Málaga 2 – Atleti 3. Viaje a Málaga.
Nueve de la noche del sábado. Parte desde la puerta 6 del Calderón hacia Málaga un autobús lleno de Ultras con ganas de marcha y de animar al Atleti, entre los cuales yo me encuentro. De primeras, muy poca basca. Está claro que la situación del equipo anima poco a ir ni siquiera al Calderón (en condiciones normales, y tratándose del viaje que se trataba, y encima puente, no menos de 5-6 autobuses se hubiesen completado). ¿El precio del viaje? Ni un duro. Con la entrada a 5.500 pelas, está más que de sobra pagado todo. Menos mal que La Rosaleda es uno de los campos en los que se ve el fútbol de puta madre. Yo nunca había estado, y me moló el campo. Eso sí, tiene aluminosis hasta el presidente, pero el campo, lo que se de dice molar, mola.
En el viaje poco pudimos robar. Las 2-3 paradas que hicimos yo creo que estaban previstas, ya que había más peña vigilando que peña con intención de comprar algo (vamos, con intención de comprar no íbamos ni Dios, con intención de pillar, es otra cosa, mariposa).
Amenizando el viaje, el pedo del personal, y los goles que les metían los maños a los vikis. Hubo un momento en que pensamos que el pibe que llevaba la radio nos estaba vacilando. Pero no. 1-5, sin comentarios. Teníais que ver a la peña bailando jotas en el autobús.
A eso de las 4 de la mañana llegamos a Málaga, en donde vimos a muchos más ultras del Atleti pululando por ahí. Ahí estaba el tema de que no se hubiesen llenado más autobuses. Un mazo de peña fue por su cuenta. Así, nos dimos unos rulos hasta que acabamos la marchuqui de Málaga. Después, nos piramos a la playa, en donde vimos amanecer (¡qué romantico, aunque molo!) y, a eso de las 10 de la mañana, decidimos continuar la marcha.
Nos vimos putas para encontrar bares abiertos (allí, hasta las 13 h., no encuentras un bar abierto ni de cachondeo). Mientras tanto, jartá de gitanazos (pero gitanazos, gitanazos) y jartá de yonquis se nos cruzaron por el camino. Total, que papeamos por allí, y a eso de las 16 h. Nos metimos ya para el campo, sin ninguna bronca digna de consideración.
Una vez en el campo, se juntaron mucha más peña del Atleti, hasta ser aproximadamente unos 500-600 tíos. Una vez más, dimos un recital de cómo se anima a un equipo, dejando la Rosaleda en más de una ocasión totalmente enmudecida.
Y comenzó el partido. A los 5 minutos, el gran Jimmy tiró magistralmente una falta desde Holanda, poco más o menos, y la metió por la misma escuadra defendida por Contreras. ¡Vaya golazo! El Atleti, en líneas generales, hizo un buen primer tiempo. Valerón dirigió al equipo magistralmente (aunque a Pepín no le gustara su partido, a mi sí que me hizo bastante). Sin embargo, Edgar era una pesadilla constante para la meta de Molina. Y así, Luque, a los 20 minutos, empataba el partido, en claro fuera de juego, por cierto.
Pero, afortunadamente, los míos no se descompusieron, siguieron llevando el peso del partido, y, a falta de 4 minutos para el final del primer periodo, Gustavo puso un centro de la hostia en la cabeza de Jimmy, que, cómo no, el gran Hasselbaink remachó como un auténtico killer. Decididamente, cada día que pasa, más me gusta el Jimmy. Con el 1-2 se llegó al descanso.
Después comenzó el segundo periodo, y, en una contra llevada, cómo no, por Jimmy de nuevo, realiza un centro al primer palo, a Contreras se le escapa el balón, y José Mari, sin querer, introduce el mismo tras dar en el poste. 1-3, y delirio colchonero.
Tras este tanto, el Málaga, que no hizo un mal partido ni mucho menos (de hecho, a mí me gustó bastante, yo no creo como Pepín que vayan a pasar apuros) se hizo dueño del mismo y, con un juego por las bandas, con rapidez y profundidad, nos las hizo pasar putas, máxime cuando, a falta de 20 minutos para el final, Luque, de nuevo (vaya pedazo de jugadorazo) puso el 2-3 en el marcador. De aquí hasta el final, el partido fue un auténtico martirio para los míos. Solari pudo haber sentenciado el encuentro, pero no lo hizo, y no nos empataron de puto milagro. Pero al final, llegó el pitido final, y empezó el “cachondeo” con la afición malacitana, empeñada en que saliésemos todos del campo con la cabeza abierta. Hubo momentos de mucha tensión, ya que nosotros, obviamente, no nos íbamos a quedar parados ante tal avalancha de botellitas. Lo más curioso es la actitud de los maderos. Se ponen a nuestro lado a pedir documentación a diestro y siniestro, mientras, en la grada malagueña, ni un triste madero echaba a esa panda de indeseables, que no supieron ni ganar, ni mucho menos perder. Tras una hora haciendo el gilipollas, y riéndonos de los Frentes Chanquetes y Bokerón, respectivamente (sois patéticos, tíos), abandonamos ese campo con dirección hasta el foro. Llegamos a Madrid a eso de las 5 de la mañana, y, obviamente, nos fuimos a sobar porque estábamos realmente cansados.
Sigo diciendo y lo mantengo, lo mejor del fútbol son los desplazamientos (máxime si ganas). Merece la pena todo. No entiendo como hay peña que todavía se resiste a hacer el hooligang por ahí. Ellos se lo pierden...
Por otro lado, del resto de la jornada no os voy a comentar gran cosa, ya que, evidentemente, no pude ver ningún resumen (y mira que me hubiese gustado ver alguno, je je).
La crónica de los vikis (*) la ha hecho mi amigo Alberto (y se ha salido, por cierto).
Del derbi vasco, decir que no sé cómo pudo anular el tanto final del Athletic (eso en mi tierra es un robo, y lo siento por la Erreala, que me hubiese gustado que ganase el derbi).
Del Betis, me gustaría que algún verdiblanco me explicase cómo hostias se puede perder un partido que vas ganado por 2-0 a falta de 22 minutos, y, encima, recibiendo 5 chicharros.
Del Numancia, vengo diciendo en todas las crónicas que no es tan mal equipo como la peña se cree (¿verdad, Celtarras?).
Del Depor, que está en el camino de luchar hasta el final por el título liguero.
Del Sevilla, que eso no lo levanta ni San Pedro.
Y, en definitiva, que vayáis en general toda la peña a seguir más a vuestro equipo fuera de casa. Es lo mejor del fútbol.
Un saludo.
Tomi. Frente Atlético
UN MITO, UNA FE: JAMÁS ABANDONAREMOS
(*) NO FUE 1-5. Fue 5-1.
Yo me quedé asombrado con la afición madridista. Era la primera vez que pisaba el Bernabéu, me metieron en un garito que sí, que muy bonito, mucho canapé y guapa azafata, pero con un cristal delante. Yo veía a los Ligallo por ahí arriba colgados y, después del 0-1, no aguanté más. Enganché y me salí a la grada, a vivir el ambiente y a pasar un pelín de frío.
Voy a dejar el partido aparte, no hay que ser cruel. Una de las cosas que más voy a recordar es lo quemada que está la afición madrdista. He pisado muchos campos por ahí pero en ninguno he visto una afición tan fría con su equipo, ni tan crítica. Con el 0-3 se iban muchos. Yo no lo entendía. Es posible que los maños estemos más acostumbrados a sufrir reveses pero, yo por lo menos, jamás me he ido de La Romareda antes de acabar un partido (excepto el día de Rafa Nomejodas, que me mosqueé un egg).
Casi es mejor que lo hubieran hecho todos, porque los que se quedaron fue para humillar más aún a los jugadores, gritar "olé, olé" con el baile zaragocista y aplaudirnos. En serio, yo alucinaba pero no por el resultado que era incluso corto, sino porque yo esperaba que, en un estadio tan enorme, la presión al contrario tenía que ser bestial. En fin, muchas cosas tienen que cambiar en la Concha Espina, incluída la mentalidad de la afición. Y lo dicho, fue 5-1: jugábamos en casa.
Animo y saludos sinceros.