Valiente Getafe.
Menudo partidazo se marcaron ayer
los azulones. No cambiaron su registro desde el minuto 1 hasta el 90 (bueno,
hasta que el malnacido del árbitro quiso). Presión agobiante, línea defensiva
muy adelantada, dominaron machaconamente, y probablemente, el único momento de
debilidad en su juego fue cuando curiosamente se quedaron con superioridad
numérica hasta el final de la primera parte, producto de lo cual conseguimos
nuestro primer tanto. Fueron un continúo y constante martillo pilón golpeando
sin cesar sobre nuestra portería, con especial mención a Greenwood, una
pesadilla constante. Ya había oído hablar de él, pero ayer lo sufrimos en
nuestras propias carnes. Velocidad endiablada, descaro, dinamita pura en sus
latigazos que suelta. Es todo un diamante por pulir, cierto es (menos mal que
lo de dar el último pase, de momento, no es lo suyo .. menos mal), pero en
manos del Papi Bordalás (¿Quién coño dice que este menda es defensivo, por Dios
Santo?) tiene un futuro demoledor si sigue bajo su tutelaje.
Cuando se pusieron 3-1 por detrás
en el marcador, ya en la segunda parte, cualquier otro equipo se hubiese,
probablemente, dejado llevar a su suerte, pero ellos no variaron ni un ápice su
intención de juego. No sé si siempre jugarán así o que (frase favorita de mi
hermano cuando un rival nos mete un buen meneo), pero, desde luego, me pareció
el mejor equipo que ha pasado por el Metropolitano, en bastante tiempo. Un diez
para ellos, pues.
Valiente Atleti.
Porque tiene mucho mérito, frente
a un rival que nos desgastó tanto como ayer nos hizo currar el Geta, jugando
casi 70 minutos nada más y nada menos que en inferioridad numérica, estando
metidos en CHL como primeros de Grupo y demás (con el desgaste que llevamos ya
encima), haber tenido los santos cojones de, ya estando así, adelantarnos en el
marcador, reaccionando con coraje y corazón, a dicha situación (una injusticia
como otra cualquiera, aunque de eso hablaremos más adelante), voltear el tema
al borde del descanso, con el tanto de Diosito tras asistencia de Roro,
volvernos a levantar, a pesar del empate visitante obra de cualquiera de esos
cervatillos del orto con que les gusta castigarnos los periolistos en cualquier
momento de nuestra existencia y bajo cualquier circunstancia, voltear la
situación de nuevo gracias a la buena acción individual de Llorente e impecable
remate posterior de Don Álvaro (clink, clink, caja para el menda lerenda, su
cambio, gracias), y aún poner más tierra de por medio, con otro nuevo tanto de
Grizzi, esta vez de penalti.
Es frustrante, cierto, que en el
minuto 86 vayas ganado 3-1 y te empaten al final el partido. Correcto. A mi el
plan este que utiliza el Cholo de encular al equipo dentro del área y no
moverlo de ahí, no me hace ninguna gracia. Pero es que nunca me la ha hecho, ni
nunca me la hará. Muchas veces nos suena la flauta y sacamos el tema adelante.
Pero ayer era demasié para el body, y no, no tocó (y yo diría que hasta gracias
y todo, que doy por bueno el punto, tras lo visto, no deja de ser un punto que
suma, y no, no he bebido hoy todavía).
Y hubo muchos defectos tácticos
en el equipo (no entendí qué coño pinta Lino de media punta, cuando Riquelme ha
jugado toda su vida ahí, por ejemplo). Tampoco entendí el coladero constante y
continuo que padecimos en nuestro flanco izquierdo (y no me reprochen nada a
Hermoso ayer, por favor, hizo un partido descomunal, se multiplicó por todas
partes, realizó cortes inverosímiles, asumió riesgos brutales en despejes más
que comprometidos que se podían haber convertido en la humillación de gol en
propia meta, miren que voy a sentir su marcha, carallo). Pero bueno, al menos,
los nuestros, como ya os he indicado, dignificaron nuestro Escudo con los valores
mínimos e imprescindibles que debe de tener cualquier tipo que porte la
rojiblanca. El Cholo, por su parte, también corrigió algún que otro desajuste
propio. Y a mi, con todo eso, ya me vale.
Valiente Partidazo.
A quién más, quién menos, se nos
llena siempre la boca comparando la Premier con la Liga (y conste, yo soy el
líder de esa campaña, se siente), pero, sinceramente, lo de ayer me pareció que
no tuvo absolutamente nada que envidiar a dicha competición: goles a go-gó,
emoción, espectáculo, dos equipos explotando al máximo sus virtudes, fantástico
ambiente ... No creo que a nadie que le guste este deporte, sea del equipo que
sea, se aburriese ni un ápice de lo contempló en el Metropolitano. Y también
brindo por esto, qué carajo, porque, cuando unos superen el mal trago de la
fantástica ocasión perdida, por un lado, y otros encajemos mejor el disgusto de
que nos empataran un encuentro que teníamos dominado con ventaja de dos goles
faltando 4 minutos, por otro, antes nos daremos cuenta de lo que disfrutamos
ayer en realidad, que no fue otra que esta: un partidazo de fútbol, así … PARTIDAZO.
Valiente Afición.
Y sin matracas, por si las dudas.
Hay que tener mucha ilusión, derrochar sentimiento por los cuatro costados,
desafiando horarios, atascos, incomodidades en forma de deleznables transportes
públicos que cuando indican que se refuerzan no sé a muy bien se refieren en
realidad (lo único que sale reforzado es el caos que me monta allí),
temperatura atmosférica y demás cosas que se me puedan ocurrir, y que ya me
callo, para ir en dichas condiciones para ir a ver el partido de ayer. Así es
que no debo ni puedo más que aplaudir a todos los presentes, darles las gracias
por la fantástica animación (que fue buena, pero de verdad, por cierto), y que
sigan así, porque ellos, y solo ellos, son los que mantienen, han mantenido y
mantendrán, siempre la pasión prohibida de este Club en lo más alto que nos
podamos imaginar. Y sin ellos, el resto, sencillamente, no somos nada. Meros
comparsas, a lo sumo.
Valiente HDP.
Lo del Munuera ayer no tiene
nombre (o sí, qué ya está bien de callarse uno todo). Fue una persecución
implacable, con un solo objetivo final: nuestra masacre. Desde la primera
amarilla a Savic, por una acción que no fue ni falta (en la segunda, nada que
objetar, salvo la capacidad mental y física de nuestro propio jugador, pero ese
es otro asunto), hasta permitir todo tipo de acciones violentas visitantes ante
su mirada contemplativa, como el que anda en un mirador de un puerto, viendo
las olas del mar, como por ejemplo poco antes de la segunda amarilla al
montenegrino, no haber expulsado a Jaime Mata (valiente garrulo, ya puestos a
opinar y llamar las “cosas” por su nombre también) en un salvaje pisotón que
hizo sobre De Paul, el cual se quedó revolviéndose en el suelo, y el trencilla,
es que ni mostró preocupación alguna siquiera por su estado de salud. Ver, oír,
mugir y pastar.
Para colmo de males, estuvo
fielmente escoltado por un linier obsesivo-compulsivo, que levantaba el banderín
de forma irritante ante cualquier intento de avance nuestro durante todo lo que
duró el partido, duración la cual, por cierto, a su vez, se encargó el
malnacido del colegiado de alargar hasta el infinito y más allá. Imagino que al
final, cuando llevaba ya casi de alargue de 14 minutos, viendo que el Atleti
empezaba a rondar de medio el medio campo de los getafenses, de nuevo, debió de
pensar algo así como “Bah. Ya les he jodido bastante, lo corto ya, no sea
que estos al final me la líen de nuevo” … Y así, cuando al señor ya
contempló 10 cadáveres rojiblancos a su espalda, extenuados de todo el trabajo
realizado, se fue tan orgulloso y campante con esa malévola sonrisa que solo le
queda a la gentuza cuando ha cumplido su misión de haber extorsionado, robado y
desquiciado todo lo que ha podido así que, enhorabuena, Campeón. No te tienes
que morir nunca: TE TENEMOS QUE MATAR.
Valiente Griezman vs. Valiente
Don Luis Aragonés.
Antes de acostarme, leí a mi Hermano
Don Rubio decir en el estado de su móvil algo así como … “Nadie escribió la historia con números”. Me
impactó la frase, lo reconozco, y, aunque entiendo por dónde va, no deja de
tener razón en la misma. Admiro a Griezmann profundamente. Me parece el jugador
más completo que hay ahora mismo sobre un terreno de juego en el mundo entero,
y le agradezco los huevos e ilusión que le ha echado por hacer historia aquí,
con nosotros. Y que ande tranquilo, ya lo ha conseguido, y volteando una
situación solo para elegidos, que los Atléticos no somos fáciles de
reconquistar (y el Señor Don Rubén es el mejor ejemplo de lo que digo, y
conozco a un buen puñado más, añado).
Dicho esto, quién se piense que
por superar a Don Luis Aragonés en sus goles (que lo va a lograr, y, ojalá, con
creces), va a desplazar, igualar o siquiera rozar el pódium dentro de nuestro
corazón que ocupa el Sabio de Hortaleza, o la importancia que tiene dentro del
status y de los valores que nos inculcó Luis en nuestra Historia, o bien no se
ha enterado de nada, o sigue sin enterarse, o, directamente, no es del Club
Atlético de Madrid. Porque Luis Aragonés es precisamente eso … Atleti, en su
más puro estado. En todo, por todo y por encima de todo. Y eso, evidentemente,
es sencillamente tan incontestable, como inabordable, probablemente,
absolutamente por nadie. O, al menos, por nadie mientras yo viva.
EL CRACK DEL PARTIDO:
Mis tres cachorros favoritos:
Izan, Adrián y Rubén. Todo lo que he escrito en el apartado de la crónica “Valiente Afición”, va enteramente por ellos (del
papuchi ya hablaremos otro día, que me tiene “contento” con la obsesión que le
ha dado ahora con mi año de nacimiento y lo que ello conlleva sobre mi persona,
Diosss). Y hasta con dos de ellos he tenido ya la inmensa suerte de haber
realizado un desplazamiento y todo. No lo intenten superar, siquiera igualar
tampoco.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
No sé de que estoy más harto, de
las expulsiones de Savic o de las lesiones de Giménez. Lo único que, entiendo
que lo del segundo, el pibe, por más que lo intente, no lo puede evitar. Sin
embargo, lo del primero, sí que se puede hacer … O igual no. Depende del estado
en que ande su única neurona. Eso sí, luego se hace una foto en plan malote con
cualquiera de la plantilla, y a todos se nos hace el culo Pepsi-cola con ello.
Ciertamente, tampoco nos libramos de ser, en determinadas circunstancias, una
afición de pandereta como otra cualquiera.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (15 GRADOS).
Tras mi incalificable cabreo el
día del Athletic (empezando por el tema de la equipación con la que salimos al
terreno de juego en fecha tan señalada, y acabando por el esquizofrénico
espectáculo realizado), bajo 3 grados por la derrota, y dos grados más por el
bochorno añadido. ¿Lo de ayer? Ni frío ni caliente, entiéndame la gente. Lo
dejo estar. Tengo argumentos tanto para subir como para hundirles en la
miseria, y eso a mi gente no se lo hago, así que lo dicho.
Que no
se olvide, qué diablos. Otro buen gol de Don Álvaro.
“NO PASA NADA, RORO” …