ATLETI 1 - REAL MADRID 2. ¿PRUEBA SUPERADA?

Yo ya empiezo a estar un poco harto, la verdad. Porque, últimamente, cada encuentro que disputamos y con las decisiones que toman determinados organismos sobre nosotros parecen destinadas a que sea como una prueba a superar, como un nuevo reto para que demostremos la fidelidad por nuestros colores. Sencillamente, el de ahí arriba se está pasando últimamente. Lo del sábado fue terriblemente doloroso. Es de esos partidos que le dejan a uno vacío, como sin alma. Nadie se puede explicar nada.

Sinceramente, yo empiezo a estar exasperado de que encajemos un gol en los primeros instantes. El otro día fue a los 40 segundos, te cagas. Este equipo tiene unos jugadores terriblemente mimados, que por más que se les diga hacen caso omiso. Les da igual. Y como aquí lo que único que sabemos es berrear el “ATLEEETI, ATLEEEETI” así nos luce el pelo.

La primera parte fue sencillamente esperpéntica por parte nuestra. Menos mal que, por una vez y sin que sirva de precedente, el árbitro nos echó una mano, y compensó con tarjeta roja a Van Nistelrooy (una entrada dura pero de amarilla, aunque el holandés debería de tener más cuidado con ese tipo de jugadas, ya que no es la primera que hace) la estúpida expulsión del imbécil de Perea. A partir de ahí, se equilibró algo el encuentro.

En el segundo tiempo la cosa mejoró. No mucho, pero mejoró. El dominio fue total nuestro, con un recital de Banega incluido. Y con Simao, que volvió loco loquito loco a Sergio Gramos. Y yo me preguntó ¿Qué coño hacía el portugués en el banquillo? Yo también me respondo. Nada. Absolutamente nada. Otro nuevo homenaje al sin sentido. El Kun pudo batir a Casillas, el Atleti se la jugó en los cambios, y Leo se encargó de tapar todas las peligrosas contras vikingas. Hasta que por fin parecía que nos iba a sonreír la suerte. En el minuto 90 de partido, Simao lanza una falta sencillamente espectacular que bate sin remisión a un alucinado Casillas. El Calderón fue una locura, y, al menos, significaba el mal menor.

Pero hay cosas que nunca cambian. Cualquier otro equipo, se hubiese aprovechado de los minutos que quedaban para, con el apoyo de un estado complemente volcado, irse a por la victoria hasta dejarse el último aliento de su vida. Cualquier otro equipo, sí, el Atleti, no. El Atleti es un equipo sin ninguna ambición de nada. Se deja abandonar a su suerte. Y el Madrid en eso está a años luz nuestro. Ellos sí que no querían el empate ni de coña, y, lo que son las cosas, nos terminaron encerrando en esos minutos de descuento, hasta que Heitinga realizó una acción impropia de un jugador al que se le presupone algo de categoría y regaló el penalti que el gilipollas integral del Higuaín transformó en el tanto visitante. La victoria es justa, yo no tengo nada que reprochar a nadie externo. Porque ya va siendo hora de que empecemos a mirarnos un poquito a nosotros mismos y a dejarse de excusas de mala suerte, pupas y demás. Esta plantilla no tiene sentido de la responsabilidad. Aguirre parece ser que no termina de dar con la clave para que psicológicamente se crean alguien. Eso de querer es poder. Y si no se tiene la mente puesta en donde hay que tenerla, se deja uno llevar a la deriva, a ver qué pasa. Y ya van 3 derrotas consecutivas. Malo, malo.

Hoy por hoy, es jodido, muy jodido, ser del Atleti. Y el tren de la liga se nos está yendo a toda velocidad. Lo malo es que queda mucha temporada, y si ya empezamos a descartar objetivos, mal camino llevamos. Muy mal camino.

EL CRACK DEL PARTIDO: Ever Banega, Simao Maravillao y Leo Franco que estás en los cielos, por parte nuestra. El argentino es un valor en alza y el pasado sábado dio un recital de jugar al fútbol con sentido, con trabajo y con inteligencia. El segundo nadie en este mundo, absolutamente nadie, se explica su suplencia. Sí, ya sé. Cosas de Aguirre. Estoy hasta las pelotas de sus cosas, Sr. Aguirre. Y Leo nos salvó hasta 4-5 goles claros. Por parte vikinga, Pepe, que fue un aunténtico mariscal infranqueable. Su partido fue para enmarcar.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Pues hay unos cuantos. Forlán estuvo de pena, lo del tonto del Perea es para que este un mes enterito sin jugar, que ya va siendo hora de que en este Club haya algo de mano dura. El Kun tampoco tuvo su día, tiene menos ideas que yo los lunes por las mañanas. Y la falta de ambición de todos, eso es lo más grave. Ese ridículo conformismo que los tiene poseídos a esta peña.

ÁRBITRO: Clos. No he visto ninguna imagen de televisión, porque con la depre que llevo encima, no me apetece ni un pijo hacerlo, pero para mi estuvo fatal. Anula hasta 3 goles al Madrid que al menos en el campo, me parecieron legales. La expulsión de Van Nistelrooy es de risa, y tampoco entendí muy bien la barbaridad de tiempo que descontó. ¿Cuántos minutos fueron? ¿Ocho?

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (0º)

Sigo sin bajarlo. Para qué. Esta peña se enfrenta contra un equipo de jubilados en gayumbos, y como los lleven blancos, palman fijo. Son incapaces de concedernos esa alegría. Y, francamente, esto ya huele.

Y el miércoles, el Liverpool. Que Dios nos pille confesados. Sinceramente, la moral anda por los suelos. La mía, y la de muchísimos Atléticos, al menos. Está claro que este equipo, en los partidos en los que se juega la vida, no da la talla. Tienen una falta de personalidad alarmante. Y la cosa pintan bastos. Llevamos tres derrotas consecutivas. Una, frente al equipo más despreciable de la tierra, que será rival directo nuestro. Otra, humillante y sonrojante donde las haya. Y esta última, puede que la más acostumbrada a padecerla, pero no por ello menos dolorosa. ¿Cuántas pruebas tenemos que seguir pasando para demostrar nuestra fidelidad? Porque más de uno se va a quedar en el camino.

PD.- Esta triste crónica se la dedico a Carlitos de Pinto. Por cierto, chavalote, que me dijo el pasado viernes tu padre que va a cambiar la salchichería por una pescadería. Ya sabes, cosas de la crisis y demás. Pero tu no te preocupes, que ya te enseñaré yo a arreglar el pescadito, mamón :-)