28 de octubre de 2024

Betis 1 - Atleti 0. Apocalypse Now

 

En Navidades, tengo la extraña costumbre siempre de, aprovechando dichas fechas tan “entrañables”, verme una de mis películas de culto favoritas, como no es otra que la magistral Apocalypse Now. Sí, ya sé, no es precisamente “The Polar Express”, película probablemente mucho más indicada para esos días (y la cual, por cierto, y en su género, no está nada mal tampoco, dicho sea de paso), pero uno es como es, y de donde no hay, no se puede sacar, qué le vamos a hacer.

 

Aunque yo creo que el argumento es conocido por casi todo el mundo, el resumen del mismo trata de un militar brillante y ejemplar como ninguno (Coronel Kurtz, interpretado de forma sublime por Marlon Brando), que, probablemente sometido finalmente por una terrible presión de propios y extraños tras una guerra desquiciante a la par que interminable, se vuelve un zumbado perdido, y se pira a Camboya con un ejército de montañeses, desertores y colgaos que van apareciendo de uno y otro confín, y empieza a actuar sin sentido alguno, realizando barbaridad tras barbaridad.

 

Pues bien, actualmente, es como veo la situación del Atleti en estos instantes. Simeone está asumiendo a la perfección el papel del Coronel Kurtz (solo le falta raparse la cabeza), y, secundado por una panda de jugadores que andan entre un estado entre desorientados, desganados y yo diría que, por momentos, parecen hasta bajo los efectos de un buen puñado de sustancias tóxicas, van deambulando por uno y otro campo de la vieja Europa y España sin ningún tipo de orden y concierto alguno. Y, francamente, no me gustaría que esta historia terminase como la película. Ni muchísimo menos se merece un final así nuestro Coronel Don Diego Pablo. Pero, tampoco encuentro ahora mismo ninguna solución ni a corto ni a medio plazo posible, con lo cual, creo que lo mejor es, vista ya que la temporada, a 28 de Octubre, anda ya medio tirada en Liga y CHL, y solo nos va a quedar el clavo ardiendo de la Copa,  aguantarla como buenamente se pueda, y al final de la misma, que cada uno se mire al espejo, saque sus propias conclusiones, y oigan, que no pasa nada por reconocer que igual uno se ha quedado agotado y sin argumento alguno para seguir dirigiendo esta nave. Es un acto completamente normal y es sumamente complicado mantenerte en la élite durante 13 temporadas consecutivas. Lo más inteligente debería de ser poner un paréntesis en su trayectoria, darle al mode pause, y que venga otro con ideas renovadas y a ver qué podemos hacer el próximo año. Es lo más sensato. Porque lo único que tengo claro ahora mismo, es que vamos camino de El Horror … El Horror.


Dicho todo  esto, el Coronel Kurtz no está solo. Qué va. Allá en su montaña, le sigue un ejército de individuos a cual más pintoresco y enloquecido personaje … Uno de ellos llama un montón la atención. Es el de un periodista que no para de decir incongruencias, el cual interpreta fantásticamente también Dennis Hoopper, y que creo que llegó a dicho estado de enloquecimiento sin control, cuando alguien le intentó convencer de que Molina era el lateral derecho de la Selección campeona del mundo, y, por lo tanto, también del Club Atlético de Madrid. No me voy a repetir mucho más de lo meramente imprescindible. Observen cualquier partido que dispute nuestro Club, vean por dónde los rivales nos hacen sangre una, y otra, y otra vez, de forma machacona y repetitiva, y saquen ustedes vuestras propias conclusiones. Sobran más comentarios al respecto.


Otro ejemplar interesante es Witsel, individuo que le han puesto en la primera línea de la retaguardia, y el hombre ya no anda ni para bajar a por una barra de pan a la esquina. Pero claro, supongo que los 21 o 22 tacos que tiene ya Kostics no sirven para decidir ponerlo de una santa y puñetera vez, visto el daño que nos está haciendo la baja de Le Normand. Tiene que seguir pudriéndose en 1ª RFEF para que nunca logremos saber si puede ser un jugador medianamente aprovechable o no para el primer equipo. Y digo yo, ¿Tanto riesgo hay en darle un oportunidad al chaval? ¿Realmente piensan que lo va a hacer mucho peor que un jugador de 35 años que solamente lleva un 1 año de experiencia en dicha posición, y que, obviamente, sus condiciones van a menos?

 

Pero hay más incongruencias, no se vayan a pensar. La barra libre no ha hecho más que comenzar. Resulta que el pobre Reinildo (que ya era un jugador técnicamente muy limitado de por sí, aunque defendía con cierta solvencia y autoridad), después de su lesión, desgraciadamente, cada vez parece más un exjugador de fútbol, y ya ni defiende, ni ataca, ni estorba, salvo para nuestros propios intereses, claro. Bien. Después de 2 años (cesión incluida durante toda una 2ª vuelta a la Real Sociedad jugando absolutamente todos los encuentros, equipo que sin ser el Bayer de Munich, tampoco es que sea el Orihuela precisamente), el coronel Kurtz decide darle, al fin, un oportunidad a Javi Galán y oigan, que sin ser la reencarnación de Luis Filipe y Capón precisamente, parece que al chaval, dándole confianza y demás, igual logramos tener algo medio en condiciones por la izquierda. Algo. Al menos, algo. ¿Quieren confianza? Pues toma confianza. Vuelta a la suplencia en favor de la titularidad de esos andares de seda que representa el tal Mondava ese. Me quiero morir.

 

Lino, sin embargo, ha caído en un agujero obscuro, hasta tal punto de que yo en la segunda parte pensé que el Coronel le había sustituido y todo, y tuvo que ser Don Pablo el que me hiciese ver mi error (el tema es que dejé de ver al jugador, pero no dejó de "estar", aun sin estar en realidad, al igual que en la primera parte, vamos). ¿Se han enterado de algo? Yo tampoco. Se me jodan, oigan ...

 

Los que tienen que ser las cabezas pensantes de todo este desaguisado, entiendo que deberían de ser De Paul y Koke. El primero no deja de ser un meme de jugador: poses y más poses, perdonando vidas aquí y allá, que salga bien en la foto y a pensar en mi Argentina del alma, que es el equipo que realmente le importa. Nosotros no dejamos más que ser un mal necesario, poco más. Solo le pagamos el sueldo, y ya saben que el dinero no entiende de razones que solo el corazón conoce. El segundo, por su parte, está absolutamente saturado, fuera de forma, de sitio y por momentos, también desquiciado perdido. Como para darle la capitanía de toda esta panda, vamos … Sin embargo, el Coronel Kurt, cuánto peor le ve y más necesita descanso, más le saca de principio a fin, y más allá. Yo creo que, inclusive, le hace jugar 30 minutos más todos los partidos, después de concluir los mismos. Y correr, y correr, y volver a correr. Hasta el esperanzador Gallagher ha pasado de ser uno de los grandes líderes de Oasis, a convertirse en MaConnor del Bombo (otro que no sé si lo sustituyó al final del partido de ayer o qué, no me entero de nada, estoy para irme con ellos a Camboya también, está claro).

 

Por si fuésemos poquitos, parió la abuela, y se suma a la fies un turista francés que se va dando vueltas por el campo coleccionando sonrisitas y sinsabores, y, en medio de todo esto, anda el pobre Julián Álvarez, que debe de estar pensando en qué habrá hecho en esta vida para acabar con esta panda de desequilibrados sin fronteras.

 

El caos se resume en lo siguiente: no se defiende nada, no se encima nada, no se presiona nada, no se construye tampoco nada, no se guarda orden ni concierto alguno, y todo es una consecución continua y constante durante 90 y pico minutos de despropósito va, desquiciamiento tiene.

Añadan el problema de nuestras bajas en nuestras filas, claro. Lo de Le Normand lo entiendo, porque es una lesión más grave y delicada de lo que parece, pero, ¿Y el resto ? ¿Qué fue de Llorente? ¿Murió? ¿Le ejecutaron? ¿Quedó cojo quizás? ¿Y Pableras? ¿Se sabe algo de él? ¿Le imputaron algún miembro? ¿Ha vuelto al Castilla, acaso? ¿Y Lenglet? ¿Le hemos devuelto al Barsapasta quizás? ¿Y Azpilicueta? ¿Se ha retirado ya del fútbol, dicen? Esto es un sinvivir insoportable, por Dios Santo ...

 

Lo peor de todo que siempre el Coronel Simeone, cuando las cosas se torcían en exceso, convencía a la muchachada de que estaba prohibido bajar los brazos y dejarse llevar a su suerte. Pero ahora, por primera vez en 13 años, da la impresión que todo le ha superado, todo se desmorona sin control alguno, y todo se convierte en la gran ceremonia del desbarajuste total.

 

Así pues, y con estos condicionantes, agravados encima con una directiva que se permite el lujo de sancionar a 5000 clientes por quedar bien con el poder establecido, no sea que me jodan mi venta final al mejor postor, y con un grupo Ultra que es lo mejor y más auténtico que tenemos y que anda en plena huelga más que justificada de animación, en solidaridad con su gente, pues ya me contarán cómo ven ustedes el percal, porque no detecto ahora mismo solución posible a corto plazo para el equipo, y creo firmemente que la huelga de animación ha venido para no abandonarnos durante un buen puñado de tiempo. Que cada uno asuma su incompetencia.

Eso sí, recuerden siempre. El auténtico enemigo son ellos ... Los Charlies ... El auténtico Vietcong.



Y esto es lo que hay. Si nos les parece todo el relato de una auténtica película de terror, al menos, a mi sí que encuentro bastante similitud con aquella pandilla de descontrolados que campaban a sus anchas por Camboya. El HORROR …


TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (- 8 GRADOS).

Lo bajo ya un solo grado, ¿Total? Mentiras piadosas que lo llaman …

 

Y el jueves, a las 19 h. Partido de Copa. En condiciones normales, estaría como una moto ante tal evento, sea el rival que se trate. Sin embargo, ahora mismo estoy temblando más que si el mismísimo Capitán Willard estuviese persiguiendo mi propia cabeza … “Cuando deje esta vida para siempre, diré bien alto, tuve la suerte, fui Colchonero, hasta la muerte” …



21 de octubre de 2024

Atleti 3 - Leganés 1. El día de las Penas.

 

No creo que la fecha de ayer pase a la historia de este Bendito Club prácticamente por nada, la verdad. Si acaso porque se celebró el día de las Peñas, sin estar presente el colectivo más numeroso, bullicioso, auténtico corazón tanto del Calderón como del Metropolitano, y ya se sabe que un cuerpo sin corazón es inerte, completamente sin vida.

He leído por ahí a algún cachondo que la animación fue fantástica (si, claro, igualita), mientras que los parásitos periolistos se regodeaban indicando que la gente cantaba más que en otras ocasiones precisamente para demostrar que no es necesaria la presencia del Frente Atlético con el fin de llevar en volandas al equipo. Un auténtico insulto a nuestra inteligencia como otro cualquiera, y el que así realmente lo crea, es que es mucho más estúpido de lo mínimamente permisible. El día de las penas, más bien.

 

Porque, y ya futbolísticamente hablando, la primera parte fue penosa en sí misma. Otro auténtico homenaje a la sin razón, con un Atleti practicando un fútbol ofensivamente plano, sin creatividad alguna, sin movilidad, sin desborde, teniendo como único objetivo el colgar balones a Sorlloh que el noruego, a su vez, tampoco es que hiciese gran cosa ni por rematarlos, ni por abrir huecos, ni por nada. Para sacarse los ojos, vamos. Y demos gracia a la timidez del Lega, porque, aunque se adelantase en el marcador, nunca tuvo claro ni creyó excesivamente en sus propias posibilidades, que si no ...

Corría el minuto 34 de ¿juego? (por llamarlo de alguna forma “artística”), un  tal Neyou entra como Don Pablo Raso en el bar de Don Antonio para tomar uno de sus múltiples aperitivos, lanza un latigazo impresionante sobre la portería de Oblak y adelanta a los pepineros en el marcador. Muy curiosa la forma de defender dicha acción de Lenglet, más preocupado porque el balón no le diese en los brazos (secundario) que precisamente por lo principal: taponar el remate del negrata ese. En cuanto a las caras y gestos que puso el susodicho individuo tras anotar el tanto, casi que mejor me abstengo, pero vamos, juraría que los psiquiátricos andan copados de tipos como él, con camisa de fuerza e inclusive encadenados. Con este panorama tan desolador y sonora pitada de los “reyes de la animación” nos fuimos al descanso.

 

La segunda parte comenzó con el clásico gol que falla Correa y que tanto enerva a sus detractores (a sus pies, Don Javier), tras un regalo celestial de Antoine que le dejó solo ante el portero del Lega, pero que controló tan sumamente mal que ya se quedó casi sin ángulo para poder rematar bien y la terminó echando fuera lastimosamente. Otra pena más.

 

Pronto vio el Cholo que la cosa seguía por los mismos derroteros que la primera parte,  y movió el banquillo sacando al terreno de juego a Giuliano, Julián Álvarez y De Paul, y el equipo cambió, para bastante mejor (cosa que no era muy complicado conseguirlo, dicho sea de paso). Especialmente Simeone Junior dio la garra, verticalidad y profundidad que necesitábamos. Sobre el primer cuarto de hora de la segunda parte, el propio Giuliano puso un buen centro al segundo palo que Lino no terminó de rematar del todo bien, salvo su propio tobillo sobre el palo de la portería (afortunadamente todo acabó en un susto). Poco después, Witsel realizó una entrada criminal por detrás a Lenglet, pillando desprevenido al jugador francés, que le ha provocado a la postre un esguince  de tobillo y rodilla a la par (toma ya, lo que no pase en este bendito Club) … Y ya en el 70 de juego, otro nuevo pase de Giuliano sobre el propio carnicero belga Witsel, éste realiza un doble intento de asistencia sobre Sorloth, y al final el noruego, de un extraño taconazo con su pierna mala, logra poner el ansiado empate en el marcador. Jugada rarita dónde las haya, pero efectiva, que es lo que cuenta. Este partido ya no se le podía escapar al Atleti, estaba claro.

 

Sobre el 78, De Paul tuvo el 2-1 en sus botas, pero su remate, que era gol sí o también, repelió en la rodilla de Tapia. Y tres minutos más tarde, la jugada del partido, en una acción en la que Simeone Junior persiguió un balón imposible, emulando claramente al noble apellido que porta, puso un fantástico centro sobre Griezmann, y el francés remata desviando sutilmente con la bota de su pie, haciendo que Dmitrovic no se enterase ni por dónde le entró. Si es un golazo tanto por ejecución como por elaboración previa, se dice y no pasa nada, está claro.

 

Después vino el show de Munuera Montero (penoso árbitro dónde los haya, bienvenido también al festival) buscándonos las cosquillas más que el mismísimo propio rival que teníamos enfrente, en el descuento Sorloth falla otro gol clamoroso tipo Angelito Correa, y ya en el último suspiro, esta vez sí, acertó el noruego para poner el 3-1 en el marcador, engañoso dónde los haya, ciertamente, pero no menos cierto que finalmente merecido por esta aceptable segunda parte que la muchachada hizo tras los cambios. Y me alegro mucho porque la victoria es de oro, pero en realidad, hubo poco que celebrar frente a un rival, no olvidemos, que no deja de ser un recién ascendido. Así que, con la pena final de cuando uno se siente traicionado tanto por propios como por extraños, se terminó  este oscuro y gris día de la las penas.

 

Árbitro: Munuera Montero.

A coalición con todo, una pena de árbitro, rastrero, con ganas de perjudicarnos cuando logramos remontar como fuera, expulsando a Griezzman agarrándose a un clavo ardiendo que afortunadamente le corrigió el VAR, o buscando finalmente de forma pendenciera y ruin a Giuliano, tarjeta en mano. Nada nuevo sobre el horizonte, vamos.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

Muy buenos minutos de nuestro jugador franquicia, Julián Álvarez, que incomprensiblemente juega todo con Argentina mientras en su Club se le reserva para que pueda disputar todo con su Selección plácidamente. Nos hemos gastado 80 millones en un pibe para que juegue ratitos y tal, vamos … Debe de estar el chaval flipando en colorines. Muy bien Pableras Barrios (salvo su nueva y maldita lesión) pero el mejor y más resolutivo ayer fue Giuliano, sin duda alguna. Todo el peligro de la segunda parte rojiblanca estuvo en su banda y salió de sus botas. Y esa emoción que transmite cuando Diosito Grizzi remonta el partido tras su fantástica acción individual … Esa emoción …


LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Socialmente hablando, están siendo unos días espantosos, horripilantes. Y conste que de la mierda que nos salpica desde fuera como que me la trae al pairo bastante. Pero la de dentro ya no tanto. Y que el Club tenga los Santos cojones de ser el máximo sancionador posible frente a su gente, frente a los que siempre defienden al Atleti a capa y espada, me parece algo tan triste como inadmisible. Lo de la “sanción” de 5 partidos sin venderles entradas es sencillamente delirante. Para colmo, el “hombre de Club” sale disfrazado el sábado pasado de yonqui de los 90 (solo le faltó en la sala de prensa la yonquilata , la chuta, la papela y la cucharita, el decorado hubiese sido sencillamente niquelado) y tiene el poco tacto, la poca solidaridad y menos saber estar de poco más o menos decir que le importan un bledo los 5000 sancionados, y que cuenta con 60 mil pibes más. Qué curiosa es la vida, y, sobre todo, qué injusta, con los que le defienden prácticamente siempre por encima del bien y del mal. Que sí, que ayer lo intentó medio arreglar, completamente forzado y a desgana, diciendo que también se acordaba de esos 5000 ... Mentiras piadosas que se las puede meter por dónde más le plazca, Caballero.

Si todo esto no fuese bastante, el acabose fue presenciar el vacío de nuestro glorioso Fondo Sur con una pancarta que indicaba “El Fútbol que queremos”, todo ello aderezado de una babosil, forzada y completamente teledirigida supuesta campaña orquestada protagonizada por alguno de nuestros símbolos más significativos. El estupor que sentí al contemplar al pobre Niño Torres metido/vendido en este percal fue especialmente como una auténtica puñalada al corazón, y miren que será uno por cicatrices, oigan ... Métanse la campañita y la pancartita por dónde les quepan, queridos, y si realmente tienen cojones y quisiesen algo a este bendito Club, esta y no otra debería de ser la pancarta que en realidad debería de haber cubierto nuestro sagrado Fondo Sur.

 


A pesar de los dos tantos de ayer, vaya usted sin cuidado, Hermano Datitos, que puede dejarse bigote, barba, hacerse hippie, hipster o hacerse rabino inclusive, que la apuesta no me la llevo ni de coña, vamos.

 

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (- 7 GRADOS).

Partido de obligadísimo cumplimiento, como no puede ser de otra manera. Y, por favor, no me hablen de remontadas y demás… Tengan un poquito de dignidad y quiéranse más, carallo. Que no podemos estar siempre arrastrándonos de esta manera.

 

Y el miércoles, Champions de nuevo, frente al equipo que logró vencer al Innombrable en la pasada jornada europea. Ya podemos atarnos bien los machos, y, sobre todo, ojalá y que todo vuelva a la “normalidad” en la grada, aunque, por supuesto, cualquier decisión que tenga a bien tomar el Frente Atlético, me parecerá fantástica, justa, correcta y probablemente, hasta necesaria. No todo vale en esta vida. O no todo debería de valer … “Había una vez, un circo, que alegraba siempre el Calderón” …



17 de octubre de 2024

Camino Lebaniego. Una experiencia inolvidable.

 

De primeras, quiero aclarar que lo que aquí os voy a contar ahora es solamente un pequeño resumen de lo vivido por mi en el desarrollo del Camino Lebaniego. No pretende ser (ni es, de hecho), ningún tipo de guía, sentencia y demás. Cada persona somos un mundo, y cada cual gobierna, se maneja y conoce a su propio antojo y conveniencia, vive y expresa sus sentimientos como encaje en su forma de ser y fuera. No es una cuestión de  ser más o menos que nadie. No traten de buscar moralina alguna, porque no la tiene. Léanlo como un simple relato más, si les apetece. Que no tiene más misterio el asunto.

 

1ª Etapa. San Vicente de la Barquera-Cades.  (27,47 Km.) La ilusión.

Probablemente, la etapa que más disfruté de todas. Relativamente fácil de hacer, aunque el final tuvo también su aquel, y personalmente llegué bastante tocadito. Cómo no, la cosa empezó por ir a que nos sellasen la credencial en el albergue de San Vicente de la Barquera, que estaba, cómo no, en lo más alto de lo más alto del Universo mundial (para ir abriendo boca y tal). Después ya continuamos el camino con normalidad. Hicimos una primera parada para despojarnos de ropa (tiempo espléndido dónde los haya durante todo el Camino, por cierto), y una vez bien reanudada la marcha, Don Pablo se da cuenta de que se dejó la Picaya en dónde paramos (no sería la única vez que pasaría, aunque no fuese precisamente a él). Tuvo que volver el hombre a todo trote, y volver a subir lo que, de hecho, ya habíamos hecho (menos mal que pertenece a la generación de Duracell, y este hombre puede con todo).

 

A continuación vimos una de las joyas de la corona en el Camino, como fue el pueblo de Muñorrodero, si no me equivoco. Un pasote total de sitio, que más parecía recreado para realizar un cuento de Navidad que otra cosa. Llegamos después a una especie de parque infantil (tirolina incluida, qué poquito faltó para ver a Doña Bea subida en ella), y empezamos la senda fluvial que es una auténtica pasada, yendo paralelamente por el río, sorteando obstáculos en ocasiones como si se tratase de un entrenamiento de los GEOS inclusive, teniendo que cruzar de vez en cuando el mismo. Tuvimos que salvar en un acto heroico por mi parte la Picaya del Patrón, que se cayó al río al intentar cedérsela a Doña Bea, para que pudiese pasar mejor. Comprobamos mi habilidad especial para poder cruzar dichos ríos a través de las piedras, debido a mi celestial número de pinrel que uso (un 46 es lo que tiene, que da una estabilidad y seguridad cojonuda para meternos en estas historias).  Hubo obstáculos de todo tipo, incluido  también alguna rama de árbol caída en medio, que mientras algunos decidieron pasar por debajo de la misma, yo me puse en plan Hércules y la levanté por encima de mis hombros, que no era cuestión de andar quitándome y poniéndome la puta mochila cada 5 segundos.

Descubrimos también que el problema de la Natalidad en Cantabria está completamente controlado, ya que nos cruzamos con una excursión de no menos 300 niños por lo menos (ojo, que no exagero) de lo más pintoresca y variopinta que se pueda uno imaginar. Niños enfurruñados, niños cansados, niños descontrolados, niñas pijas indicándose que “era la peor excursión que he hecho en mi vida, te  lo juro, tía” (acento pijoidal incluido), niñas encantadoras que te saludaban y te daban los buenos días con una sonrisa enorme  en la boca, niños que te chocaban la mano, niños papeando como si no hubiese un mañana … En fin. La vida vida misma.

Hasta que ya por fin llegamos a Cades, personalmente con la lengua fuera, y ya con las primeras señales de agotamiento total por parte del que esto os escribe (aparte de que me temo nos perdimos un poquito y tal, y para acortar, tuvimos que atravesar un prado campo a través). Y, cómo no, para entrar al albergue al final había que subir otras tropecientas escaleras más, no sea que no lleguemos bien cansados del todo, la madre que …

Llegamos al susodicho albergue (que estaba de puta madre), duchita de rigor, cervecita en la terraza de fuera que supo a gloria bendita, cigarrito aún más glorioso si cabe,  más allá de la curiosidad surgió el amor entre Doña Bea y un gatito que era un pasote total llamado Michi (absténgase gentuza pensando en cosas raras), Don Pablo que nos sorprende con un “pues yo ahora me hacía otros 15 Km. más tranquilamente, vamos"), cenamos un cocidito y una extraordinaria ensalada que nos tenían preparados ya, conocimos a Patricia (que, a la postre, se apuntó posteriormente a la segunda etapa con nosotros, por cierto, andaba haciendo el camino sola, porque sus colegas la habían dejado  tirada a última hora, ole sus ovarios, si señora), a otra pareja de mujeres que, según Doña Bea, cuando hablaban de ellas mismas utilizaban el género masculino (¿?), otra ukraniana que también iba a su puta bola y demás, y a las 21,30 ya todo quisqui en la piltra, que mañana toca etapa reina, pero de verdad.


2ª Etapa. Cades-Cabañes (30,6 Km.). La vida.

Todo lo que pasé durante el desarrollo de esta etapa fue como un pequeño resumen de mi vida. A pesar del cansancio del día anterior, recuperé cantidad de bien, hasta el punto de que, en las primeros tramos asfaltados, y a pesar de ser con un peralte de altura sencillamente, por momentos, indomable, logré mantener un buen ritmo hasta que llegamos a Cicera (creo recordar, que yo para los nombrecitos...) Ahí hicimos una pequeña parada técnica para tomar un Aquarius y demás, y a partir de ese instante (yo creo que llevaríamos unos 17 km. más o menos), empezó mi auténtico aprendizaje en estas lides, comenzando a subir una montaña interminable que subía, y subía, y subía, y volvía a subir, y no terminaba uno de vez el final de aquello, todo aderezado con un dolor, por momentos, insoportable, del pie izquierdo, que me hizo aún más la subida insoportable si se tercia. Para colmo, el día anterior, al acabar mi primera etapa, me di cuenta de que mi mochila se había roto en su cinta del lado derecho. Aguantaba, sí, pero decidí no quitármela y ponérmela en exceso, porque cada vez que lo hacía, una barra metálica de esas que tienen para la sujeción en la espalda aparecía atravesando la misma. Y uno ya empieza a pensar en todo. Cada vez me descuelgo más y más, cada paso que doy me cuesta más, ya que está todo lleno de piedras (algunas mojadas y resbaladizas) y tengo que medir muy bien los mismos, porque el colmo, claro, ya es caer lesionado y quedarte en medio de toda la montaña.

De vez en cuando, paro un poco para tomar el aire de dónde apenas lo encontraba, y miraba, eso sí, entre asustado e impresionado el esplendor de los Picos de Europa, que me observaban con todo su poderío y hasta a veces, intuía hasta de forma desafiante. Y seguía subiendo, y seguía subiendo, pero iba sufriendo tanto que hasta ya empecé a ver visiones y todo. Parecía que ya veía una carretera, pero no, era otra roca. Más adelante, me creía que, al fin, veía una furgoneta y todo, pero no, era otra puñetera roca. Echaba la mirada al frente y no veía más un interminable camino de piedras que no dejaba aún de subir. Los kilómetros apenas sumaban. La dificultad aumentaba. Momentos de desesperación, de rabia contenida, a veces hasta a punto de ponerme a llorar, pero, al mismo tiempo, cuando veía que decaía en exceso, me decía que no, que siguiera, que pensara en lo bien que me lo había pasado el día anterior tomando el par de cerves con mis Herman@s al acabar la primera etapa. Y seguía hacia adelante, hasta que al fin, vislumbre un pequeño descampado verde, oí voces, y allí vi a mis compañeros de fatiga esperándome. No supe si ponerme a llorar, a reír, o a qué se yo. Pensé que, por fin, lo más duro había pasado. Y puede que así fuera, pero no. No, desde luego, en mi caso.

La bajada pensé que sería más sencilla, y al principio, sí que fue un pequeño alivio. Pero claro, era tan pronunciada la misma, que tenía que ir también con pies de plomo, porque si intentaba acelerar un poco, terminaría rodando como una puta pelota hacia Dios sepa dónde. Como yo seguía con mi ritmo, por momentos, deleznable, lógicamente, los compis de peregrinación echaron hacia adelante, y nos citamos de nuevo en ¿Lebeña, quizás? El caso es que por fin, después de una interminable y sufridísima bajada, aparecieron 2 pueblos … ¡Sin el cartel del nombre puesto! Evidentemente, me cagué todo lo que se menea, no veía a éstos por ningún lado, y cuando ya me disponía a llamar al Patrón, para ver dónde se encontraban en realidad, aparecieron 2 peregrinos de no sé dónde, les pregunté por el nombre del pueblo, me confirmaron que estaba en el correcto, y que seguramente mis amigos estarían un poquito más abajo, que había una iglesia. Fue tal la emoción, que me puse la mochila a todo trapo, empecé a bajar todo contento, pero … ¡Maldición! Me falta algo. Me falta algo en los brazos … ¡Hostias! Mi mejor amiga en la Montaña, la imprescindible Picaya. Joder, a subir otra vez a por ella, y volver a bajar, hasta que al fin los vi. Ya solo quedaba el tramo final. Un tramo final, por momentos, aterrador para mi.

Había dos opciones: hacerlo por asfalto (mucho más coñazo, obvio) o realizarlo a través del río (muy duro, pero acortábamos la distancia final hasta el albergue). Como no podía ser de otra forma, decidimos la segunda opción. Y todo empezó como acabó. De nuevo me descolgué por completo y me encontré con un tramo, por momentos, yo diría que impracticable hasta para las cabras montesas. Otra vez cuesta va, cuesta viene. Sin final. Cada vez más cansado. Cada vez peor. Cada vez con más puta sed (y sin agua). Cada vez con más ganas de llorar (aunque no vertí ni una puta lágrima). Cada vez más desesperado, con más idea de sacar el saco, tirarme por dónde fuera y mañana será otro día. Y seguía andando, y seguía sufriendo, y me seguía doliendo el pie, y me resbalé un par de ocasiones y me desesperaba, y me intentaba ilusionar pensando que ya quedaría menos, y justo, cuando ya estaba apenas sin fuerzas, caminando espantosamente mal, parándome cada 2x3 para tomar un respiro que nunca era suficiente, apareció un tipo con el pelo blanco, camiseta con escudo del Atleti y con una botella de agua, que me la llenó del río, sació mi sed por completo, me dio todos los ánimos del mundo posibles y más, y ya no me dejó hasta el final de etapa. Ese amigo en la carrera. Ese que nunca te va a dejar bajo ninguna circunstancia. Ese que te saca cuando más en el fango se ve uno en esta puñetera a la par que maravillosa vida. Ese Amigo.

Ya llegando, decidimos mal el último desvío que había que realizar, y nos alejamos más del albergue que nos acercamos. Daba igual. Esto ya esta hecho. Lo había conseguido. Don Pablo preguntó a un lugañero por el mismo, y nos dijo que, efectivamente, pillamos el desvío mal, pero que estaba muy cerca, y que si queriamos, nos acercaba él en coche directamente. El Patrón dijo que no, y oigan, yo, después de lo que había hecho él por mi antes, no iba a dejarle solo en dicho tramo final, así que, como ya ni sentía ni padecía, tiré con él hasta llegar a nuestro destino, el cual, a su vez, no hacían más que aparecer carteles indicando que ya llegábamos, pero no terminaba nunca de encontrarse (albergue por aquí, albergue por allá, pero ni rastro final, oigan). Hasta me metí en una casa particular y todo en la que vi mucha gente, pensando que era el dichoso albergue, pero nada, que no había forma. Pero todo tiene su fin, y llegué, lo conseguí. No sabía si meterme directamente en la cama, irme a un baño a llorar desconsoladamente, o qué cojones, disfrutar del puto momento, que tanto me había costado. Por supuesto, decidí esto último. Una cervecita, un par de cigarros, unos buenos macarrones y unos filetes de lomo que me supieron a gloria bendita para cenar, duchaza espectacular y reconfortante a tope, y a sobar, que lo más chungo había pasado. Y hasta me costó dormirme, pero ojo, no por falta de cansancio precisamente, sino porque me pareció todo tan asombrosamente parecido con el desarrollo que ha tenido mi vida hasta la fecha, que no dejé de darle vueltas al perolo. Y saqué esa conclusión final: por mucho que padezca uno en la vida, con voluntad, con valor, con cojones, y con un amigo que siempre aparezca dándote ese último empujón cuando crees que ya no queda nada para dar, se sale hacia adelante.


3ª Etapa. Cabañes-Monasterio Santo Toribio de Liébana. Día de fiesta.

Como no podía ser de otra forma, el último día se convirtió en un auténtico día de fiesta y emoción total. Etapa mucho más corta, casi toda bajada (aunque comienzo y final en alto, más un tramito intermedio ya en Potes cuesta arriba nada desdeñable tampoco), casi todo por terreno medio “civilizado”. Uno va ya con una sonrisa en la boca, saboreando cada paso que va dando hasta llegar al Monasterio de Santo Toribio de Liébana. Paramos ya al final en la Casa del Patrón, dejamos mochila y nos cambiamos de calzado, hasta completar la última subida final (esta vez sí que sí). Una vez entré en la Iglesia, reconozco que andaba emocionado perdido, viendo también la bandera de nuestro Nacho estando dentro de la misma capilla como un feligrés más. Escuchamos la homilía, dedicada a los Peregrinos principalmente, tuvimos luego el honor de tocar la Santa Cruz, y uno, personalmente, salió de allí con una sensación de estar purificado del todo. Como si me hubiesen hecho un trasplante de sangre, de cerebro, y hasta de corazón. Una persona nueva, diferente, mucho más segura de sí mismo, con plena confianza y desbordando fe por los cuatro costados.

Ya después bajamos al pueblo, cañeo gratificante de rigor, cocidaco Lebaniego sumun, todo regado con un excelente Rioja que nos recomendó Doña Bea, chupito Lebaniego que sacó el servidor de Dios y ustedes al camareta, y copeo final hasta eso de las 00 h., en las que ya subimos los 3 completamente embriagados de felicidad, cantando canciones del Frente, del Atleti y de la madre que nos parió. Una experiencia sencillamente inolvidable.


PALABRAS CLAVE

 

Picaya.

Ese objeto que me ofrecía amablemente el Patrón antes de comenzar la 1ª Etapa, y que tanto eché de menos en el transcurso de la misma posteriormente, por chulito, por tonto y por melón. Buena parte del dolor que tuve durante el resto del Camino en el pie izquierdo fue por no haberla tenido ahí. Ya le dije que la próxima vez que me la ofreciera, si le indicaba que no la quería, me la metiese por el culo en plan pincho moruno y que me saliese por la boca, a ver si así vamos espabilando un poquito, carallo (en el resto de etapas me la cedió, y si no es por la misma, no termino ni de puto cachondeo, vamos).

 

La última Cuesta.

No hagáis caso de nadie que os indique que ya hemos pasado la última cuesta. Desconfiad por completo, porque no es así.  Quedarán más. Y puede que hasta unas cuántas más.

 

Dos kilómetros.

Otra gran mentira como otra cualquiera. Más de una vez os indicarán que quedan solo “2 kilómetros”. Mentira. Y si quedan realmente, se os pasarán como si estuvieseis andando durante 2 siglos seguidos.  Por Dios, qué cruz.

 

Herman@s de Camino.

Por supuesto, no puedo acabar este post sin agradecer lo mucho, tanto y tan bien como me he sentido y me han tratado Doña Bea y Don Pablo. Con Bea nos andamos conociendo, pero ya es una Hermana más de grada, con la que sé que puedo contar incondicionalmente para lo que sea menester (al igual que ella conmigo). De Don Pablo qué queréis que os diga: son muchos años ya, unas cuantas vivencias, el vínculo que tenemos de unión por el Atleti es sencillamente intocable, y eso ya no los va a cambiar ni Dios, a la par de la amistad que nos une. Pues bien, si todo esto les parece poco, hay que añadir un sentimiento final. Somos Hermanos también de Camino, lo cual se ha convertido en un vínculo ya Sagrado para mí. Creo que hemos formado un buen equipo final, con dos participantes sencillamente brillantes, y un debutante que lo dio todo por estar a la altura. No sé lo que me durará el buen rollo espiritual que tengo encima, ni ese extraño flotar que tengo todavía en la cabeza, como si siguiese caminando por esos Picos de Europa. Lo que sí que tengo claro es que ya estamos unidos por un vínculo aún más especial que ninguno de los que ya teníamos de por sí. Un privilegio, un Honor y un Orgullo infinito el ser Hermano de Camino de vosotr@s. Que el Año que viene sigamos fortaleciendo aún más este mágico momento, y que la Santa Cruz de Santo Toribio nos proteja del mal. Os quiero, y os quiero, mucho, y bien.



7 de octubre de 2024

Real Sociedad 1 - Atleti 1. Insoportable.

 

Pues otra semana de “pasión desbordada” con que nos ha deleitado la muchachada. Y mira que uno intenta ver cada partido con ilusión renovada, resetear el contador de cabreos y disponerse a disfrutar de una santa y puñetera de vez de un partido medio en condiciones fuera de casa, pero no hay manera, oigan. Y es que empieza a resultar un ejercicio sencillamente insoportable el visionarlos.

 

Tenía muy claro que en Portugal no iban a hacer nada de nada. El Benfica es un buen equipo, en su casa aprietan de lo lindo y nos pasaron por encima con una facilidad tal, que hasta el Cholo dio por imposible la partida y en el minuto 59 de juego ya había quitado a los Julián Álvarez, Griezmann, Koke, De Paul y compañía, para deleitarnos de forma y manera un tanto tan absurda como grotesca poniendo a liderar el equipo a Javi Serrano, canterano que ha jugado ya en medio mundo y no ha cuajado en ninguna parte. Así nos lució el pelo, 4 y porque no quisieron apretar más, que si no …

 


Hablando ya del partido de ayer, el caso es que pensé que si algo tienen los equipos de Simeone es que siempre, cuando más jodidos parecen estar, se terminan levantando. Y oigan, dicho y hecho: apenas llevábamos 1 minuto de juego, buena asistencia de Javi Galán sobre Diosito Grizzi, este deja de tacón ante el desmarque de Julián Álvarez de forma sublime, y el argentino remata cruzado de forma a la par inapelable poniendo el primer gol en el marcador. Sabía que no iba a ser un partido fácil, ojo, pero mejor no se podía haber empezado. ¿Y entonces?

Pues entonces es que el equipo no tiene ningún plan trazado más que ese, ponerse por delante en el marcador y liarse a defender (dicho por el propio Simeone en su rueda de prensa posterior, ojo, que no es que yo vea fantasmas). Pero es que ya ni busca contragolpear, le da igual hacerlo que no. Se la suda intentar realizar alguna combinación atacante o dejar de hacerla. Directamente, se recula, no lo hace a pesar de los pesares mal del todo, con cierto orden y tal, mientras que el resto se lo deja para la inspiración divina y humana del gran Oblak, y aquí gloria, y después, mierda. Porque, al menos para el que esto os emborrona, me supone un espectáculo sencillamente insoportable ver tanta dejadez, tanto conformismo, siempre llegando tarde a todo, ver individuos corriendo, si, pero siempre un minuto más tarde que el rival, todos aculados en el área, y a ver la vida venir.

Y menos mal que la Real tenía por su izquierda atacante a un tal Becker, que hizo que hasta Molina me pareciera un lateral derecho medio decente y todo (con sus cosas, pero fue el que más ganas le echó, ojo, ofensivamente al tema, ya se pueden imaginar el resto a qué se andaba dedicando).

 

A los 13 minutos, el bueno de Jan se vio obligado a realizar una de sus dobles paradas sencillamente apoteósicas a las que nos tiene acostumbrados, en sendos remates a bocajarro de Zubimendi (jugadorazo total, por cierto)  y otro posterior un tal Kun Aguerd. En definitiva, lo único que funcionaba medio bien individualmente era lo que es la línea de zagueros. El resto de jugadores rojiblancos más parecían andar participando en el casting de la decimoséptima temporada de The Walking Dead más que otra cosa.

 

Todo el partido fue igual. Un asedio continuo y constante de los donostiarras, comandados por ese diablillo japones del Kubo, que si se olvidase de realizar el decimoséptimo regate y disparase más a puerta, otro gallo le cantaría, salvo que el bueno de Oblak esté en defendiendo la misma, claro, como así le demostró en el 42 tras repelerle un buen disparo ajustado al palo. Con este dantesco panorama nos fuimos al descanso.

 

La segunda parte fue aún peor todavía para nuestros intereses, porque fuimos incapaces de aprovecharnos, ni de siquiera intentarlo, que es lo más grave, del lógico desgaste con el paso de los minutos del equipo local.

 

Solo dimos señales de vida en una contra en la que Julián Álvarez comandó viendo el desmarque de Antoine, éste puso el balón al segundo palo ante la llegada en tromba de Molina, que venía como una flecha, pero su disparo salió por encima de la portería. Toda nuestra ambición ofensiva se redujo a esto que les cuento: Nahuel Molina. Te cagas, vamos …

 

En el 59, la moñiga esa del Olarzabal ya tuvo el empate en sus botas, desbaratando prodigiosamente de dicha acción Javi Galán (que, futbolísticamente hablando, que es en lo que consiste básicamente el hecho de ser un futbolista) le da como mil millones de vueltas a Reinildo, y yo me pregunto. ¿Y dónde pelotas ha estado estos 2 años? Siendo de los mejores de la Real en la segunda vuelta del año pasado, por ejemplo. Ver para creer.


Con estos condicionantes, más la “decisiva” salida al terreno de juego del Señor De Paul (que trotó como siempre que lo hace desde el banco: sin actitud, aptitud ni concentración alguna), dio lugar a la tragedia final. Una cesión suya hacia atrás sin molestarse en mirar siquiera, se convirtió en un balón regalado a Brais, este conectó con un tal Sucic (que ya había avisado de sus intenciones en otra acción previa), al menda este le salió el disparo de su vida, y el pobre Oblak vio todo su esfuerzo desarrollado a lo largo del partido marcharse al garete (es un golazo del copón bendito, las cosas como son).

 

En descarga del sinvergüenza del fornicador de la Patagonia, eso sí, tampoco tenía a nadie por delante para pasar el balón, con lo cual, pues si hubiese actuado de dicha forma, hubiese sido también el enésimo esférico entregado al contrario absurdamente. Estas son las cosas que tienen el prescindir por completo de tu centro del campo durante los encuentros que disputas fuera de casa. No son creadores de nada, porque no poseen esa función. No son más que peones absurdamente distribuidos por el campo que se limitan a recular (mal) y defender (peor), pastando miserablemente por el campo, sin más ambición ni pretensión alguna.

 

El gol de la Real fue en el 84, y ojo, no se me vayan a pensar que el Atleti aprovechó estos minutos finales para  volcarse sobre la portería local y demás. Que va. Hay que aguantar el empate, que es un “fantástico” resultado. Digan que sí. Estupendo, diría yo. Lo dicho: esto es sencillamente insoportable.

 

Árbitro: Díaz de Mera.

Yo diría que impecable labor la suya. Cuando de los árbitros no me acuerdo al día siguiente de su nombre, y me tengo que liar a buscarlo por ahí, es la mejor señal posible.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

La línea defensiva, que no me disgustó en absoluto, desde Molina hasta Lenglet, pasando por el Comandante Giménez, Witsel y Galán, pero el premio mayor se lo doy de nuevo a Oblak, porque él de nuevo, nos mantuvo vivos en el encuentro.

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

La ausencia tan grotesca y delirante de nuestro centro del campo. Yo no sé si es por un problema de personalidad en el campo de los jugadores, por indicaciones del entrenador, o por lo que sea, pero de esta forma, téngalo todo el mundo bien clarito, no se puede aspirar absolutamente a nada ni siquiera medio decente. Sin construcción de juego, ya te puedes gastar mil millones de euros en delanteros, no va a brillar ni Dios. Y ya está. Y si el Cholo no lo ve, no se qué cojones hacen el medio millón de colaboradores que supuestamente le asesoran. Me resulta tan irritable como inexplicable el tema.

 

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (- 7 GRADOS).

Y bajar, y bajar, y bajar, y volver a bajar. Dos nuevos grados a la vista. Y pocos grados negativos me parecen, visto el esperpéntico espectáculo que anda ofreciendo la muchachada en sus entrañables visitas a esos campos de Dios.

 

Así que, ahora llega un maravilloso parón por la Selección. Una auténtica bendición, si lo próximo que nos tocase fuese otro desplazamiento fuera de casa, desde luego. Hala, me piro a reflexionar sobre lo Divino y lo humano para realizar el Camino Lebaniego con los Herman@s, en busca del centro del campo perdido … “Poco a poco, me enamoré de ti, poco a poco, Atleti de Madrid”…



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