, si eso, celébralo mejor con tu gente, estúpido, y deja a la peña del Fondo en paz, que bastante ya tienen con lo que tienen (aparte de que casi me provocaste una ¡ejem! “pintoresca” lesión al increparte en tu celebración, y olvidarme tras mi más que merecido desahogo de que el puto asiento no se mantiene fijo, sino que se eleva al levantarse, cuando uno pacíficamente se limita a vociferar como Dios manda a cualquier rival que se precie, ni eso puede hacer uno ya tranquilo, leñe). ¿Conclusión? No me caí de culo … Porque no me caí de culo. Cosas mías, vamos ...

 

Menos mal que tan solo 3 minutos después, aparece uno de los de siempre. El que decían que tras la lesión provocada por el carnicero de Storbridge, era imposible que jugase contra el Cádiz (el partido de Osasuna ni cuenta, claro, para qué), basándose en sus altos conocimientos médicos sobre lo que implica tener un esguince de rodilla (sinceramente, jamás pensé que hubiese tantos traumatólogos especialistas en España, aquí es que somos así, en cuanto se nos necesita, salimos todos a una opinando de lo divino y de lo humano, cuánto daño hacen las dichosas tertulias del orto, vamos). Apareció el que, aún renqueante, le importó un bledo el poderse lesionar de más gravedad aún porque sabía que su Atleti y el Cholo le necesitaban. El que tantas y tantas tardes de gloria, de magia y de fantasía nos obsequia sin decir ni mú cuando su papel pasa a resultar más secundario. Correcto. Estamos hablando de Don Ángel Correa, que pudo batir en el mano a mano a Ledesma previo, pero que remató como si Don Radamel Falcao se tratase un exquisito pase del gran Saúl, cruzando de cabeza el balón para batir sin piedad al guardameta visitante. Este 1-2 nos metió en el partido por completo, y, para colmo de males visitantes, uno de sus jugadores con mayor jerarquía y personalidad que tienen, Fali, cayó lesionado también, sin duda alguna, provocado por detectar la cercana presencia del Profe Ortega, que, como bien saben, es responsable de absolutamente cualquier tipo de lesión que tenga cualquier jugador, incluida la de Portu tras la celestial acción protagonizada por el joven Nacho (copyright, Doña Yayo. Imprudencias de la juventud sin maldad alguna, ya saben). Con el dominio ya absoluto del equipo colchonero llegamos al descanso.

 

 

Nada más comenzar la segunda parte, se consiguió el tanto del empate. Balón en profundidad sobre Marginal Correa, este de otro mágico taconazo deja solo al Lechugo Llorente, que no logra batir a Ledesma, pero Nahuel, que viene como un tren completamente desbocado desde atrás, aprovecha el rechace para batir de nuevo a Ledesma y poner el 2-2 en el marcador. El Metropolitano olía a sangre por todos lados.

 

A partir de ese instante, el Atleti jugó de forma inteligente, sabiendo que el encuentro, más tarde o más temprano terminaría siendo suyo y se puso a tocar el balón con criterio, ocupando muy bien todos los espacios del terreno de juego.

 

En el 52, Diosito volvió a hacer de las suyas en una delicatessen que le dio por inventar, al tocar un balón de forma excelsa a la dirección de la escuadra de Ledesma, pero el fenomenal guardameta gaditano se puso el traje de Superman y voló en una estirada colosal, desviando lo que era un tanto de museo (toda la acción, en el fondo, quedó para museo en sí).

 

El Cádiz, por su parte, asustó (vaya que si lo hizo) en un centro de Pires que le llegó a Chris Ramos (¿Puede ser el hijo de CRetrasado y el Gramos, quizás?), cuyo remate en plancha consiguió rechazar también de forma espléndida Oblak a córner.

 

Y en el 67, el 3-2 definitivo, en una estupenda jugada colectiva de todo el equipo. Salida del balón desde atrás, Diosito que peina sutilmente sobre el desmarque de Nahuel Molina, éste centra (no tengo muy claro, eso sí, si con esa dirección en su intención real, pero bueno, soy del Atleti, fijo que sí que lo hizo así), sobre el desmarque en el segundo palo de Lino, que realiza un control inverosímil y, de un solo toque, ve cómo le dobla la espalda el todopoderoso Saúl, asistiendo este al primer toque ya en el área sobre Marginal Correa, que hizo el 3-2 definitivo en el marcador, y que ha causado que Madrid hoy ande colapsada ante la multitudinaria manifestación convocada por Agrupación de Neo-Traumatólogos en paro (la pobre Ayuso no gana para disgustos).

 

Al final, muy buenos minutos postreros jugados por nuestro Atleti, buscando el cuarto tanto con ahínco, Griezmann de nuevo lo tuvo en otra internada de Lino que dejó pasar de nuevo Correíta, también pudo conseguir el tanto De Paul (el cual parece plenamente recuperado de su último maratón de procreación), añadan de nuevo Lino posteriormente (tiene una asignatura pendiente con el gol, como el propio Don Diego Pablo ya le ha indicado), y colorín colorado, tres puntitos hemos sumado, en un partido disputado, bien jugado, muy bien trabajado y en el que todo quedó finalmente atado y bien atado (basta ya, Tomi, por favor).

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

Me gustaron especialmente Saúl, que sigue en plan todopoderoso, Diosito y su inteligencia y saber estar en veintitantas posiciones distintas a la vez en un terreno de juego, pero el galardón final, como no puede ser de otra forma, para Suburbial Correa, que, una vez más, apareció cuando más le necesitaba el equipo para darnos a alegría a nuestro corazón, porque él es, en realidad, nuestra gran alegría final.

 

 

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Me decepcionó un poco Riquelme (muy fallón en ese vital siempre primer control del balón), a Nahuel Molina le salvo por el gol y su segunda parte (desastroso en la primera también), y el Lechugo Llorente está, sencillamente, para el arrastre, vamos. Me da que va a ser el nuevo “Lemar” para el Cholo, porque está empecinado en ponerle, y yo le veo completamente atrofiado en el campo, así que, Don Rubio, no se corte, y haga su magia de nuevo para la desaparición final de este jugador.

 

ÁRBITRO:

Iglesias Villanueva (juraría que había otro que se llamaba igual de hace bien poco tiempo, ¿No? Solo faltaban que se procreasen entre ellos, por Dios Santo). Incomprensible que no anulase el VAR el primer tanto gaditano, la verdad, porque por haber, hay una falta previa sobre Riquelme, sí, y hasta puede que otra sobre Koke. Pero vamos, que lo pongo como anécdota. Esto es un puto cachondeo de padre y muy señor mío, así que, para qué molestarse.

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (+ 12 GRADOS).

 

Partíamos de 8 grados. La victoria de Pamplona es de obligado cumplimiento, no contabiliza. Sin embargo, vamos a conceder dos grados por victoria con portería a cero (muy generosos, añado, que el gol de los pamplonicas era tan legal como El Sadar de grande, pero bueno, dejémoslo estar). Vamos por 10 grados, pues.

 

En cuanto a la victoria frente al Cádiz, partido, por supuesto, también de obligado cumplimiento, cierto es, pero vamos a dar 2 nuevos grados positivos porque remontar dos goles en contra, tiene su mérito, es indudable también. Así que se nos queda el tema en 12 resplandecientes y radiantes grados Rojiblancos.

 

Y el miércoles, partidazo de Champions frente a un Feyenoord que cuenta por pleno de victorias sus últimos 7 encuentros de forma consecutiva. Esperemos que todo el mundo siga disfrutando del equipo, y que, a su vez, pueda hacerlo también desde la grada, porque es una auténtica pena que ayer la muchachada del Frente se perdiese los mejores minutos del Atleti, después de haber estado levantando al mismo desde la grada durante el tiempo que estuvieron en ella con el marcador en contra.

 

No voy a entrar en lo acaecido exactamente, directamente, porque no lo ví, pero es lógico el sentimiento de Grupo marchándose, en el sentido de que, si tocan a uno, lo hacen a todos, por lo que, si expulsan a unos, echan a todos directamente. Y el que no lo entienda, mira, que se meta a traumatólogo, como los miles que ha habido durante estos últimos días con sus batas blancas analizando pormenorizadamente el esguince de Correíta. Y es que, hay que reconocérselo: son una auténtica máquina de hacer el puto ridículo... “Para entender lo que pasa, hay que haber llorado dentro del Calderón, que es mi casa” …

 

 

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