De todos es sabido que el
Director General del blog está muy liado, o eso nos cuenta, entre semana. De
tal manera, servidor, crítico máximo a la par que máximo admirador, va a coger
la pluma, tristemente abandonada en el tintero, para intentar escribir una
crónica medio decente. Como digo siempre, dediquen el tiempo a cosas más interesantes.
Si continúan leyendo es su problema; no digan que no se lo advertí. A ello.
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Gracias a un tal Diego Pablo
Simeone el Atlético de Madrid se presenta a veinticinco de febrero del presente
vivo en las cuatro* competiciones en disputa. Los próximos veinte días nos van
a decir dónde estaremos exactamente. No se habrá ganado nada, pero es probable
que algo se pierda por el camino (o no). Lo único seguro es que cada partido de
estos seis se va a disputar a muerte. Luego Dios proveerá.
Servidor, como muchos de ustedes
saben, es partidario de tirar alguna competición; a poder ser, la
maldita Champion$ maldita. Pienso que no tenemos plantilla para pelear hasta el
final por los cuatro* títulos y que estar a todo puede hacer quedar sin nada
prematuramente. Iremos viendo, pero me da que Simeone no piensa lo mismo que
yo. Y, como dice/decimos siempre, partido a partido.
Y el partido que tocaba anoche era,
ni más ni menos, una semifinal de la Copa del rey. A dos partidos de una final
de Copa. A dos partidos de disfrutar del mejor día de la temporada. Partido gordo.
A muerte, pues.
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Desde el final de Mestalla, los
estómagos atléticos se encogieron (y me temo que no recuperarán su estado, pase
lo que pase, hasta la medianoche del dieciséis de marzo) pensando en la ida a
disputar contra el bar$a. Todos recordábamos la sufridísima victoria liguera en
el Olímpico de Montjuïc y la mayoría preveíamos una noche toledana, en la que
habría que sufrir lo indecible para salir, cuando menos, vivos.
Por supuesto, hay que intentar
respetar las costumbres, manías, supersticiones, …, que en eso los Atléticos
somos campeones del mundo. Una grande es dónde ver el partido. Si no se puede
viajar, hay que analizar diferentes variables para luego acudir al lugar
indicado/bendecido. Ayer tocaba un modesto bar de Marqués de Vadillo en el que
se ha seguido toda la Copa (salvo el desplazamiento a Málaga). Allí nos
plantamos tres Sufridos Seguidores (se os quiere mucho y bien) alentados desde
la barra por Antonio.
Tras la primera ronda de tercios
y los primeros cigarrillos dio comienzo el partido. Lo que pasó en los primeros
diez minutos es lo que ninguno hubiéramos imaginado que iba a pasar.
Una primera ocasión de Julián
Álvarez, provocó el primer córner (mal día ayer para las defensas en este lance).
Sacado en corto a Griezmann, la pone en el área, Lenglet prolonga y Julián
aparece solo en el segundo palo para marcar el primer tanto.
Una pérdida del bar$a en la
salida de balón, muy bien ahí el Atleti en estos minutos, supuso una internada
de Julián por izquierda que, rodeado de culé$, pone a Antoine un balón cruzado
espectacular para que defina con maestría el segundo. 0-2, ¡ojo!
Lejos de venirse abajo, olé (va
con sorna, perdón) por el bar$a, empieza a jugar al fútbol. Tras una ocasión
muy clara de Ferrán que salvó Musso, viene la jugada que, creo, ocasionó el
hundimiento del Atleti: la tarjeta amarilla rigurosísima a Galán. Desde ese
momento nos acorralaron, no pudiendo respirar hasta más de una hora después.
Hasta ese momento nuestra banda izquierda fue una autopista que los locales
aprovecharon con un Yamal imparable. Así llegaría el 1-2 de Pedri.
Un córner mal defendido (como en
Leganés, apuntaba el Director General) puso el empate en el marcador. El bar$a
percutía y percutía y nosotros sin poder salir. Ferrán mientras falló otra
ocasión increíble. Y terminando el primer tiempo viene otro córner, peor
defendido que el primero, que remata solo el otro central culé. Como les decía,
tres saques de esquina ocasionaron tres goles. Por nuestra parte, muy mal.
El descanso llegó como agua de
mayo, la verdad. En la reanudación parecía que controlábamos un poco más el
juego. Ahí tuvo Griezmann el empate, pero no pegó bien y se marró una ocasión
muy clara. Los locales insistían, pero sin crear excesivo peligro. Reinildo,
Lino y Nahuel salieron por Galán, Giuliano y Gallagher. Con Llorente por
delante empezamos a vislumbrar el empate. Correa (espectacular nuestro Ángel) y
Sørloth acabaron con cualquier atisbo de centro del
campo. Simeone decidió entrar al intercambio de golpes (puso en juego algo
parecido a un 4-1-5) cuando el juego, que no el marcador, estaba en tablas. Y
Alexander lo consiguió, tras ruptura de Llorente, pero el tanto fue anulado por
claro fuera de juego.
No estaba mal el Atleti, Correa
marró una oportunidad clara, cuando el bar$a hizo el cuarto. Otra vez el Yamal
ese hizo lo que quiso por nuestra izquierda. Con 4-2, partido y, quizá,
eliminatoria estaban casi perdidos. Entonces fue cuando empezaron los olés
desde la grada. Absolutamente humillantes. Pero ¡ay, amigo! Correa se disfrazó
de Paco y le puso un balón a Llorente, que vino con las rebajas. Su trallazo,
afortunadamente, no dio al portero, pues hubiera ido directo a urgencias.
Se jugarían diez minutos más en
los que el Atlético se vio capaz de empatar. El bar$a dejó de presionar y
nuestros jugadores buscaron con ahínco las espaldas laterales. Correa tuvo el
empate, pero el balón se le quedó algo atrás y no pudo enganchar bien. Lenglet
encontró esa espalda comentada y Lino dio el gol mascado a Sørloth. Casi el
mismo gol que en liga, por la otra banda.
Y así, con 4-4, se llegó al final
del partido. Un resultado que lo deja todo abierto para la vuelta, pero esta
vez en un Metropolitano que, como en las grandes ocasiones, también se
disfrazará. De ESTADIO VICENTE CALDERÓN.
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Con permiso de la Autoridad, quiero
dedicar esta crónica a Miguel Saca, que lleva un tiempo en la UCI.
Ánimo, Camarada. Un día menos para salir.
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¡PRIETAS LAS
FILAS!
FORZA ATLETI
SIEMPRE
*Espero que no haga falta explicárselo a nadie.
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